Kiecolt-Glaser sugirió controlar el estrés con prácticas como la respiración profunda y controlada

Ciencia

¿Podemos enfermarnos a causa del estrés?

El hecho de que la tensión constante nos puede volver más vulnerables a virus y otras infecciones puede parecer una obviedad, sin embargo, es una conexión difícil de establecer científicamente
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12 de mayo de 2014 a las 08:01
No sería ético poner a diferentes personas bajo situaciones de estrés para luego exponerlas a infecciones peligrosas en el laboratorio. Sin llegar a ese extremo, algunos científicos han encontrado la manera de poder estudiarlo. Sus descubrimientos muestran que la cuestión es mucho más complicada de lo que parece.

Las hormonas son la expresión biológica de las emociones, sostuvo Jan Kiecolt-Glaser, psiquiatra de la Universidad Estatal de Medicina de Ohio y pionera en este campo. En particular, las hormonas del estrés son parte de la respuesta de “lucha o huída”, la cual prepara al cuerpo para pelear contra un predador con dientes de sable o evitar un accidente de auto.

“Pero si el estrés es crónico, el hecho de segregar hormonas sin tener que escapar o luchar no es bueno para el sistema inmunológico" porque impide la respuesta ante una infección, explicó Kiecolt-Glaser. Su investigación ha demostrado que el estrés no necesariamente suprime al sistema inmunológico, pero sí entorpece la habilidad del cuerpo para responder a las infecciones apropiadamente.

Medir los niveles de estrés


Una encuesta online de la Asociación Estadounidense de Psicología, realizada en 2013 en Estados Unidos, mostró que 84% de los participantes reportaban niveles de estrés mayores o iguales al año anterior. A su vez, solo 35% reportó que mantenía su estrés bajo control.

Kiecolt-Glaser y sus colegas usan la vacunación como una forma ética de comparar respuestas inmunológicas en personas con diferentes niveles de estrés. Las vacunas le dan a las personas la misma exposición a un “invasor externo” y producen una predecible cantidad de anticuerpos.

En 1998, su equipo demostró que a las personas estresadas, por ejemplo, estudiantes de medicina que estaban a punto de tomar un examen importante y parejas de pacientes con Alzheimer, les llevaba más tiempo desarrollar anticuerpos protectores que a otras personas.

Sheldon Cohen, un psicólogo de la Universidad de  Carnegie Mellon en Pittsburgh, quería saber qué significaban esos cambios inmunológicos en una infección. Entonces, su equipo midió los niveles de estrés de voluntarios sanos a través de cuestionarios y luego los expuso a gotas nasales que contenían virus relacionados al resfriado. En los cinco días que vinieron después, determinaron quién se había infectado y cuantificaron su nivel de congestión y producción de moco (pesando el moco en cada uno de los papeles que usaron para limpiarse).

A mayores niveles de estrés que la gente reportaba, especialmente aquellos que tenían problemas personales o laborales, más probabilidad de enfermarse tenían.

Kiecolt-Glaser explicó que “el estrés crónico genera más posibilidades de enfermarse y de que las infecciones duren más y sean peores”. Pero otros expertos en inmunología no están tan seguros.

Un tema de difícil consenso


Erwin Gelfand, un inmunólogo del National Jewish Health de Denver, no tiene dudas de que el estrés causa pequeños cambios en las células inmunes o las moléculas inflamatorias, pero se mantiene escéptico sobre si estos cambios son relevantes. “El sistema inmunológico es muy flexible y plástico. Creo que puede tolerar estas perturbaciones”, explicó.

“¿Qué el estrés aumenta la vulnerabilidad a las enfermedades? Esa es una afirmación muy grande para hacerla a esta altura”, señaló Gelfand.

Pero Greg Miller, que estudia cómo el estrés afecta la salud, piensa que la evidencia es “tan fuerte como podría ser” dadas las limitaciones de los estudios con humanos.

“Las células inmunes son descuidadas y crean un lío” al llamar a otras células y comenzar una reacción en cadena para atacar una infección o curar una herida, explicó Miller, psicólogo en el Instituto de Investigación de Políticas en la Universidad de Northwestern. Con el estrés, ese lío se vuelve tan grande que se va de las manos, creando daños colaterales.

Los científicos creen que el estrés está vinculado a enfermedades relacionadas con el envejecimiento como la diabetes, los problemas cardiovasculares y el cáncer. "Tenés una vida entera de respuestas inflamatorias en exceso y el daño acumulado a través de las décadas", dijo Miller.

Entonces, ¿hay algo que se pueda hacer para mantener al sistema inmunológico funcionando bien? Kiecolt-Glaser sugirió controlar el estrés con prácticas como la respiración profunda y controlada, y consultar con un terapeuta. “Canalizar la energía hacia más actividades físicas y tener más contacto con los amigos”, son las sugerencias de Miller. Y agregó: “Nada de eso es alta tecnología”.

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