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Villa Dolores, el malo de la película

El director del zoológico montevideano, Fernando Cirillo, evaluó los aciertos y errores de su gestión. Lejos de la impresión generalizada, la muerte de la elefanta Yothi no es una de sus debilidades
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10 de junio de 2012 a las 06:00
La agonía y posterior sacrificio de la elefanta Yothi, emblema de Villa Dolores, volvió a levantar las sospechas sobre el bienestar de los animales del zoológico montevideano. Sin embargo, la hembra de Elephas Maximus murió a los 69 años, es decir, con nueve más del promedio de vida en cautividad de esta especie.

Con “aciertos y errores”, el director del zoológico de Villa Dolores, Fernando Cirillo, evaluó su gestión en un lugar que despierta muchas sensibilidades entre el público, pero que cuenta con solo $ 7 millones de presupuesto anual. La intendencia invierte más del doble solo en el Carnaval.

Con y sin vocación


Después de tres años con una artrosis progresiva e irreversible, el equipo veterinario del zoológico y las autoridades políticas de la intendencia decidieron por unanimidad practicar la eutanasia en Yothi, tal como la ley lo permite.

“Son decisiones muy duras, pero afortunadamente en medicina veterinaria se puede tomar la determinación de terminar con el sufrimiento de un ser vivo. Porque, como venía avanzando la enfermedad, la situación iba a terminar con el animal en el piso dejándose morir. No queríamos llegar a eso, no era justo”, dijo Cirillo, quien lleva 28 años trabajando en el zoológico, seis de ellos como director.

En las últimas horas de agonía, contó Cirillo, hubo funcionarios que se quedaron al lado de Yothi sin descansar, que le dieron de comer en la boca para que la elefanta se pudiera quedar en la pileta todo el tiempo y no sintiera tanto el peso de su cuerpo sobre sus desgastadas articulaciones. Hasta los veterinarios le permitieron salirse de su dieta y comer su plato favorito: caramelos.

Aun así, dos por tres Cirillo escucha decir que el zoológico es un lugar de castigo para los funcionarios municipales, una suerte de gulag para los sumariados. “Eso fue una realidad que cambió en la década de 1990, pero que quedó en el imaginario colectivo”, dijo el veterinario.

En su opinión, “como en cualquier trabajo y orden de la vida, hubo y hay gente que es excelente, buena, mediocre y mala. Y eso es lo que tenemos que tratar de detectar con el personal, porque esto no es un museo, es un lugar con seres vivos que requieren de sensibilidad y respeto”.

Pero sus cerca de 70 empleados, que incluyen veterinarios, maestras, serenos, guardias, cuidadores de animales, un taller de mantenimiento y gente de áreas verdes y limpieza, también requieren de formación. La intendencia “no hace una contratación de personal especializado en zoológicos”, sino llamados generales, contó Cirillo. Ni siquiera la Facultad de Veterinaria de la Universidad de la República forma a los estudiantes en animales salvajes.

Por eso, Villa Dolores debe educar a los funcionarios nuevos y tener un poco de suerte, según reconoció el veterinario.

Hace nueve años, por ejemplo, el director que estaba en ese entonces, Walter Cortazzo, intentó separar a un jaguar de un tigre, pero se acercó demasiado y terminó recibiendo una mordida en la mano.

Tres funciones


Educación, investigación y conservación son los tres objetivos de todo zoológico moderno. Y también del de Villa Dolores, según el sitio web de la intendencia.

“El zoológico trabaja de manera constante en la generación de actividades tendientes al bienestar animal, ya sea por la vía de la investigación y la conservación del ecosistema o a través de la formación del público en la toma de conciencia de los cuidados de los animales”, se indica.

Sobre la faceta educativa, Cirillo explicó que Villa Dolores implementa “un plan docente que fue pionero en la región. Pero las maestras se empezaron a jubilar y hoy en día tenemos dos, que están haciendo lo que pueden”. En este sentido, agregó, la sala audiovisual inaugurada hace un año en las instalaciones del zoológico “está ayudando mucho”.

Respecto a la investigación, el veterinario dijo que “se han publicado muchos trabajos”, sobre todo en el área quirúrgica. Por ejemplo, en 1999 realizaron una operación sin precedentes a Yothi, que resultó un éxito y recorrió el mundo.

Aun así, Cirillo no pudo precisar la última fecha en que publicaron un estudio en una revista internacional.

Sobre la conservación, el veterinario dijo que hay especies autóctonas amenazadas o directamente extintas en Uruguay, como es el caso de los venados de campo y jaguares respectivamente, que el zoológico está reproduciendo con éxito.

Con ellos y los lobos marinos vulgarmente llamados de dos pelos (considerados plaga en el país), el zoológico ha conseguido renovar su “envejecido” stock de animales, dijo Cirillo. De lo contrario, “esto estaría muriendo”.

Según explicó, Villa Dolores no compra animales ni los retira de la vida silvestre, sino que realiza intercambios con otros zoológicos del mundo por los lobos marinos o fauna autóctona nacida en cautiverio.

Usando a los lobos marinos como moneda de cambio, Villa Dolores incorporó en los últimos 6 años especies tan variadas como lemures, suricatas, canguros, mandriles y avestruces.

Si bien Cirillo dijo desconocer el precio que la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos le asigna a cada lobo marino, contó que dos hembras y un macho fueron canjeados por un casal de hienas rayadas africanas con un zoológico de México, un precio alto dentro de este mercado legal de especies.

Sin embargo, todavía no liberaron animales para contribuir con su reproducción en la naturaleza. Solo lo han hecho de forma indirecta a través del espacio y apoyo técnico que brindan a la ONG Karumbé, la cual se dedica a rescatar, rehabilitar y liberar tortugas marinas.

Cirillo terminó por reconocer: “Si soy sincero y crítico a muerte, en todos los objetivos nos falta. Muchísimo”.

Mientras tanto, en la próxima semana la intendencia planteará a la Junta Departamental un plan maestro de manejo de zoológicos, que incluye a Villa Dolores y el Parque Lecocq. Entonces la administración central se pronunciará sobre el actual estado y futuro de los animales municipales.



En números


Presupuesto. Villa Dolores tiene unos 70 empleados y un presupuesto anual de $ 7 millones, sin contar sueldos.

Huéspedes. En Villa Dolores hay 260 aves, 240 mamíferos y 154 reptiles, o sea, 654 animales. En total representan más de 350 especies.

Vida. Los elefantes asiáticos en cautiverio tienen un promedio de vida de 60 años. Yothi tenía 69 años cuando el lunes pasado murió debido a una artrosis avanzada.

Canjes. Los lobos marinos de dos pelos son la moneda de cambio uruguaya al intercambiar animales con zoológicos del mundo. Su valor es elevado dentro de este mercado legal: dos hembras y un macho fueron canjeados por un casal de hienas rayadas africanas con un zoológico de México.

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