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Ya probé Android, ahora devuélvanme mi iPhone

Durante dos meses utilicé los mejores dispositivos del mercado con sistema operativo de Google, el Samsung Galaxy S4 y el HTC One. Ahora sé de primera mano cuál es su problema
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22 de julio de 2013 a las 15:00
Hace 6 años, Google hizo un inusual esfuerzo por lograr un punto de partida en el creciente mercado de los smartphones. En vez de hacer sus propios teléfonos, tal como estaba empezando a hacer Apple, la compañía del buscador decidió hacer solo la mitad de un celular: el software que corre en el dispositivo, no el dispositivo en sí. Google planeó darle gratis su sistema operativo —llamado Android— a los fabricantes, a quienes también les permitiría alterarlo todo lo que quisieran.

Google pensó que a largo plazo el plan daría ganancias en dos aspectos. Por un lado, creía que un sistema operativo gratuito empujaría a los fabricantes de teléfonos a crear mejores aparatos basados en la web y esos mejores teléfonos harían a la gente estar más tiempo en internet. Más tiempo online significa mayores oportunidades para usar el servicio de avisos de Google, o sea, ¡ka-ching!

Android también significaba un beneficio estratégico: si los fabricantes de teléfonos adoptaban este sistema operativo, la compañía del buscador retendría cierta influencia en el mercado. Si no fuera por Android, los clientes de Google estarían usando dispositivos controlados por Apple, Microsoft, Nokia o RIM (Blackberry), todas empresas que buscan limitar el alcance de Google. Android le permite a Google definir su propio destino.

La estrategia funcionó de manera brillante. Android es hoy el sistema operativo móvil más popular. No está claro si Google hace mucho dinero de Android directamente, de hecho, algunos estimativos indican que la empresa gana tanto por los avisos desplegados en los dispositivos de Apple como lo hace con los aparatos con Android. Pero no hay duda de que el sistema operativo ha ayudado a bajar los precios de los smartphones alrededor del mundo, lo cual solo puede ayudar al negocio de publicidad de Google. Android es un éxito constante y sonante.

Todo esto es verdad excepto por un pequeño detalle: la mayoría de los teléfonos con Android son espantosos.

Cambio manzana por androide


Como parte de una resolución de Año Nuevo, prometí cambiar mi querido iPhone 5 por un celular con Andorid en algún momento de 2013. Pensé que, como periodista de tecnología, debería pasar más tiempo con el sistema operativo de mayor popularidad. Las compañías de teléfonos me han mandado con regularidad dispositivos Android para que los reseñe, pero nunca había pasado mucho tiempo con ellos.

La mayoría de los teléfonos con Android son muy baratos y uno obtiene lo que paga. Sin embargo, durante los últimos dos meses estuve probando dos de los teléfonos con el sistema de operativo de Google más caros y avanzados del mercado: el Samsung Galaxy S4 y el HTC One. Mi pobre iPhone estuvo sin ser prendido todo ese tiempo.

En conjunto, viví lo mejor y lo peor de Android y vi desde cerca su problema más básico. Se puede resumir de la siguiente manera. Google hace un buen sistema operativo móvil. Algunos fabricantes hacen versiones atractivas y poderosas de Android. Estos teléfonos tienen el potencial de ser maravillosas máquinas, tan geniales como el teléfono bandera de Apple. Pero entonces, en el último segundo, los fabricantes se ven devorados por los tiburones de la victoria. Arruinan el potencial del teléfono con funciones innecesarias y aplicaciones que disminuyen la vida de la batería, afean sus pantallas y hacen que todo lo que el usuario desea hacer se vuelva doblemente molesto.

Esta es una de las ventajas más importantes que Apple tiene sobre los dispositivos con Android. Cuando comprás un iPhone, funciona exactamente como Apple quería. Nunca es adulterado con funciones que la compañía no aprobó. Pero cuando te comprás un teléfono con Android, incluso uno muy bueno, no obtenés el dispositivo que los diseñadores de Google tenían en mente cuando crearon el sistema operativo. Ni siquiera recibís el aparato que el fabricante (en este caso Samsung y HTC) tenían en mente. En cambio, adquirís una versión bastardeada, un teléfono repleto de software que fue alterado por muchos jugadores a lo largo de la cadena, usualmente en una forma torpe y con el dinero como única motivación.

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