2023 fue el año de temperaturas más altas de la Tierra en los últimos 174 años

La capa de hielo invernal en los mares alrededor de la Antártida llegó a niveles bajos sin precedentes. Las altas temperaturas globales batieron récords previos.

Desde junio hasta noviembre, los termómetros marcaron nuevos puntos máximos cada mes. Las temperaturas de diciembre estuvieron por encima de lo normal.

El cambio climático constituye una emergencia mundial que va más allá de las fronteras nacionales. Exige soluciones coordinadas en todos los niveles y cooperación internacional para reducir las emisiones de carbono.

En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP21) se firmó en diciembre de 2015 el Acuerdo de París que estableció reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar el aumento de la temperatura global en este siglo a 2°C e intentar que el aumento sea de 1,5°C.

Para buscar un punto de conexión con la pre-historia de la Tierra basta mencionar el trabajo de investigadores del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia: hace 56 millones de años, la convulsión geológica envió dióxido de carbono a la atmósfera en cantidades comparables a las que los humanos agregan hoy.

Las consecuencias fueron que las temperaturas subieron, los océanos se volvieron ácidos y muchas especies murieron en masa. Pasados millones de años, el calentamiento del planeta se acelera y los efectos del cambio climático afectan con mayor rapidez.

“En realidad, lo que estamos buscando es evidencia que corrobore este aumento sistemático”, dice Chris Smith, un científico climático de la Universidad de Leeds, citado por The New York Times. “Después buscamos las causas”.

Aunque las temperaturas de 2023 fueron muy extremas, no sorprendieron a los investigadores. Los modelos computacionales de los científicos ofrecen un rango de temperaturas proyectadas y el calor de 2023 estuvo dentro de ese rango, aunque en el extremo alto.

Desde hace tiempo, las temperaturas globales suben y bajan en tendencia ascendente debido a factores cíclicos como El Niño, que apareció en la primavera boreal y podría ser un indicio de que habrá más calor en 2024.

Durante la mayor parte de los últimos 174 años, los seres humanos llenaron el cielo tanto con gases de efecto invernadero surgidas de chimeneas que quemaban carbón mineral o gas o petróleo así como caños de escape y otras fuentes. Esas partículas reflejar en la atmósfera la radiación solar y colaboran con el calentamiento de la Tierra.

En los últimos años, los científicos investigan no solo cuánto calor queda atrapado cerca de la superficie terrestre, sino también de cómo y dónde este calor se distribuye en todo el planeta.

Esto hace más complejo establecer con seguridad que el calentamiento va a acelerarse. Reto Knutti, un físico climático en la universidad suiza Escuela Politécnica Federal (ETH, por su sigla en alemán) de Zúrich sostiene que “es poco probable que podamos hacer afirmaciones definitivas” hasta que el actual fenómeno de El Niño termine.

También resulta difícil precisar la escala exacta del efecto de la emisión de aerosoles de las chimeneas, caños de escape y otros emisores de gases. En parte, afirma Knutti, los aerosoles enfrían el planeta al hacer que las nubes sean más brillantes y desvíen más radiación solar.

Tianle Yuan, un geofísico de la NASA y de la Universidad de Maryland, aseguró que las nubes tienen conductas complejas, van y vienen, dejan pocos rastros para que los científicos las analicen. Yuan señaló: “Esa es la razón fundamental por la que es un problema difícil”.

Durante 2023, los aerosoles fueron de particular interés para los investigadores debido a una regulación internacional de 2020 que restringió la contaminación de los barcos. Yuan y otros investigadores tratan de identificar en qué medida la regulación podría haber aumentado las temperaturas globales en los últimos años al limitar los aerosoles que reflejan la luz solar.

El argumento de Hansen de que habrá un calentamiento más rápido se apoya en parte en reconstrucciones de cambios climáticos entre edades de hielo durante los últimos 160.000 años.

Bärbel Hönisch, científica del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia, aseveró que la historia del planeta sirve para entender la era actual. Por ejemplo, hace 56 millones de años, la convulsión geológica envió dióxido de carbono a la atmósfera en cantidades comparables a las que los humanos agregan hoy. Las temperaturas subieron. Los océanos se volvieron ácidos. Las especies murieron en masa.

“La diferencia es que en ese momento se necesitaron entre 3.000 y 5.000 años para llegar a ese punto”, dijo Hönisch, en comparación con unos pocos siglos en la actualidad. En aquel entonces, la Tierra tardó aún más en neutralizar ese exceso de dióxido de carbono: unos 150.000 años.