García agregó que Carvana seguirá construyendo más máquinas expendedoras de autos en los próximos años, pero todavía no anunció dónde las colocarán.
Entre una armería de Nashville y un taller mecánico está lo que es esencialmente la máquina expendedora más grande del mundo.
No hay caramelos ni peluches, y definitivamente no se podrá pagar con unas pocas monedas. pero la experiencia de comprar un auto de ella imita la experiencia de comprar una barrita de chocolate.
"Sé que suena un poco loco", dijo el jefe ejecutivo de Carvana, Ernie García, al ser consultado para que confirmara que no se trataba de una broma.
Sí, hay un edificio de vidrio, en las sombras de la ruta interestatal 65 de Nashvile, donde los clientes pueden poner una ficha brillante y ver el auto que seleccionan automáticamente descender por la torre de cinco pisos.
Por supuesto, no es tan fácil. Primero hay que encontrar el auto que se quiere en internet, llenar algunos formularios, pagar y dirigirse hacia Nashville - si es que el vehículo ya se encuentra en la tienda. La torre solo puede alojar 20
autos.
Y, a diferencia de una máquina expendedora de peluches o caramelos, la experiencia no es totalmente automatizada. Mientras que el proceso de venta es automatizado, la compañía tiene empleados a mano.
Carvana, envalentonada con inversiones frescas, ve esto como una forma de reinventar la experiencia de compra de automóviles. Previamente llevaba el auto al domicilio de sus clientes y tenía un garage donde los clientes podían retirarlos (la opción de delivery seguirá disponible).
"Solo queremos hacer que esto sea lo más fluido posible", dijo García. "Tener un auto nuevo es muy, muy divertido, pero comprarlo no es la experiencia más divertida".
Carvana hace inspecciones de 150 aspectos de los autos antes de ponerlos en venta. Los compradores pueden probar un vehículo por una semana antes de sacarlo de la máquina expendedora.
García dijo que dados los métodos simplificados de Carvana, la empresa puede ofrecer ahorros significativos a los consumidores frente a la experiencia tradicional, cuyas varias capas de operaciones agregan costos.