El verano en la Antártida es sinónimo de trabajo. Este miércoles partió rumbo a este continente un conjunto de científicos, técnicos, civiles y militares a las actividades enmarcadas en la fase III de la llamada “Campaña Antártica”.
Hay al menos cuatro proyectos que se llevarán a cabo en la base científica Artigas. Uno de ellos es el estudio de los efectos del derretimiento del glaciar Collins en el ecosistema marino antártico.
En este punto, el año pasado científicos chilenos recopilaron evidencias del deshielo a causa del aumento de las temperaturas que viene causando el cambio climático. Algunos de los efectos que ya habían manejado, según informó la agencia EFE, es la desalinización de los océanos que rodean el continente helado y que repercutió de manera negativa en la fauna marina.
“Una mayor descarga de agua dulce aumenta la estratificación y turbidez de las aguas marinas costeras de la Antártida, así como el transporte de sedimentos y de materia orgánica desde la tierra al mar”, señala el sitio web del Instituto Antártico Uruguayo (IAU) que repasa parte de la investigación. Científicos de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República profundizarán en este tema.
El segundo proyecto en el que trabajan son sobre los microorganismos promotores del crecimiento vegetal que están presentes en la Antártida. Hay un trabajo de los integrantes del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable y de la Facultad de Agronomía. En la Antártida hay sólo dos especies nativas de plantas vasculares: el pasto antártico (su nombre científico es Deschampsia antarctica) y el clavel antártico (Colobanthus quitensis). Uno de los objetivos es conocer a las bacterias que viven en las raíces de estas plantas.
También viajó personal del Instituto Geográfico Militar cuyo trabajo será realizar relevamientos topográficos para el desarrollo del Sistema de Información geográfica de la Isla Rey Jorge, al sur de la Antártida.
Por último, producirán ácido poliláctico bajo una técnica a partir de microorganismos antárticos. Según el IAU, este material se ha convertido en una de las opciones más estudiadas y prometedoras para sustituir al plástico. Es el único bioplástico producido a escala industrial ya que resulta mucho más barato de producir en comparación con los otros biopolímeros.
También realizarán mejoras en gestión ambiental en la base Artigas y en lo logístico continuarán con tareas de mantenimiento gracias al aporte de funcionarios de OSE, Antel y UTE, que viajaron junto al resto de la delegación.
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