CST-01
El
CST-01 llegó en 2013 como el reloj más fino del mundo (0,80 milímetros de grosor), con una
pantalla de tinta electrónica y un cuerpo de acero inoxidable. En total, la empresa recaudó más de US$ 1 millón. Pero nunca llegó a desarrollar el modelo. En mayo de 2016 se declaró en bancarrota. No hubo devolución del
dinero.
Peachy printer
Esta impresora 3D con escáner incorporado prometía venderse a US$ 100 si llegaba a convertirse en realidad. El
proyecto triunfó en la plataforma y consiguió recaudar más de US$ 650 mil. A pesar de que estaba prevista la entrega en julio de 2014, en mayo de 2016, los creadores informaron que se habían quedado sin fondos.
Coolest Cooler
Esta
heladera incluía parlantes inalámbricos e impermeables, puertos USB, licuadora, linterna y hasta una tabla para cortar alimentos. Llegó a recaudar más de US$ 13 millones. Dos años más tarde, muy pocos patrocinadores han recibido la heladera y se les ha pedido más dinero para continuar con el proyecto.
ZANO
ZANO era un
pequeño dron capaz de hacer fotografías y videos en HD y parcialmente autónomo. El proyecto consiguió reunir 2,3 millones de libras. A pesar del resultado, hubo un problema: los creadores no sabían producir los aparatos en masa ni ajustarse al presupuesto.
myIDkey
myIDkey era un dispositivo que prometía almacenar y encriptar todas las
contraseñas del usuario para acceder a ellas a través de la huella dactilar. El
proyecto reunió casi US$ 500 mil y consiguió de inversionistas US$ 3 millones. No obstante, muy pocos recibieron el producto terminado dado que la compañía se gastó todo el dinero.