Desde la década de 1950 el hombre se ha esforzado por cumplir el sueño típico de una especie que nació sin alas: poder volar. Sin embargo, hasta ahora solo ha podido cumplir su anhelo en el mundo irreal de la ciencia ficción, donde distintos personajes se han valido de diferentes elementos para desplazarse por el aire de forma autónoma. Hasta que el diseñador australiano
Marc Newson inventó un dispositivo similar al cohete de
Rokeeter (Diseny, 1991), esta vez para los humanos del mundo real.
Se trata de un aparato volador autónomo recubierto de fibra de carbón y que funciona con combustible, que una persona se puede colocar somo si fuera una suerte de chaleco con poderes reales. El dispositivo, llamado Body Jet, permite al usuario mantenerse en el aire durante un tiempo de entre 45 minutos y una hora, dependiendo de la cantidad de combustible y oxígeno disponible, informó el sitio especializado en diseño
Designboom.
Este jet personal cuenta con posabrazos acolchonados para mayor comodidad, un equipo de aterrizaje que se extiende en el suelo y se contrae en el aire, y funciona gracias a un sistema de control giroscópico que permite al usuario maniobrar, patentado por el propio Newson.
(Hasta ahora) nadie había tenido éxito en hacer de esta (idea) una realidad comercial ni se había arreglado para hacerlo de forma inteligente, sin mencionar el conseguir una apariencia agradable", afirmó Marc Newson
Por otra parte, sistemas de control electrónico propio de las aeronaves se encargan de medir factores como el oxígeno disponible según la altura.
El diseñador explicó que el concepto de Body Jet se refiere a un "pequeño objeto al que uno se puede sujetar", si bien reconoció que no se trata de una idea nueva. No obstante, aclaró que hasta ahora "nadie había tenido éxito en hacer de esta (idea) una realidad comercial ni se había arreglado para hacerlo de forma inteligente, sin mencionar el conseguir una apariencia agradable".
El aparato, que está pensado para que despegue y aterrice de forma similar a como lo hacen los helicópteros, tiene potencial para ser empleado en la industria militar.
Si bien todavía no ha salido al mercado, Newson confía en que su proyecto llegue a todos los seres humanos que tengan, como muchos, el sueño de volar.