Bienvenido/a a un Pícnic! que se aparta por un ratito del Carnaval, para conversar contigo sobre música, y en particular sobre música clásica, esa que pocos nos han enseñado a amar y que, sin embargo, casi siempre llega a nuestra vida, de una u otra manera, para salvarnos por un rato, para darnos respiro, para meditar aunque nunca hayamos meditado antes, para reconocer la belleza de los sonidos que luego podemos encontrar en cualquier otro ritmo o género musical.
Esta nota es exclusiva para suscriptores.
Accedé ahora y sin límites a toda la información.
¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá