Sammy Roocroft, maestra de la escuela primaria Markland Hill, en Reino Unido, quería enseñarles lo que es la privacidad en la web a sus alumnos. Para lograrlo, se sacó una fotografía en la que le pedía a todos los usuarios de
Facebook y Twitter que la compartieran y dijeran desde dónde lo estaban haciendo.
La foto se hacía pasar por una imagen privada de
Snapchat y el objetivo era demostrar qué tan rápido se puede difundir y cuántas personas en lugares tan diferentes pueden verla. El resultado superó sus expectativas. Personas de Alemania, Islandia, Canadá, España, Brasil, Australia, Nigeria, Sudáfrica y otros países comentaron su foto, que hasta este viernes había alcanzado casi 29.000 me gusta en Facebook y había sido compartida 33.351 veces.
De privado a público con solo una captura
Snapchat es una aplicación en la que se pueden enviar imágenes, videos y mensajes que se autodestruyen. El usuario decide por cuánto tiempo puede ser visto su mensaje por su receptor. Gracias a esta volatilidad, el servicio es ideal para enviar contenido subido de tono o agravios sin dejar rastro.
El problema es que hay formas de lograr guardar estas imágenes, lo que pone en peligro a los usuarios. Solo con hacer una captura de pantalla, el receptor puede guardar la fotografía.
Y aunque Snapchat incorporó una notificación para el emisor cuando su imagen es capturada, hay otras
apps que sirven para evadir este control, como
SnapSpy y
SnapKeep, ambas gratis para iOS.
"Un par de alumnos estaban usando Snapchat y no tenían idea de que las imágenes podían ser tomadas", dijo la docente al programa de televisión
Good Morning America. "Ahora no pueden creer lo rápido que se ha difnudido y cuánta gente lo está viendo", agregó.
Las burlas no se hicieron esperar y muchos decidieron tomar la fotografía original y retocarla con mensajes obscenos y burlas. Y esto no hizo más que darle más fuerza al mensaje que quiere trasmitir: todo lo que comparte a través de internet puede dejar de ser privado en pocos minutos.