Mucho cambió en el concepto de DJ desde aquellos pioneros en el arte de mezclar los sonidos provenientes de discos de vinilo, que dieron origen a géneros como el hip hop, y el arribo de los sintetizadores como opción para hacer música, lo que derivó en la música disco. El “ser DJ” se transformó en un concepto que supera a la figura misma de la persona que pasa música en discotecas. El DJ es un creador de su propia música, que ha atravesado varias fases que acompañaron el desarrollo de la electrónica en sus diversos subgéneros y, al mismo tiempo, de la tecnología y sus múltiples posibilidades.
Esto desemboca inevitablemente en la tableta como herramienta musical. O, mejor dicho, en la posibilidad que brindan los dispositivos táctiles al género.
Todos músicos
En 2007, algunos años antes de la popularización de la tableta, artistas con proverbial sentido vanguardista como la islandesa Björk ya mostraban en sus espectáculos misteriosos instrumentos. Uno de ellos era el
reactable, una mesa táctil cuyos sonidos se activaban gracias a una pantalla que combinaba varios
loops o piezas de sonido contenidas en su memoria. Deaft Punk también lo hizo en su última gira, que culminó en aquel año.
Ahora hay por lo menos 30 aplicaciones con distintos precios y prestaciones que convierten al dispositivo móvil, especialmente al iPad, en una herramienta muy similar a aquel
reactable. Ideal para usos domésticos o profesionales, estas apps pueden convertir a la tableta en equipo instrumental obligatorio de cualquier artista.
Los programas van desde los más básicos y gratuitos –por ejemplo,
SoundCloud, que sirve para mezclar música a partir de su enorme biblioteca– hasta los más elaborados, detallistas e incluso diseñados por grandes marcas del género.
Traktor DJ es una de las opciones más populares. Por
US$ 19,99 se accede a la posibilidad de integrar la mezcla de discos, que incluso contiene un explorador que recomienda canciones similares a la que se está pasando en cuanto a tempo y clave. Contiene también efectos integrados y la chance de grabar y compartir en alta fidelidad las mezclas creadas en el momento.
Al otro lado de la franja de precios aparecen los hiperdetallados
Cubasis (un sistema integral de producción musical) y
Lemur. Ambos cuestan US$ 50 en la App Store de Apple, un precio abultado para el promedio de las
apps de iOS.
Desarrollada por
Liine, Lemur es una aplicación que los mencionados Daft Punk y otros artistas reverenciados por su trabajo con la electrónica (Nine Inch Nails, Deadmau5, M.I.A., Modeselektor, Alva Noto) aprueban y recomiendan. Este controlador de sonidos MIDI tiene además un elemento muy particular: la jugabilidad. Muchos de sus efectos son rebotes y oscilaciones que el usuario gradúa en función de la intensidad con que mueve sus dedos. Aunque sin tanto detalle profesional, esta función también puede probarse en aplicaciones como
iKaossilator, disponible por
US$?19,99.
Lemur también permite una rápida conexión con cualquier
laptop para trabajar en forma integrada.
Unas líneas atrás mencionaba la presencia de grandes marcas vinculadas a la electrónica. Quizá uno de los casos más notorios hoy día sea el de
Moog, que acerca la posibilidad de trabajar con un sintetizador que incluye todo el repertorio sonoro de los instrumentos de la empresa, para así generar sonidos en base al movimiento de gráficos.
Animoog, disponible para
iPad a US$ 30 y
Blackberry Z10 a US$?9,99, es un panel táctil permite armar sonidos fluidos y dinámicos que el usuario va “esculpiendo” sobre la base de una dinámica muy fácil de dominar. Una vez que se anima y obtiene la combinación de sonidos deseada, el músico de tableta puede guardar la mezcla y ejecutarla cuando quiera.
Finalmente, uno vinculado a un uso más primitivo. Si al usuario le gusta tocar la batería, aunque no tenga idea de cómo debería hacerlo en la vida real, aplicaciones como
Impaktor pueden regalarle un buen rato de diversión. Es una aplicación que, por solo US$ 5, permite combinar distintos sonidos gracias a un software que convierte al dispositivo Apple en un equipo completo de instrumentos de percusión, ideales para ser activados en vivo o para simple uso doméstico.