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Un vuelo vertiginoso con Gear VR

Fancy Pants Group, una empresa de tecnología de Nueva York, compartió con Cromo una exploración por las infinitas posibilidades de la realidad virtual. ¿La experiencia? Un viaje a pura emoción
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28 de febrero de 2015 a las 12:50

Debe haber sido hace más de 10 años mi último viaje en helicóptero. Y no fue nada placentero: a casi mil metros de altura un buitre gigantesco se estrelló contra el parabrisas. La aeronave se ladeó, perdimos altura y yo dejé la voz gritando de espanto. El recuerdo me trastoca. Tampoco me gustan los videojuegos ni las películas en 3D. No me gusta jugar con mi cerebro; odio, con precisión, el vértigo.

Pero cuando me ofrecieron dar un paseo entre las nubes, dije que sí. Se trataba de un paseo virtual con las nuevas gafas de Samsung, las Gear VR.

Visité la oficina de Fancy Pants Group, una empresa de tecnología creativa localizada en Chelsea, Manhattan (EEUU), y empecé a curiosear el Galaxy Note 4. Carlos Aquino, uno de los productores digitales de Fancy Pants, ajustó el teléfono a las Gear, estas a mi cabeza, y las activó. Hice la suma de todos mis miedos (alturas, movimiento, vértigo), pero antes de decir no, ya estaba volando.

Creo que no respiré durante los minutos que duró mi paseo. Sí, estaba sentada en una silla, pero comenzaron a abrirse las nubes a un paisaje verde ininterrumpido, quizás un campo neozelandés. Pensé que podía tocar los árboles, porque extendí la mano para ver qué más aparecía, pero no. No era magia. Todo era real. O casi.

Hacia el frente se me abrió una pradera que recién se despertaba tras una llovizna y reparé en el bosque que tenía a mis pies. Los pinos gigantes se nutrían de un río caudaloso que desembocaba en una catarata. ¿Es posible que mi mente sea tan débil como para “sentir” el olor de la humedad del bosque y percibir la condensación del agua en el rostro?
Creo que no respiré durante los minutos que duró mi paseo. Sí, estaba sentada en una silla, pero comenzaron a abrirse las nubes a un paisaje verde ininterrumpido, quizás un campo neozelandés. Pensé que podía tocar los árboles, porque extendí la mano para ver qué más aparecía, pero no. No era magia. Todo era real. O casi

El terreno cambió y se convirtió en acantilado rojizo. Abajo, a la izquierda, noté una silueta gris en movimiento. Descubrí que yo no volaba como un ave, sino que iba en un helicóptero. Me dejé llevar. Juro que hasta escuché el ruido de las aspas surcando el viento.

“Me sudan las manos”, dije y Carlos respondió: “A mí me dio náuseas”. Y nos reímos.

Él probó otras experiencias: de pie frente a un cañón; dentro de una sala de cine y en el escenario de un concierto de Paul McCartney. “Las tres fueron excitantes”, confesó.

Pero si había experimentado esas situaciones antes, ¿por qué la náusea? “Las Gear nos hace sentir que estamos en esa situación; es un momento de ajuste que crea disonancia, ya que la realidad es otra”, explicó. De hecho, hay una serie de riesgos asociados al uso de dispositivos de realidad virtual como heridas por el mal funcionamiento de los aparatos, mareo y desorientación.



Samsung y Oculus colaboraron para crear esta nueva dimensión con el primer dispositivo de realidad virtual optimizado para el Galaxy Note 4. Esto se suma a la carrera para llevar esta tecnología a precios accesibles al público. El precio oficial en el sitio web de Samsung es de US$ 199 (sin contar el celular). En Uruguay no está previsto comercializarlo aún.

Además de mi caprichosa aventura exploradora, las Gear VR Innovator Edition incluye juegos y contenido experimental como Anshar Wars, un espacio de tiro para varios jugadores, y theBlu, para conocer la vida submarina. Además, está disponible una gran cantidad de videos 3D-360°, como una parte del espectáculo del Cirque du Soleil Zarkana.

Pero las Samsung Gear VR no están en Fancy Pants para jugar. El director de tecnología de la empresa, Bryan Roman, ha impulsado la inmersión del equipo en sesiones de conocimiento sobre la realidad virtual móvil para incursionar en ese terreno. Sus técnicos participaron en un encuentro organizado por BodyLabs, una empresa basada en Nueva York que crea modelos 3D del cuerpo humano; su algoritmo tiene como objetivo perfeccionar los movimientos de un avatar en el espacio virtual. Y asistieron a presentaciones de Learn Immersive, una plataforma que enseña idiomas en realidad virtual, y otra que crea tours virtuales.

Dado que esta tecnología es tan nueva, las empresas hacen firmar a los participantes una declaración por la que exoneran legalmente a los organizadores de cualquier malestar o herida: desde mencionado anteriormente hasta la transmisión de virus y bacterias por pasar de mano en mano.

Con todos los riesgos e incertidumbres, la realidad virtual es el camino a explorar en el terreno del entretenimiento, la educación, los negocio y la producción. La realidad virtual es un pastel muy grande. Facebook, por ejemplo, se compró uno a la medida (ver Oculus Rift). Yo probé una porción y el dulce ha curado viejos traumas periodísticos del pasado. Me gusta.




Oculus Rift


Se espera que la compañía de realidad virtual comprada por Facebook lance sus gafas en abril. Se especula que podría costar entre US$ 200 y US$ 400.

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