En el Cuerno de África, al menos 23 millones de personas sufrían a fines del año pasado de inseguridad alimentaria grave por la falta de agua.

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El retrato global de la sequía aporta datos sobre una emergencia "sin precedentes"

Buena parte del planeta sufrió sequías más allá de lo normal en los últimos dos años, un desafío extremo para 3.600 millones de personas que tienen un acceso inadecuado al agua
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04 de diciembre de 2023 a las 05:04

Los impactos "masivos" de sequías inducidas por el hombre apenas empiezan a manifestarse y las señales alertan de "una emergencia sin precedentes a escala planetaria", según los datos recopilados por la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) y presentados en un informe publicado en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28).

"Pocos peligros se cobran más vidas, causan más pérdidas económicas y afectan a más sectores de la sociedad que la sequía", subraya el documento titulado "Retrato global de la sequía", texto que recopila información de los dos últimos años y difundido en un acto de la Alianza Internacional para la Resiliencia a la Sequía (AIRS), coalición global lanzada por España y Senegal como plataforma para movilizar capital político, financiero y técnico frente a la sequía.

En la COP28 está previsto que se sumen nuevos miembros a la AIRS, como Australia, Colombia, Italia y la Unión de las Comoras, junto con la Secretaría de la Commonwealth y otras organizaciones internacionales de primer nivel para de esta forma totalizar la adhesión de 30 países y una veintena de instituciones privadas.

“Las sequías son catástrofes silenciosas que a menudo pasan desapercibidas. Muchas veces son desatendidas. Muy frecuentemente, pese a sus consecuencias, no hay respuestas públicas inmediatas”, señala el secretario ejecutivo de la CNULD, Ibrahim Thiaw.

El documento destaca que “buena parte del planeta sufrió sequías más allá de lo normal en los últimos dos años”, un fenómeno que supone un desafío extremo para unas 3.600 millones de personas que tienen un acceso inadecuado al agua al menos un mes al año y cuando se espera que la cifra aumente a más de 5.000 millones en 2050.

"Necesitamos una transformación profunda para hacer frente a sequías cada vez más frecuentes y graves que reducen los niveles de los embalses, hunden el rendimiento agrícola y afectan a la diversidad biológica extendiendo las hambrunas”, advierte Thiaw.

Diseñada específicamente para hispanohablantes, el sitio en internet de la CNULD ofrece un seguimiento de las noticias más importantes y recopila datos relevantes sobre las sequías y los problemas relacionados en ámbitos como la agricultura y los bosques, el agua o las dimensiones sociales de este tipo de crisis; además de abordar posibles acciones para mitigarlas.

Algunos de los datos advierten, por ejemplo, que en algunas zonas de China el aumento de la intensidad de las sequías se incrementará en un 80% para el año 2100, mientras que en otros lugares, como en el Cuerno de África, a finales del año pasado ascendía a 23 millones la cifra de personas en situación de inseguridad alimentaria grave producto de la falta de agua.

Incluso en zonas con un alto nivel de desarrollo, como en Estados Unidos, el 5% de la superficie del país registraba, con datos de la primavera pasada, una sequía entre grave y extrema; mientras que a nivel global, las previsiones apuntan a que 170 millones de personas sufrirán sequías extremas si la temperatura global se sitúa 3°C por encima de los niveles preindustriales.

“De alcanzarse esos niveles, las pérdidas forestales en zonas como la región mediterránea de Europa podrían duplicarse o triplicarse respecto al riesgo actual”, explica Thiaw. Según el informe, hasta un 25% de las emisiones de CO2, que son la principal causa del calentamiento global, podrían compensarse con soluciones basadas en la naturaleza, incluida la restauración del suelo.

“Otras soluciones pasan por unas prácticas agrícolas respetuosas con la naturaleza y una gestión eficiente del agua, lo que incluye inversión en sistemas sostenibles de suministro, medidas de conservación y tecnologías eficientes en el uso del recurso”, añade Thiaw.

Los niños, los más afectados

Por lo pronto, los fenómenos meteorológicos extremos como las sequías, pero también las inundaciones, hicieron que durante el año pasado más de 27 millones de niños pasaran hambre en 12 países que figuran entre los más vulnerables al cambio climático, según la oenegé Save the Children.

La cifra representa un aumento del 135% respecto a 2021, según un análisis de los datos publicados por la organización caritativa británica antes del inicio de la COP28.

De esos 12 países, en Etiopía y Somalia viven cerca de la mitad de los 27 millones de niños que se enfrentan a esos niveles de inseguridad alimentaria, precisa Save the Children. "A medida que los acontecimientos meteorológicos relacionados con el clima se vuelvan cada vez más frecuentes y extremos, asistiremos a consecuencias cada vez más brutales en la vida de los niños", advierte su directora general, Inger Ashing.

La organización pidió que en la COP28 se tomen medidas contra el cambio climático, reconociendo a los niños como "actores claves del cambio", y que se actúe contra otras causas de la inseguridad alimentaria, como la prevención de los conflictos o el refuerzo de los sistemas de salud.

En Somalia, destaca la oenegé, las recientes lluvias torrenciales, acompañadas de importantes inundaciones, sacaron de sus hogares a 650.000 personas, la mitad de ellos niños. En Pakistán, en tanto, más de dos millones de niños siguen mal alimentados tras las inundaciones que afectaron a una tercera parte del territorio en 2022.

A escala planetaria, Save the Children considera que uno de cada tres niños en el mundo, unos 774 millones, vive en la pobreza y al mismo tiempo se encuentran expuestos a fenómenos climáticos extremos. En un informe publicado la semana pasada, Save the Children indicó que en 2023, 17,6 millones de niños habían pasado hambre desde su nacimiento.

"Todos estos fenómenos extremos constituyen una devastación muchas veces silenciosa que perpetúa un ciclo de abandono, llevando a las poblaciones afectadas a soportar la carga de forma aislada, por lo que es un imperativo aumentar la resiliencia a las sequías y a la inundaciones en todo el mundo”, concluye Thiaw.

(Con información de AFP)

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