Luego del escándalo de Facebook, cuando se hizo público que brindaba datos de usuarios a empresas, ahora es el turno de Google y su
correo electrónico Gmail, un servicio que tiene
1.400 millones de usuarios en todo el mundo.
Cuando llega un mail a la casilla, una máquina de Google filtra los mails spam y los mensajes de phishing, por ejemplo, para evitar que correos no deseados o basura lleguen a la bandeja de entrada. Sin embargo, no solo son chequeados por el sistema, sino que los mensajes enviados y recibidos de forma privada pueden ser leídos por desarrolladores de
aplicaciones de terceros.
Según la BBC, es posible que aquellos que
conectaron aplicaciones con su cuenta hayan dado permiso, involuntariamente, para que lean sus mails. Una vez que la persona vincula la cuenta de correo con una
aplicación externa, se le pide que
otorgue ciertos permisos. En general el permiso incluye "leer, enviar, eliminar y administrar su correo electrónico".
En contraposición, Google dijo que la práctica no estaba en contra de sus políticas. La compañía dio a conocer
este martes en su blog el proceso de revisión por el que deben pasar los desarrolladores de terceros antes de acceder a cuentas de Gmail.
Suzanne Frey –directora de seguridad y privacidad de Google Cloud– explicó que los usuarios tienen las llaves de sus propios datos y son quienes controlan los permisos. Para eso es posible ingresar al
Control de Seguridad y revisar a qué aplicaciones o servicios se les dio permiso –y qué tipo de permiso– de acceso a Gmail.