Virunga National Park, en la República Democrática del Congo, es el hogar de cerca de 200 de los 790 gorilas de montaña (
Gorilla beringei beringei) que viven en estado salvaje en el mundo. Allí son controlados a diario por los funcionarios del parque.
Sin embargo, un enfrentamiento entre el gobierno y la milicia rebelde llamada M23, hizo que durante tres meses los llamados
rangers no pudieran monitorear a los gorilas, informó el sitio
New Scientist.
Fue sorprendente ver a los gorilas de nuevo después de tanto tiempo y tanta guerra"
A fines de julio, M23, ahora en control del parque nacional más antiguo de África, autorizó a los
rangers a buscar a los gorilas perdidos. Varias familias fueron relocalizadas.
"Fue sorprendente ver a los gorilas de nuevo después de tanto tiempo y tanta guerra", dijo Innocent Mburanumwe, guardián del sector del parque de los gorilas. Y agregó: "No nos habían visto por un largo período y parecían calmados y curiosos".
Cambio de frente
Lo interesante de este hecho es que, si bien en el pasado los gorilas se veían atrapados en la niebla de las guerrillas congolesas, esta vez los animales no sufrieron por enfrentamientos armados humanos.
"Hasta ahora no hay evidencia de que los gorilas hayan sido objetivo del conflicto por ninguno de los bandos", dijo a New Scientist Emmanuel de Mérode, jefe de seguridad del parque.
Los gorilas y los humanos son genéticamente cercanos, lo que los hace vulnerables a muchas de las mismas enfermedades"
"No obstante, nos preocupa que los gorilas puedan haber resultado heridos en el fuego cruzado o que el daño les llegue por las dificultades que se nos presenten para mantener un trabajo de conservación efectivo en el terreno", continuó.
Según se explica en la nota, el conflicto armado ofrece otro peligro para los simios: "
Los gorilas y los humanos son genéticamente cercanos, lo que los hace vulnerables a muchas de las mismas enfermedades. Eso eleva las probabilidades de que adquieran alguna infección en el área de la milicia o viceversa".