Una clavícula de perezoso "Lestodon" con marcas que podrían ser humanas fueron el disparador
Investigadores zarandeando el sedimento del sitio arqueológico K-87 en el río Uruguay
Se conocen tres diseños de puntas de proyectil en Uruguay: cola de pescado, Pay Paso y K-87
Excavación en el sitio paleoindio K87 sobre el Río Uruguay

Ciencia > Uruguay

Prehistoria, el prólogo del presente

La ciencia acepta que los primeros pobladores llegaron a Uruguay hace unos 13 mil años, pero un estudio cuyos fósiles se exhibirán hoy por el Día del Patrimonio podría cambiar un paradigma de décadas
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07 de octubre de 2012 a las 06:00


Los arqueólogos iban a trabajar como todos los días, repletos de dudas y alguna que otra certeza. Una de ellas era que, como habían descubierto casi medio siglo atrás, el ser humano había llegado a América hacía unos 4 o 5 mil años. Entonces, un día del año 1927, alguien halló restos de punta de lanza entre las costillas de una especie ya extinta de bisonte. Los rastros de esos humanos tenían al menos unos 10 mil años. El mundo científico dio un sacudón: era momento de cambiar los libros.

Eventos como este suceden no tan seguido en la tierra de la ciencia, donde cada nuevo descubrimiento puede significar un terremoto.

Aún bajo plena consciencia de lo difícil que es y de la responsabilidad que conlleva cambiar un paradigma, el paleontólogo uruguayo Richard Fariña es optimista respecto al peso que tendrán sus más recientes hallazgos. Optimista, porque opina que solo así la ciencia progresa, pero también prudente, porque sabe que hasta que la evidencia no pase por el "filtro del juicio de la comunidad científica", y su trabajo sea publicado en una revista internacional, sus descubrimientos no existirán para la ciencia. Así como la historia no existió hasta que alguien fue capaz de escribirla.

El hallazgo de Fariña y su equipo tiene mucho del ingrediente polémico. Se trata de una colección de muestras de animales de la megafauna, sobre todo de una especie de perezoso del género Lestodon, encontradas desde 1997 en el arroyo del Vizcaíno, en la localidad del Sauce, en Canelones.

Según dijo Fariña, la importancia de este hallazgo no se debe solo a que es una de las mayores colecciones del país (cuenta con unas 1.050 piezas), sino que podría cambiar el curso de la prehistoria de todo el continente tal como se la conoce hasta ahora.

¿Un nuevo bisonte?


Todo comenzó con una clavícula que tenía unas marcas de lo que podrían ser cortes hechos por herramientas de caza. Más tarde, encontraron otros fósiles que presentaban trazas similares. Es la asociación entre especies de animales extintas con la actividad humana la que abriría paso a una nueva conclusión.

Además de las marcas humanas en los huesos animales, las pruebas de Carbono 14 indicaron que los fósiles descubiertos por el equipo de Fariña datan de hace casi 30 mil años, atrasando cerca de 17 mil años el poblamiento temprano de América.

¿Podría la ciencia estar nuevamente frente a un episodio similar al del bisonte? Mientras que el paleontólogo y docente de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República (Udelar) confía en que sí, otros expertos uruguayos expresaron su escepticismo.

En particular, los arqueólogos José María López Mazz y Rafael Suárez fundamentan sus dudas en las propias exigencias de los jueces científicos, aquellos que determinan si un descubrimiento tiene la evidencia suficiente como para pasar a engrosar la bibliografía de las revistas especializadas. En su opinión, no es el caso de Fariña, y en parte los hechos los respaldan, ya que el paleontólogo aún no ha publicado su descubrimiento.

No obstante, los hallazgos de arroyo del Vizcaíno se encuentran en este momento sobre el escritorio de los editores de la revista Nature, una de las más publicaciones científicas prestigiosas. Es la segunda vez que Fariña envía su trabajo, esta vez con algunas correcciones, y confía que en el futuro cercano su teoría se publique. “Cambiaría el paradigma de toda América, por eso mismo la comunidad científica es escéptica: va muy en contra de todo lo que se sabe”, dijo Fariña, y aseguró que su único argumento “es nada menos que la evidencia” que va encontrando.

Desenterrar el pasado


Por su parte, el doctor López Mazz encarna el paradigma actual y hasta ahora inmóvil sobre el poblamiento temprano de América. Es decir, sobre los primeros seres humanos que llegaron y habitaron el continente, de norte a sur.

Si bien la línea de investigación de López Mazz ha sido desde 1987 la de los “constructores de cerritos” sobre todo en lo que ahora es Rocha y de los indígenas que habitaron estas tierras apenas antes de la colonización, acaba de publicar en la revista Quaternary International (Elsevier) un artículo en el que sintetiza los fechados que se conocen sobre el poblamiento temprano en Uruguay.

