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Pingüinos a la deriva

En diciembre, la ONG Karumbé contó más de 500 de estas aves muertas en las costas uruguayas, pero las causas de su fallecimiento se desconocen y no hay capacidad logística para rehabilitar las que sobreviven
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18 de enero de 2015 a las 05:00

Tambaleándose por su caminar torpe, un pingüino pasó por al lado de la cancha de tejo de La Balconada, en Rocha. Los turistas, extrañados por su presencia en una playa en plena temporada de calor, se acercaron a sacarle fotos. Pronto se formó una ronda a su alrededor que demandaba al menos una pose simpática para compartir en redes sociales o simplemente recordar el momento. Aunque los pingüinos de Magallanes no anidan en las costas uruguayas, suelen aparecer en las costas de Rocha, Maldonado y Canelones. Pero, por linda que sea la foto, su presencia evidencia la falta de recursos y programas para atenderlos.

En diciembre, la ONG Karumbé, que se dedica a la rehabilitación de tortugas, encontró alrededor de 500 pingüinos muertos solo en el departamento de Rocha. El investigador Alejandro Fallabrino explicó a Cromo que se les aplicó una necropsia a algunos ejemplares, pero que no se encontró nada en sus estómagos y no se pudo constatar la causa de muerte. A veces, el fallecimiento puede responder a causas naturales, pero los numerosos casos suelen llamar la atención, aunque no a los expertos.

Fallabrino no para de recibir llamadas por pingüinos vistos en las playas. En los últimos días, en particular, le advirtieron de algunos ejemplares en La Paloma.

Desde que la Sociedad para la Conservación de la Biodiversidad de Maldonado (Socobioma) cerró en setiembre de 2013 por falta de recursos, estos animales y quienes los encuentran están a la deriva. Por si esto fuera poco, no se sabe a ciencia cierta porqué llegan a la costa, ya que no hay un equipo de científicos que se dedique a investigarlo.

 

¿Qué hacer?


Antes de sacar la foto, intentar tocarlo o molestarlo, es importante tener en cuenta que el invasor no es el pingüino. “La gente se pregunta qué hace el pingüino en la playa”, dijo Fallabrino, “pero es al revés, ¿qué hace el humano en las playas?”.

La veterinaria Lourdes Casas, quien desde Socobioma se dedicó entre 2006 y 2013 al rescate de animales silvestres y su reinserción al medio natural, indicó que los pingüinos solamente pisan tierra firme en el sur para reproducirse. Si lo hacen en las costas uruguayas, “es que necesitan ayuda”, explicó.

La recomendación de la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (Dinara) es no establecer contacto con el animal. Su manejo debe ser realizado solo por profesionales. No hay que intentar alimentarlos ni devolverlos al mar. “Están débiles, son animales de bajo peso y muchas veces muy parasitados”, dijo Casas.

En general, estos animales salen del agua por alguna razón. Si se los devuelve, podrían aparecer en otra playa o morir por asfixia. Además, se los debe hidratar a través de una sonda esofágica. Sin profesionales a cargo, el triste destino que les espera es la muerte.

“No existen hoy capacidades reales de rehabilitación. Frente a eso, lo único para recomendar es que no se les acerquen”, explicó Graciela Fabiano, directora del laboratorio de la Dinara. Este organismo no recomienda ninguna ONG porque no existen acuerdos formales. “Si nos avisan (de una aparición en la costa), el procedimiento es ir (al lugar) si hay locomoción y determinar la especie”, agregó.

Los pingüinos rescatados por Socobioma y que sobrevivían eran devueltos al mar en las épocas migratorias de la especie en grupos de seis o más y se esperaba que pudieran seguir la ruta con las corrientes de agua y, en el mejor de los casos, que se unieran a otros.
 

Hipótesis


Los pingüinos suelen llegar a las costas uruguayas en invierno, pero en los últimos años también se los ha encontrado en verano. Una razón posible es que están cambiando su plumaje, algo que ocurre una vez al año. Cuando hacen la muda, pierden una capa de aislamiento y comienzan a sentir frío y pueden contraer hipotermia. Se desconoce por qué esto ocurre durante la migración. Los que aparecen empetrolados suelen llegar a las playas en invierno. También están aquellos que mueren por causas naturales, por haberse perdido o por no haber encontrado alimento.
“No tengo a quién derivárselos”, dijo la veterinaria Lourdes Casas sobre los animales que llegan a las costas

Socobioma reinsertaba entre 25 y 30 pingüinos por temporada. Según Casas, hoy recibe entre 10 y 15 llamados por gaviotas, pingüinos, lobos marinos o animales que invaden casas o se accidentan en las rutas. “No tengo a quién derivárselos”, dijo la veterinaria con impotencia.

