El Sol, que se encuentra a más de 150 millones de kilómetros de la Tierra, parece que sufre cambios pero no es así. Según los registros de Interface Region Imaging Spectrograph (IRIS), una nave espacial de la NASA, el astro está experimentando "bombas de calor" que estallan fuera de su atmósfera.
La cápsula fue enviada al espacio en 2013 para observar el Sol hasta 2015 pero se alargó su estadía hasta 2018 y quizá continúe unos años más. Las tareas concretas de IRIS son las de obtener la mayor cantidad de información sobre el movimiento del material solar y de la temperatura para así comprender los cambios recientes en el astro.
Una de las cuestiones a resolver es a qué se debe que la superficie de la atmósfera de la parte de abajo del Sol tenga una temperatura más alta que el resto de la estrella. Otras de las dudas que existen es si la corona solar eleva su temperatura en todas sus partes por igual o es si se asemeja más a las bombas de calor.
Algunos estudios recientes sostienen que los campos magnéticos de la corona chocan y por esta razón se producen las bombas de calor. Según un informe de la NASA, los datos que obtenga IRIS sobre las bombas de calor podrían ofrecer nuevas respuestas.
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