Según dijo el experto, “no hay nada en el poblamiento temprano de Uruguay que sea diferente de lo que la comunidad científica acepta para lo que es esta región”.

Muchas de estas fechas pertenecen, a su vez, a las investigaciones lideradas por el arqueólogo Suárez, quien publicó su tesis al respecto en la Universidad de Oxford.

Actualmente, trabaja en el marco del proyecto “Arqueología y Paleoambientes durante la transición Pleistoceno Holoceno en el norte de Uruguay” , financiado por la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII). También recibe financiación de National Geographic.

La investigación, que comenzó hace unos 12 años, ha arrojado resultados interesantes, todos ellos presentados y publicados, la forma más “sensata” de hacer ciencia, según Suárez. La búsqueda se centra en tres zonas del norte del país: la cuenca alta, en la zona del Catalán Chico, donde hay canteras de ágatas y amatistas; la zona del Río Cuareim, en Artigas; y en el Río Uruguay.

Y aunque ninguno de sus descubrimientos ha levantado polvareda mediática, los hallazgos de los sitios llamados Pay Paso y K-87 están ayudando a reescribir la prehistoria del Uruguay.

Línea de tiempo


“Si la prehistoria del Uruguay pudiera mantenerse en una hora, el tiempo de la llegada de los indígenas como los charrúas, guenoas, guaraníes y demás grupos ocuparía nada más que los últimos 20 segundos”, explicó Suárez. El arqueólogo, que además es docente de la Facultad de Humanidades de la Udelar, señaló que existen entonces 59 minutos para los cuales no hay registros escritos, que comenzaron recién con la llegada de los españoles. Lo único que queda son los restos materiales.

Así, la investigación de Suárez y su equipo se enfoca en los primeros cazadores recolectores americanos, una tradición cultural a los que se denomina “paleoamericanos”.

Quiénes, por dónde y cuándo llegaron son las preguntas que los expertos buscan responder desde siempre y para las que hay pocas respuestas. Por ejemplo, se sabe que quienes llegaron a estas tierras eran de “nuestra especie”, la Homo Sapiens Sapiens: “Eran como nosotros; razonaban, tenían sentimientos, amaban a sus hijos y esposas”, ejemplificó Suárez.

Respecto a cuándo llegaron al continente, fue hace unos 20 mil años, luego de la última glaciación. Estos hombres cruzaron a pie el estrecho de Bering, dice la teoría con más renombre, pero una más reciente y discutida indica que pueden haber llegado por la “ruta del Atlántico”.

En concreto, la investigación de Suárez señala que en estas localidades el pasado prehistórico es mucho más diverso de lo que se creía.

Mientras se solía hacer referencia solo a una tradición cultural correspondiente a cazadores que empleaban puntas de proyectil “cola de pescado”, los sitios Pay Paso y K-87 han revelado la presencia de tres contextos estratigráficos separados. Es decir, tres culturas que vivieron en tiempos diferentes y que utilizaron tecnología distinta, que queda en evidencia gracias a las puntas de proyectiles y los deshechos que dejaban al tallarlas. Las mismas se ubican entre los 13 y 9 mil años “antes del presente”, luego de lo cual existe un “silencio arqueológico”, según Suárez.

Estas son grandes “marcadores étnicos”, explicó Suárez, quien ya publicó la existencia de dos tipos de diseños bien diferenciables, homónimos a los lugares en donde se descubrieron. Esta zona en el norte es rica además por haber sido un lugar de reunión de varias bandas, agregó.

Por otro lado, la investigación en Pay Paso sobresale por haberse confirmado allí la asociación entre los animales de especies extintas y restos de herramientas de caza, señaló Suárez. En el caso de Arroyo del Vizcaíno, no se ha encontrado evidencia “clarísima”, dijo Fariña, quien afirmó que sí “hay elementos líticos” que “llaman la atención”.

Este es un punto más que el paleontólogo intentará demostrar porque, al decir de López Mazz, “un paradigma no se cambia con notas periodísticas”. Y, parafraseando al propio Fariña, tampoco se logra “con un destello de optimismo en los ojos”, aunque sea un buen motivador.




Día del Patrimonio


Qué. El profesor Richard Fariña estará encargado de presentar una pequeña muestra de fósiles de la colección de Arroyo Vizcaíno.

Cuándo. El sábado 6 y domingo 7 de octubre, de 13 a 17 horas.

Dónde. Casa de la Cultura de Montevideo (Vicente Ponce de León 2208).

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