Gran parte de los nanoplásticos parece provenir de las botellas y los filtros de membrana de ósmosis usados para evitar la entrada de otros contaminantes.

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Detectan elevados niveles de nanoplásticos en el agua embotellada en envases descartables

Científicos de la Universidad de Columbia hallaron en un litro un promedio de 240.000 de estas micropartículas capaces de atravesar el aparato digestivo y depositarse en los órganos
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10 de enero de 2024 a las 05:01

La prometida pureza del agua embotellada no parece ser tal. Un grupo de científicos de la Universidad de Columbia analizaron tres marcas líderes de Estados Unidos y detectaron que un litro contiene casi un cuarto de millón de piezas invisibles de nanoplásticos, lo que equivale a entre 10 y 100 veces más que las estimaciones anteriores y plantea posibles preocupaciones para la salud.

Utilizando un microscopio que trabaja en base a láseres duales, una técnica de reciente invención, los científicos encontraron que los niveles de partículas oscilaban entre 110.000 y 400.000 por litro, con un promedio de alrededor de 240.000, según el estudio publicado la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

"Si a la gente le preocupan los nanoplásticos en el agua embotellada, es razonable que consideren alternativas como el agua de red”, dice Beizhan Yan, profesor asociado de investigación geoquímica en la Universidad de Columbia y coautor del artículo. Yan, sin embargo, no desaconseja beber agua embotellada “cuando sea necesario”, en especial si se trata de evitar el riesgo de deshidratación.

Durante muchos años, los científicos estimaron que el agua embotellada contiene muchas de estas piezas microscópicas de plástico, de tamaño inferior a una micra, la millonésima parte de metro, pero hasta ahora no sabían cuántas ni de qué tipo. “Se trata de partículas muchísimo más pequeñas que los microplásticos, que son aquellas miden menos de cinco milímetros”, explica Yan.

El interés de los científicos por los microplásticos que se desprenden de fuentes de plástico más grandes y ahora se encuentran en todas partes, desde los casquetes polares hasta las cumbres de las montañas, llegando al agua potable y los alimentos, ha ido en aumento en los últimos años por sus efectos  contaminantes en el medio ambiente y el impacto en la salud de las personas.

Según los expertos, los nanoplásticos pueden atravesar el aparato digestivo y los pulmones, entrar así en el torrente sanguíneo y de ahí depositarse en los órganos, incluidos el cerebro y el corazón. Incluso pueden atravesar la placenta y llegar al feto. Aunque las investigaciones sobre sus consecuencias en los ecosistemas y en la salud humana son limitadas, estudios iniciales los han relacionado con efectos tóxicos, como anomalías reproductivas y problemas gástricos.

“La microscopía de dispersión estimulada consiste en sondear las muestras con dos láseres sintonizados para hacer resonar moléculas específicas, revelando lo que son a un algoritmo informático”, dice Yan. El coautor del trabajo explica que las tres marcas líderes analizadas contenían nanoplásticos. “Creemos que están presentes en todas las aguas contenidas en botellas de plástico, por lo que revelar las marcas podría considerarse injusto”, aclara Yan.

Gran parte del plástico parece provenir de la propia botella y del filtro de membrana de ósmosis inversa utilizado para evitar la entrada de otros contaminantes, dice el autor principal del estudio, Naixin Qian, químico físico de la Universidad de Columbia. “Nuestro próximo paso consiste en seguir analizando otras marcas para comprar los resultados con el agua de red, que también contiene nanoplásticos, aunque en niveles mucho más bajos”, señala Qian.

“Los resultados del estudio están actualmente bajo revisión. No sabemos si lo niveles hallados son peligrosos, o qué tan peligroso”, dice la también coautora del estudio Phoebe Stapleton, toxicóloga de la Universidad de Rutgers. "Sabemos que ingresan a los tejidos de los mamíferos, y las investigaciones actuales está analizando sus efectos en las células", agrega Stapleton.

El trabajo, difundido por los medios estadounidenses, encontró la inmediata respuesta de la Asociación Internacional de Agua Embotellada. “Faltan métodos de medición estandarizados y no hay consenso científico sobre los posibles impactos en la salud. Los informes de los medios no hacen más que asustar innecesariamente a los consumidores”, dijo la entidad. Por su parte, el Consejo Estadounidense de Química, que representa a los fabricantes de plásticos, declinó hacer comentarios.

La postura de las empresas contrasta con las advertencias de las agencias internacionales dedicadas a temas ambientales. Es el caso del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, que ha señalado que “el mundo se está ahogando bajo el peso de la contaminación plástica, con más de 430 millones de toneladas producidas anualmente”, mientras “los esfuerzos para encarar el problema mediante un acuerdo global vinculante siguen estancados”.

Los expertos externos, que elogiaron el estudio, coincidieron en que existe una creciente inquietud general sobre los peligros que suponen estas partículas, pero enfatizan que es demasiado pronto para tener certezas. “El peligro de los propios plásticos sigue siendo una pregunta sin respuesta. En mi opinión, lo más preocupante son los aditivos”, afirma Jason Somarelli, profesor de medicina de la Universidad de Duke.

"Nosotros y otros investigadores hemos demostrado que estos nanoplásticos pueden internalizarse en las células y sabemos que contienen hasta cien tipos de aditivos químicos que podrían causar estrés celular, daño al ADN y cambiar el metabolismo o la función celular, e incluso provocar cáncer", añade Somrelli, director de un grupo de oncología comparada.

En lo inmediato, el equipo autor del trabajo está comenzando a analizar los suministros de agua  por red en Boston, St. Louis, Los Ángeles y otras ciudades. El objetivo: cuantificar la presencia de nanoplásticos en el agua de red para compararlos con los resultados obtenidos en el agua embotellada en envases de plástico.

“Algunos estudios que buscaron microplásticos y algunas pruebas iniciales indican que puede haber menos nanoplásticos en el agua proveniente de la red de suministro que en el agua embotellada”, dice Yan. Por lo pronto, y pese a las incógnitas relacionadas con sus efectos en la salud humana, Yan tiene una recomendación: usar botellas reutilizables en lugar de plásticos de un solo uso.

(Con información de agencias)

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