Catalina fue sorprendida por su papá en la casa de Gran Hermano y apuntó a Furia: “Se están empezando a caer las caretas”

El padre de Catalina es Adrián Gorostidi, más conocido como El Loco Gorostidi, un reconocido exfutbolista de Colón y entrenador, quien terminó conteniendo a su hija apenas la vio. “¿Qué hacés acá?”, fue lo primero que lanzó ella, mientras lo abrazaba para sincerarse con un “estoy más o menos” cuando su papá le preguntó cómo estaba.

“Tengo miedo que se te compliquen las cosas. Tené cuidado”, le pidió él, mientras compartían un asado con papas fritas y ensalada. “Estoy cansada. Fueron unos días de mierda. Yo decía ‘mi papá me debe estar mirando’”, contó Cata, mientras el director técnico comparaba la casa con un equipo de fútbol. “La convivencia, yo que jugaba al fútbol, me hace acordar a una concentración”, señaló.

“Yo lo quiero es que estés feliz. Vos sabés que no me gustaba que vos entres acá, pero una vez consumado el hecho yo siempre te voy a apoyar”, confió, sobre la oposición que tuvo al principio para que su hija entre al reality show. “No sé cómo hacés pero cada vez que te ponés un objetivo lo cumplís”, destacó, mientras a ella se le ponían los ojos vidriosos.

Ya en tren de confesiones, Catalina se lamentó por la actitud que estaba tomando Furia, su amiga y aliada con quien hoy parece estar en una relación distante. “No sé qué está pasando con Furia. Yo sé que estoy haciendo las cosas bien. Yo sé que fui buena”, señaló, mientras lanzaba una cruda frase. “Se están empezando a caer las caretas”, se despachó.

Para descontracturar, el exjugador bromeó con la afonía que sigue teniendo su hija desde que ingresó al juego. “Seguís teniendo la voz de Coco Basile”, señaló, con humor mientras ella se quejaba del conflicto que tuvo con el jugador de la temporada anterior. “Alfa es un estúpido”, comentó malhumorada, mientras reconocía que se estaba acercando a Manzana y a Virginia y admitía que tiene buena onda con Nicolás, Martín y el Chino aunque le molestaban sus charlas infantiles.

Hacia el final el hombre le llevó como regalo una delicia de su tierra. Un alfajor santafesino que enloqueció a Cata, pero que prometió no compartir con sus compañeros. “Este no se los voy a dar”, lanzó, divertida.