Como todos los 6 de enero desde 1914, se corrió el
Gran Premio Ramírez en el Hipódromo de Maroñas, pero en esta ocasión hubo un premio especial. El trofeo para las carreras de grupo o clásicas —las cuatro más importantes de las 19 que se corrieron este martes— fue una réplica en miniatura del caballo y el
jockey hecha
con una impresora 3D.La iniciativa fue de la recién instalada empresa de impresión en 3D,
Iston 3D. Su director, Braian Greno explicó a
Cromo que cada una de las figuras llevó 30 horas en imprimirse en PLA, un tipo de plástico biodegradable con el que se realizan la mayoría de las impresiones.
La idea era entregar un caballo hecho a escala según cada ganador, con los colores del jockey y el pelo del caballo. Cada representación era diferente y había uno para cada uno de los grandes premios (Premio Pedro Piñeyrúa, Maroñas, Ramírez y Ciudad de Montevideo). "Imprimimos ocho caballos y llevamos pintados cuatro con cada uno de los pelajes y cuando ganaba uno se le pintaban los detalles del caballo y se reponía el que que se usaba para que quedaran cuatro para la próxima carrera", indicó Greno.
El éxito de los caballos a escala fue tal que, según contó a Cromo, cuando los ganadores tuvieron que devolverlos para que se les hagan unos retoques finales, se mostraron impacientes por recibirlos de nuevo.
Cada una de estas réplicas tiene un costo de US$150. La empresa ofrece hacer modelos a escala a partir de fotos y escaneos 3D en su local de la calle Jackson 1177.
Cuadros en tres dimensiones
Una de las iniciativas de la empresa es también crear cuadros tridimensionales. El primero en experimentarlo fue el pintor uruguayo
Jorge Ruano. La impresión del "lienzo", realizada en PLA con relieve la hizo Iston 3D y luego Ruano pintó su cuadro por arriba.
El próximo proyecto es crear un cuadro en tres dimensiones que tenga una descripción en braille abajo para que personas ciegas lo puedan leer.
Un lento desembarco
Uruguay
empieza a fascinarse con las infinitas posibilidades que dan estas máquinas; ya hay universidades, UTU y liceos que las tienen y hace algunos meses abrió el primer “cibercafé del 3D”, que las vende, imprime y diseña.
Aunque no es un aparato que —todavía— se use en los hogares, tal como la impresora a chorro de tinta, ya hay varias formas en las que estas máquinas 3D se ponen a disposición de la gente, lo que facilita a los interesados acercarse a esta revolucionaria tecnología.