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Robótica sin barreras

La ceguera no le ha impedido a Johann Pauluk aprender a "armar cosas"; al tiempo que Sofía Castañeda tendrá una mesa que podrá operar desde su silla de ruedas; aquí dos historias de tecnología y accesibilidad
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04 de diciembre de 2016 a las 05:00
Ladrillo entero, ladrillo hueco, varillas, ajustavarillas, ajustavarillas para tornillos, prisma de base triangular, ladrillo para varillas, motor, luces LED, el robot LT, los cables de electricidad y el USB", recitó de memoria Johann Pauluk, de 11 años, los nombres con los que él y su maestro Sebastián Cantero bautizaron a las piezas de los kits de robótica del Plan Ceibal para que pueda reconocerlas al tacto. A Johann ni la edad ni ser ciego le han impedido aprender a "armar cosas". A los tres meses de vida le fue diagnosticado retinoblastoma, un tumor maligno por el que perdió totalmente la vista a los 4 años.

La construcción de un modelo robótico de escuela autosustentable lo llevó por segunda vez a las Olimpíadas de Robótica, Programación y Videojuegos, organizadas por el Plan Ceibal, en representación de la escuela Nº 6 de Paysandú. Este año lo hizo acompañado por sus compañeras Milagros, Sofía y Raquel.

La estructura hecha con palitos de helado y de brochet escondía cables, circuitos y fototransitores que se operaban a través del lenguaje de programación Scratch desde la computadora de los niños. Dos transformadores conectaban los molinos a la bomba de agua, luces LED simulaban la regulación de la temperatura del invernáculo y sensores de luz oficiaban de paneles solares. "La escuela también tiene un corral para animales y una placita", completó Johann.

Los desafíos

En 2015, cuando Johann participó por primera vez en las Olimpíadas de Robótica, Programación y Videojuegos, desde el Plan Ceibal se le prometió que se le regalaría una computadora adaptada. Y así se hizo, pero no fue lo que él esperaba. "Me llegó la compu pero no sirve. Tiene Windows y no sirve para los programas" de robótica, dijo a Cromo. No obstante, la máquina sí está adaptada para su uso por no videntes (por ejemplo, mediante lectores de pantalla).

Los kits del Plan Ceibal son controlados por lenguajes de programación como Flowol4, Scratch y Tortubots y ninguno tiene una versión adaptada al sistema operativo de Microsoft y mucho menos para ciegos.

"No se han inventado esas aplicaciones para trabajar con niños no videntes. Estamos tratando de innovar en eso", comentó Cantero.

Por este motivo, Johann no ha avanzado todo lo que quisiera en la práctica de la programación así como lo ha hecho con el diseño y armado de los robots. Su parte la hacen sus compañeras o el maestro, quien, además, le traduce indicaciones a braille. "Hasta el momento estamos con las 'patas cortadas' hasta que no tengamos los programas adaptados", agregó el profesor.

Con todo, Johann ha armado un tractor, una moto, un camión de bomberos, molinos, una calesita, entre otros robots. "El camión fue lo más difícil porque llevó un montón de piezas. Llevó como cinco jueves", relató a Cromo. Ese día de la semana tenía clase con Cantero. El año pasado Johann trabajó solo, pero este año se integró al grupo. Su avance fue tan rápido que ha ayudado al maestro a enseñarles a otros niños de su escuela y de otros centros. "Entienden bien", se río Johann.

Cuando no está en la escuela, sigue armando robots en su casa. O arreglando juguetes. O explicándole a su familia cómo usar la computadora. "Me gusta armar. Antes armaba con piezas de Lego o con unos bloques grandes para jugar hasta que empecé con los kit de robótica en la escuela", contó.

Pupitre robotizado

La historia de Johann no fue la única de superación que se conoció en las Olimpíadas. Sofía Castañeda, alumna de primer año del liceo de Rosario, presentó junto a sus compañeros un videojuego y el desarrollo de una granja accesible, pero el principal trabajo quedó en el departamento de Colonia. Este año han estado trabajando en una mesa robótica para que ella, usuaria de silla de ruedas, pueda regular la altura, distancia e inclinación desde una botonera o desde su computadora para estar más cómoda durante las clases.

"Juntamos motores de equipos viejos y fuentes de computadoras en desuso y la UTU nos va a prestar su impresora 3D para realizar algunas piezas. Ya cortamos la mesa, pero no pudimos empezar a programar. El año que viene arrancamos con los movimientos", dijo a Cromo su profesor, Javier Fernández. Otro objetivo es fabricar un soporte robótico para la silla de ruedas para que esta pueda subir escalones.

"Tenemos más alumnos en el liceo que precisan tener accesibilidad. Nuestra idea es que Secundaria o el Plan Ceibal puedan replicarlo en otros centros", agregó.

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