Ante el cierre de Socobioma, la investigadora había denunciado que no se conocían las causas de muerte de los ejemplares y que se registraba una mortandad “anormal”. Los pingüinos llegaban sin manchas de petróleo, pero morían 10 o 15 días después.

En 2011, se realizó una investigación luego de que miles de pingüinos comenzaron a aparecer muertos en las costas uruguayas. La ONG estimó unos 10.000 entre mayo y agosto de ese año. La Facultad de Veterinaria de la Universidad de la República estudió el caso, pero no encontró nada que orientara el diagnóstico. Se concluyó que la causa más probable era la falta de alimento sumado a fuertes tormentas.
 

Del lado de la ciencia


Una investigación de la Universidad de Washington Bothell en conjunto con la Universidad de Buenos Aires y el Centro Nacional Patagónico de Chubut (Argentina) analizó la migración de los pingüinos de Magallanes entre 1983 y 2010, y constató que las tasas de muerte eran más altas entre los juveniles. Un 13% de las muertes registrado durante el período migratorio se debió a la contaminación por hidrocarburos y capturas incidentales.

En este momento, su categorización en la lista roja de especies amenazadas de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (IUCN) es “casi amenazada”.

El área entre Argentina y Brasil donde estos pingüinos migran está desprotegida. El ambiente marino de la zona al sur de Brasil es uno de los más amenazados de Sudamérica, según el estudio. De hecho, allí se establece que la mortalidad por causas humanas es significativa durante la migración y que es necesario tomar medidas para proteger a los pingüinos. Por esto se sugiere que se determine una zona en la que las actividades humanas, como la pesca, estén reguladas de acuerdo a los hábitos migratorios de los pingüinos de Magallanes.

Para recolectar más datos sobre el paso de estas aves por las playas uruguayas, la ONG Ecobio, formada por estudiantes y profesionales de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República, tiene el proyecto Pingüinos Uruguay. La idea es contestar las preguntas básicas: “Cuántos llegan, cuántos se mueren, intentar saber por qué y hacer algo”, indicó la especialista en conservación de espacios naturales y coordinadora de la ONG, María Ángeles Pérez Lazo, quien trabaja en colaboración con Karumbé.

Hasta ahora, Ecobio ha llevado adelante registros esporádicos de pingüinos muertos, ya que sus integrantes no pueden dedicarse de lleno a la tarea. El trabajo es “a pulmón”, ilustró Pérez Lazo. Para su tesis de maestría, la investigadora estudiará cómo la sobrepesca y la falta de peces pueden determinar su mortandad.
 

Un visitante mal recibido


Respecto a los 500 pingüinos contabilizados por Karumbé, la directora de la Dinara respondió que, hasta el momento, la contabilización oficial no resultaba tan llamativa. “Para opinar si se trata de un ‘evento’ poblacional normal (de algunos individuos que se segregan y mueren, por ejemplo, por falta de alimento) hay que tener más información que, al menos nosotros, no tenemos”, afirmó.

Lo ideal sería contar con un centro de fauna con equipos adecuados para rehabilitar a estos animales. El costo de la alimentación de un pingüino durante un mes ronda los $ 2.000, sin contar el resto de los gastos, como agua, luz y alquiler de un establecimiento con estas características.

En otras palabras, en caso de que ocurriera un derrame u otro problema que causara la muerte masiva de pingüinos (como sucedió en 2011), el país no tiene ni la infraestructura ni los equipos para hacerle frente a la catastrófica situación.

Estos pingüinos patagónicos seguirán apareciendo en las costas uruguayas sin que haya un monitoreo y estudios que expliquen sus muertes.
 

Los únicos que rescatan


En Punta Colorada hay un centro que realiza actividades de rescate de animales marinos y, en este momento, sería el único que se dedica a atender pingüinos. SOS Rescate de Fauna Marina trabaja desde hace 25 años. En este tiempo ha encontrado pingüinos débiles, desnutridos y con falta de plumas. Desde el 1º de enero, momento en que las playas se atiborran de turistas, la ONG ha recibido entre 25 y 30 llamadas diarias con alertas sobre la presencia de estos animales. En este momento trabajan allí seis personas, pero el equipo está conformado por 25 rescatistas entre los que hay veterinarios, según el director, Richard Tesore.
 

De paso por acá


Los pingüinos de Magallanes hacen su ruta de migración dos veces al año entre Brasil y Punta Tombo, en Argentina, donde está su colonia más numerosa. Cuando empieza el calor en el sur y se acerca setiembre, se dirigen hacia la Patagonia para reproducirse, mientras que, cuando el invierno se aproxima, suben hacia zonas con temperaturas más cálidas, persiguiendo cardúmenes de anchoítas y otros peces. Pueden llegar incluso hasta Río de Janeiro y, en el camino, pueden llegar a pasar hasta seis meses sin salir del agua.
 

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