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En caso de no ver la imagen interactiva, ingresar aquí.Estás online en el chat de Facebook y alguien que solo es tu “amigo” en esa red social (pero no en la vida de carne y hueso) te habla. El redondel verde al lado de tu nombre le indica que estás conectado. Además, justo publicaste una foto en tu muro, por lo que es evidente que estás ahí. Por inercia, abrís la ventana del chat, aunque no tenés intenciones de responder. Entonces, debajo del “Hola, ¿cómo estás?”, que te escribió, aparece un pequeño tic y la palabra “visto”. Estás acorralado.
Aunque la situación no sea tan dramática, la presión que genera esta función no pasa inadvertida. De hecho, cuando Facebook introdujo el (para algunos) odioso tic que indica que el destinatario vio el mensaje, el foro de la red se llenó de usuarios furiosos que reclamaban por su privacidad.
“No quiero que las personas sepan que leí sus mensajes y no les contesté de inmediato”, escribió una usuaria. Es que, con esta función, las excusas por no haber respondido en seguida (o nunca) perdieron validez. Nada de: “¡Te juro que no lo vi!”, o el extraño: “No me llegó”.
El “visto” es un enemigo porque genera presión social. Porque, incluso cuando uno no responde por falta de tiempo y no de voluntad, ¿cómo explicarlo a un destinatario ofendido?
Una moda que incomoda
Al rescate de tu privacidad llegaron apps y extensiones de navegador como Chat undetected, Facebook unseen, Privy chat y Peep it (
ver interactivo). También hay otros como el complemento Facebook seen notification remover.
Se trata de servicios sencillos que, a grandes rasgos, eliminan el “visto” y permiten ponerlo después de leer el mensaje.
Pero no solo Facebook cree que es buena idea que los usuarios sepan cuando otros leen lo que escribieron. Las aplicaciones para hablar gratis Viber, Line, Hangouts y Whatsapp incorporaron funciones similares que, aunque criticadas, son útiles.
Por ejemplo, si el usuario debe avisar del cambio de horario de una reunión, puede asegurarse de que el aviso sea recibido. Incluso se ha dicho que la función es el sueño de las novias y novios celosos. Porque, en definitiva, son eso: una herramienta de control.
Whatsapp, por su parte, todavía permite el beneficio de la duda, ya que sus popular doble tic no asegura que el usuario leyó el mensaje, solo que le llegó al dispositivo. Pero mirar la hora en la que se conectó por última vez y hacer un simple cálculo lo vuelve a dejar en evidencia.
Como en el caso del “visto”, la tendencia es la de llevar al plano virtual las relaciones personales tal como son en el plano tangible: si alguien te habla en la calle tal vez puedas hacer que no lo oíste, pero es más difícil que ignorar un mensaje y luego inventar una excusa creíble.
Y aunque sería bueno que existiera siempre la opción de desactivar la función (como sucede en iMessenger), lo cierto es que, una vez en el juego, a veces no queda otra que aceptar sus reglas.