La imagen es una interpretación artística de los que son los videojuegos bióticos. En este caso, los investigadores del Departamento de Bioingeniería de la Universidad de Stanford usaron el clásico Pac-Man como inspiración. En el centro de la imagen hay un paramecio, un protozoo de unos 0, 5 milímetros de largo. Es un ser unicelular de forma ovalada ampliamente estudiado por la ciencia y ahora también usado para estos novedosos juegos.

Tecnología > videojuegos bióticos

Videojuegos con seres vivos

Se trata de populares entretenimientos como el Pac-Man, pinball o los simuladores de fútbol donde, en vez de manejar gráficos animados, lo que el usuario está controlando son microorganismos reales
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20 de octubre de 2013 a las 05:00


En el mundo de los videojuegos una nueva tendencia está dando que hablar. Se trata de los no muy conocidos “videojuego bióticos”, los cuales combinan la biotecnología (la aplicación tecnológica en organismos vivos), con el clásico entretenimiento que brindan títulos que van desde el viejo Pac-Man hasta el último FIFA.

Investigadores del Departamento de Bioingeniería de la Universidad de Standford han sido los pioneros en desarrollar este nuevo tipo de videojuegos que utiliza organismos unicelulares, como los paramecios, con propósitos de entretenimiento y enseñanza.

Ingmar Riedel-Kruse, el biofísico detrás de este proyecto, logró crear diferentes tipos de juegos que utilizan la manipulación de organismos vivos como piezas de tablero en diferentes actividades. Los ya mencionados paramecios, que vistos por un microscopio se asemejan a granos de arroz, protagonizan partidos de fútbol en un juego bautizado Ciliaball. Allí los pequeños seres son controlados por los investigadores mediante impulsos eléctricos que los orientan en una u otra dirección.

Ayudados por una interfaz virtual que se proyecta sobre la imagen captada por el microscopio, el equipo de Riedel-Kruse logró crear juegos que simulan clásicos de la historia como el pinball. En la máquina, el usuario le pega a la pelota con las palancas para evitar que caiga. En Biotic Pinball el jugador expele mínimas cantidades de una sustancia química dentro del contenedor de los paramecios, lo que genera que estos se alejen del fondo del tablero.

Aprender jugando


En este momento no es posible divertirse con videojuegos bióticos desde Uruguay. No obstante, sí existen algunos títulos que permiten aprender de microbiología jugando.

Fold-It, por ejemplo, involucra diferentes caminos para combinar proteínas, mientras que en EteRNA los gamers proponen distintas estructuras moleculares para cadenas de ácido ribonucleico (de ahí el RNA del nombre del juego). Estos títulos gratuitos son utilizados mundialmente por profesores para enseñar biología a sus alumnos.

Aunque Fold-It y EteRNA no permitan a los usuarios controlar vida mientras juegan, son una muestra del acercamiento que están ofreciendo algunos científicos a su marco teórico y campo de investigación.

El equipo de Riedel-Kruse afirma que todos los que han estado en contacto con los verdaderos juegos bióticos aprendieron de microbiología mientras se divertían. De igual forma, lograron captar el componente ético de controlar vida como si fueran muñecos.

Los derechos unicelulares


Los videojuegos bióticos conllevan una discusión ética en la sociedad. Es que, si bien están lejos de lo que es una pelea de perros, implican una revisión importante de valores, pues se trata del manejo de organismos vivos en función del entretenimiento humano.

A pesar de que ninguna organización se ha plantado contra los videojuegos bióticos, son muchos los que consideran estas actividades como poco éticas. Liviu Gaita, una veterinaria rumana que forma parte del movimiento PETA (sigla en inglés de Personas por el Trato Ético de los Animales) ha dicho que este tipo de juegos “alimenta la idea de que los seres humanos no son parte ni tienen responsabilidad ante el universo biológico, sino que dominan ese universo”.
Los videojuegos bióticos alimentan la idea de que los seres humanos no son parte ni tienen responsabilidad ante el universo biológico, sino que dominan ese universo”, dijo Liviu Gaita, una veterinaria rumana que forma parte del movimiento PETA

Desde la otra vereda, Riedel-Kruse explicó que existe un gran interés de la sociedad por esta mezcla de microorganismos y videojuegos, una combinación que atrae tanto a niños como a adultos. Para el científico no se trata solo de un juego, sino que todas las aplicaciones de la investigación son utilizadas para enseñar distintos aspectos de la microbiología.

Por ejemplo, uno de los juegos del equipo de Stanford busca recrear el vértigo de los hipódromos aplicado a la microbiología. Utilizando una técnica de laboratorio llamada reacción en cadena de polimerasa, la cual permite a los científicos crear millones de copias de ADN en poco tiempo, los jugadores pueden apostar en tiempo real sobre cuál organismo se reproducirá con mayor velocidad.

Más allá del fin didáctico de estos juegos, es claro que son cientos de miles los microorganismos que mueren por culpa de los seres humanos a diario, por ejemplo, durante la higiene del hogar o la propia.

Según Riedel-Kruse, estas investigaciones ayudarán a empujar el debate bioético y separar con exactitud argumentos razonables de emociones personales.





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