Lo que decimos por WhatsApp y no nos animamos cara a cara

Lucía y Juan viven juntos hace cinco años. Como sucede en cualquier pareja, durante los últimos días mantuvieron fuertes discusiones hasta que decidieron dejar de hablarse. Ninguno de los dos quería dar el brazo a torcer, hasta que Juan le envío un mensaje de WhatsApp a Lucía mientras limpiaba la cocina.

Mientras tanto, Lucía tendía la cama en el cuarto. Luego de una larga conversación por esta app de mensajería, estando bajo el mismo techo pero en distintas habitaciones, ambos se disculparon y se reconciliaron.

Aunque parezca absurdo que dos personas que conviven se comuniquen a través de un teléfono, no es más que un claro ejemplo de las relaciones interpersonales actuales.

Más de 1.500 millones de personas eligen WhatsApp como app de mensajería favorita, lo que la convierte en la más utilizada en el mundo. A su vez, se intercambian de 60.000 millones de mensajes por día.

En 2014 el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, compró la plataforma por US$ 19.000 millones; muchos creyeron que no era buena idea y que llevaría a la muerte de WhatsApp. Sin embargo, las herramientas que le fueron agregando los desarrolladores hicieron crecer la cantidad de usuarios de 450 millones a 1.500 millones.

Esta app se convirtió en la más popular y junto con otras plataformas similares generaron un cambio de comportamiento en las relaciones humanas. En la actualidad, muchas personas prefieren comunicarse por WhatsApp que haciendo una llamada o hablando en persona.

A diferencia de otras redes sociales, WhatsApp llegó para ocupar un lugar cotidiano en las interacciones de las personas. Roberto Balaguer, psicólogo y experto en nuevas tecnologías, dijo a Cromo que hoy hay una tendencia a las conversaciones más acotadas, por lo que "el uso de WhatsApp simplifica: en un segundo se interactúa con alguien".

Además, el experto sostuvo que es un tema de economía: "Cada vez es mayor el número de personas con las que interactuamos, si se compara con hace 50 años, o aun más con 100 años atrás. Hoy las interacciones tienden a ser más breves".

Por su parte, Matías Dodel, responsable de la Secretaría de Investigación y Producción Académica, investigador y docente en los departamentos de Ciencias Sociales y Políticas y de Comunicación de la Universidad Católica, explicó a Cromo que hoy en día el WhatsApp cumple la función de mensaje de texto. "Si bien es una red social, la gente no la entiende como tal. La consideran el medio para comunicarse con amigos o conocidos", apuntó.

Pero lo curioso no es solo la frecuencia con la que se usa, sino que las personas se comportan de manera diferente. Allí dicen las cosas que cara a cara no se animan a decir.

Según el portal español ABC, un estudio preliminar del Departamento de Psicología de la Universidad de British Columbia analizó el comportamiento humano a través de WhatsApp y concluyó que las personas suelen ser más agresivas en sus insultos y más capaces de criticar por medio de esta app que en persona.

Para Balaguer, esto se debe a que WhatsApp es parte de una comunicación mediada. Esto lleva a que las conversaciones tomen un carácter más extremo, tanto para bien como para mal. "Si hay enojo, se expresa de forma más cruda, y el afecto, también", agregó.

El hecho de no tener a la otra persona presente hace que el usuario se desinhiba más. Cuando se tratan temas delicados, en el cara a cara se ponen ciertos filtros. "Si no está el otro, lo vas construyendo porque no tenés el feedback del otro al lado".

Sobre esto, Mónica Stillo, profesora e investigadora de comunicación, indicó a Cromo que en "la comunicación hay una distancia que es la más comprometida para todos participantes: la interacción cara a cara", por lo que cuando la interacción es mediatizada aparecen otros tipos de mensajes.

"La mirada del otro, el diálogo, la copresencia del otro es la instancia más intimidante que pueda existir en comunicación. Es el diálogo, básicamente", agregó.

A diferencia de una conversación presencial, la comunicación mediatizada permite que se dé en distintos momentos, en diferentes lugares y en variados tipos de relaciones. De alguna forma, el compromiso es menor, la mirada del otro, el diálogo y la repregunta ya no está en el "aquí y ahora". Por tanto, insultar o criticar al otro es más fácil porque no está enfrente.

En esta línea, Balaguer dijo que cuando la conversación se da cara a cara, se puede observar cómo está la otra persona, cómo se siente al escuchar la crítica; no es así a través de un teléfono.

"Cuando el feedback es directo, personal, lo que se genera con el otro se genera en esa relación; lo provocan los dos. Cuando está mediatizado por WhatsApp, lo que yo estoy diciendo va a provocar una reacción de la que no estoy participando directamente. La reacción no la voy a ver, entonces puedo animarme a decir otras cosas que con el otro no me animaría", indicó Stillo.

WhatsApp vino a sustituir muchos otros medios de comunicación, según Balaguer, y se convirtió así en el medio por excelencia pero los cambios en los comportamientos no son específicamente "atribuibles a WhatsApp, sino que pasa con la comunicación en general".

En contraposición, Dodel expresó que, si bien es lógico que la red social provoque cambios en la comunicación, no considera que las personas se pongan más agresivas por WhatsApp. Sí aceptó que la persona no se comporta de igual manera al estar atrás de una pantalla. Pero a diferencia de otras redes sociales, donde se puede mantener el anonimato o al menos dan más sensación de anonimato, en WhatsApp se tiene un contacto más directo con el usuario que está del otro lado. Es una comunicación más individualizada. Pero opinó que un grupo de WhatsApp quizás se preste más para críticas. Además, indicó que las personas suelen idealizar al otro a través de las redes sociales. Esto se debe a que las personas solo comparten los buenos momentos y las fotos subidas tienen un pienso por detrás.

No a las charlas profundas. WhatsApp no es un sitio para ese tipo de conversaciones. Así lo indicó el estudio preliminar de la Universidad de British Columbia y lo apoyaron los especialistas consultados.

Mónica Stillo opinó que no es posible debido a la dinámica de la aplicación. Una conversación profunda requiere de un canal de comunicación abierto y de la capacidad de escucha del otro. Puede darse en persona o quizá en una llamada telefónica.

Sí parece ser el lugar indicado para felicitar a los amigos o conocidos. ¡Feliz cumpleaños! ¡Feliz Navidad! ¡Felicidades!, todas estas expresiones figuran frecuentemente en WhatsApp y cada vez más es elegida para este tipo de mensajes. WhatsApp "permite estar sin estar del todo, permite saludar sin tener que exponer el cuerpo", afirmó Stillo.

En la actualidad, los niños nacen sumergidos en tecnología, lo que conlleva a que les cueste decir lo que sienten o piensan. Es decir, "el diálogo es algo que se aprende, que supone mucho compromiso. Estas tecnologías a veces hacen desaprender esas capacidades", y es lo que sucede con los infantes. Al mediatizar la charla se pierden algunos aspectos de la comunicación.

Para Balaguer el tiempo de hoy es tirano y las personas simplifican sus acciones gracias al uso de las redes sociales. "Sin embargo, permanentemente lo pierden (el tiempo) en las redes sociales. Es la paradoja de nuestros tiempos".