La salvación del negocio musical. Su última condena. El salto definitivo al mundo digital y la accesibilidad total a la música. El último aliento de vida de una industria decrépita, decadente en sus métodos y su accionar. Todas estas son frases que identifican dos formas de ver el surgimiento y auge de Spotify, algo así como el “Netflix musical” que ofrece una cantidad inabarcable de música de todo el mundo en versión gratis, con avisos o sin ellos, y con audio de mejor calidad mediante un pago mensual. Desde este mes, por vaya uno a saber qué avatares de la industria, este
servicio está disponible en Uruguay después de años dominando computadoras y teléfonos de Estados Unidos y Europa.
Conocí Spotify hace unos cinco años, cuando una amiga que vino de España me mostró esta especie de iTunes basado en internet. Accedimos con gran velocidad a varios discos de Jaime Roos, El Sabalero y otros tantos artistas uruguayos, lo cual nos probaba que había muchísimo para buscar en este servicio surgido en Estados Unidos y cuya aplicación se descarga al escritorio de una computadora, smartphone o tableta.
Las
ventajas de Spotify como reproductor de música son muchas. A pesar de que su catálogo no abarca material que sí se encuentra en otros similares de procedencia más independiente (Grooveshark, por ejemplo), tiene una velocidad de reproducción casi perfecta, sin “cuelgues” ni errores de calidad. Además, permite que el usuario se descargue las canciones o discos que prefiera, para así poder usar la plataforma sin necesidad de conectarse a internet. Asimismo, si uno entra al modo “pago” (en este momento dan 30 días de prueba, luego costará US$ 5,99 por mes) funciona también como una red social en la cual se puede “seguir” e interactuar con amigos y sus
playlists, e incluso con artistas. De hecho, muchos sellos aprovechan para poner su música o hacer recopilaciones históricas. A cada artista se le paga por reproducción, aunque la mayoría de ellos ha señalado que los beneficios son ínfimos.
El escepticismo al que obliga la sequía del mercado musical impide ver la llegada de Spotify a Uruguay como una suerte de revolución. Pero lo que sí es seguro es que más gente escuchará mucho más. Habrá que ver en qué lugar quedará la música nacional, históricamente reticente a dar el salto a lo digital.
Tres funciones destacadas
OrganizaciónSpotify te da la posibilidad de seguir aplicaciones de publicaciones que reseñan discos y escucharlos mientras leés lo que opinan de ellos. Además, podés organizarte tus canciones en
playlists y “seguir” las de otros amigos o artistas.
RespaldoToda la música allí es legal y de hecho, muchos sellos ya tienen su propia aplicación con todos sus discos. Eso ha hecho que hoy la empresa Spotify tenga un valor de US$ 4.000 millones.
SocialEs muy fácil seguir amigos, chatear con ellos y enviarles canciones. También es sencillo compartir temas a través de Facebook y Twitter.