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Censura en las appstores

Algunos países iniciaron una ofensiva contra las tiendas de aplicaciones para limitar la difusión de información
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11 de febrero de 2017 a las 05:00
Farhad Manjoo
New York Times News Service

Hay una nueva forma de censura digital que podría ser el principio de algo devastador. Hace poco, el gobierno chino obligó a Apple a eliminar las aplicaciones del New York Times de su versión china de la App Store. Después, el gobierno ruso hizo que Apple y Google retiraran de su tienda la aplicación de LinkedIn, luego de que ésta se negara a reubicar sus datos sobre ciudadanos rusos en servidores de ese país. Finalmente, un regulador chino pidió a las tiendas de aplicaciones que operan en el país que se registren con el gobierno, una movida que podría ser precursora de mayores restricciones.

China ha estado restringiendo internet desde siempre, y Rusia no es ningún bastión de la libertad de expresión. Entonces, ¿qué vuelve tan peligroso el bloqueo de aplicaciones? Es una forma de censura más eficaz.

Bloquear páginas de internet requiere una infraestructura de herramientas técnicas y los usuarios emprendedores a menudo pueden encontrar la forma de evadirlo. Sin embargo, si una aplicación no figura en la tienda de apps de un país, efectivamente no existe. La censura es casi total e ineludible.

Información centralizada

Pero la prohibición de aplicaciones subraya una falla más profunda: la centralización de la información.
"Creo que el tema de la censura de las tiendas de aplicaciones es una capa más de hielo en la superficie de un iceberg", dice Eben Moglen, profesor de la Escuela de Leyes de Columbia y líder en el movimiento de activistas a favor del software libre que desde hace mucho ha estado advirtiendo sobre los peligros del software comercial administrado centralmente.

Durante más de una década, los usuarios de equipos digitales hemos defendido activamente una infraestructura de internet que ahora parece singularmente vulnerable a las sanciones de déspotas y demás personajes que buscan controlar la información.

Editoriales como The New York Times están invirtiendo en aplicaciones y contenido publicado en redes sociales en lugar de la comparativamente abierta red informática mundial. Algunos emprendimientos ahora dependen exclusivamente de aplicaciones; Snapchat, por ejemplo, solo existe como aplicación móvil.

Comparadas con formas más viejas de distribución de software, las aplicaciones descargadas desde tiendas de aplicaciones son más convenientes para los usuarios y a menudo más seguras contra "malware", y pueden ser más rentables para sus creadores.

En la mayoría de los países, las tiendas de aplicaciones de Apple y Google son el único lugar donde se puede encontrar aplicaciones que ejecuten sus respectivos sistemas operativos (hay más opciones para tiendas de aplicaciones Android en China, donde Google no ofrece su tienda).

Imperios en internet

Casi todo el valor económico de internet está conectado a dos lugares: el área de la Bahía de San Francisco y Seattle, lugares de residencia de Apple, Amazon, Google y Facebook, las cuatro compañías dueñas de las plataformas centrales de información de internet. Conforme estas compañías empezaron a formar imperios de internet cada vez más grandes, evolucionaron para convertirse en puntos de estrangulación convenientes.

Como todas las compañías, las empresas de internet deben ofrecer algún nivel de deferencia hacia los gobiernos. Obedecen las leyes locales y nacionales, las órdenes de las cortes y de las autoridades de seguridad nacional, y ceden ante otros medios de coerción menos transparentes.

Pueden luchar contra gobiernos (como lo hizo Apple el año pasado cuando se enfrentó al FBI por el desbloqueo del iPhone de un terrorista), pero a menudo deben elegir sus batallas y equilibrar sus intereses. Apple obtiene de China una fracción significativa de sus ganancias. ¿Realmente puede arriesgar todos esos miles de millones de dólares para proteger un puñado de aplicaciones?
Eva Galperin, directora de seguridad cibernética de la Fundación Frontera Electrónica, una organización activista de derechos digitales, dice que los gigantes de internet no carecían de apalancamiento en esta pelea.

"La otra cara de esto es: ¿China va a bloquear toda la App Store de Apple por una sola aplicación?", cuestiona. Interesantemente, el poder de los gigantes de internet sobre todos los aspectos de la vida en la red opera a su favor al enfrentar gobiernos.

"Cuanto más grande sea una compañía, mayor será el riesgo de que bloquearlas lleve a disturbios en las calles porque se han metido entre la gente y sus fotos de gatos", considera Galperin.

Compartir la culpa

Los usuarios y desarrolladores de aplicaciones que ahora corren el riesgo de ser censurados también tienen cierta responsabilidad. The New York Times, según sostuvo Moglen, pudo haberse quedado con la vieja forma de publicar noticias. La compañía pudo haberse negado a crear una aplicación descargable y en cambio invirtió todos sus recursos de ingeniería en hacer que sus noticias estuvieran disponibles en internet, anónimamente. Pudo haberse negado a hacer un perfil de los usuarios por propósitos de publicidad, o a que sus artículos aparecieran en Facebook, o a monitorear lo que la gente lee para recomendar más artículos y que la gente siga involucrada.

"¿Qué esperaban que pasara?", preguntó Moglen. "China no tuvo que desarrollar un Gran Firewall para hacer esto. Todos le ofrecieron la oportunidad de subirse a su propia falta de respeto por la privacidad e integridad y autonomía de sus lectores y usuarios", afirmó.

Moglen tiene razón en que mucha gente de internet entró a ciegas a la posición no ganadora en la que estamos, donde nuestro único recurso contra la censura pudiera ser la buena voluntad de algunas corporaciones gigantes que controlan gran parte de internet. Debe haber alguna otra forma. Quizá debamos trabajar en encontrarla.

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