Madrid está plagada de ellos, al igual que Londres, Nueva York, París y Lisboa. Buenos Aires y San Pablo también los tienen y cerca de Montevideo hay 12. Eso que se esconde en las ciudades son Geocachés y, de ellos, hay más de 2 millones en todo el globo. Al igual que pequeños niños que juegan a la búsqueda del tesoro, millones de personas en todo el mundo juegan al Geocaching; y ahora también en Uruguay están empezando a animarse.
Cuando el profesor universitario Julio Gómez comenzó a hacer geocaching en Montevideo a mitad del año pasado, había solo tres de estos tesoros escondidos. Un geocaché (o caché, como se los apoda) es un estuche, caja o recipiente en el que se encuentra, al menos, una libreta. En el mejor de los casos, puede contener todo tipo de pequeños objetos de poco valor económico pero que, para los entendidos en el juego, son invaluables. En los dos geocachés que Gómez ha dejado por la ciudad, ha encontrado una foto de una pareja, llaveros y mensajes escritos.
Para jugar al geocaching es necesario registrarse en el sitio web y bajarse la aplicación de la tienda (gratis para iOS, Windows Phone y Android). El primer paso para incursionar en este mundo, que tiene sus propias reglas y glosario, es buscar un caché.
“Indirectamente uno se relaciona con gente y les hace conocer lugares muy lindos; algunos que no están en los circuitos turísticos”, destacó Gómez.
Indirectamente uno se relaciona con gente y les hace conocer lugares muy lindos; algunos que no están en los circuitos turísticos", dijo Julio Gómez, geocacher en Montevideo
El principal desafío que deben enfrentar los geocachers (las personas que juegan) es lograr que estos envases –que deben ser resistentes– pasen inadvertidos en la ciudad pero que puedan ser encontrados por el resto de la comunidad. En términos del geocaching, los transeúntes que día a día se encuentran con los cachés pero no los reconocen son muggles, la palabra que en el mundo de Harry Potter es utilizada para nombrar a quienes no son magos.
Está en la fachada de una casa que tiene un mural 3D. Con los habitantes de la casa no hay problema de que te trepes a la ventana. Los domingos a las 21.30 pasan tambores por ahí y son un evento digno de ver", describe un geocaché escondido en la ciudad
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