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Ojos en el cielo: el futuro de los drones

Irrumpieron con fuerza en diferentes áreas en el país y en el mundo; expertos creen que, de aquí a 20 años, algunas actividades no podrán ser imaginadas sin esta tecnología
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08 de abril de 2017 a las 05:00

Drones por doquier equivalen a un cielo lleno de ojos e infinitas posibilidades. Mirando desde lo alto con su característico zumbido, estos pequeños platos voladores moldean una nueva realidad.

Un dron es un vehículo aéreo no tripulado, equipado con una cámara de alta calidad, sensores de todo tipo y capacidad de navegar una ruta previamente programada. Inicialmente fue desarrollado en EEUU para ser usado en misiones espías y hasta portando misiles. Pero desde entonces los drones han irrumpido con fuerza en ámbitos variopintos.

Mar de posibilidades

La siguiente historia llegó a la compañía china DJI –mayor fabricante mundial de drones– a principios de 2014. A Paul Braun, de Wisconsin (EEUU), padre de tres hijos –uno de ellos autista–, geógrafo y empleado de una empresa de mapeo aéreo, un día se le ocurrió mostrarle a su hijo el mundo desde un punto de vista diferente, el de un dron, y terminó descubriendo su potencial como instrumento de socialización. Fue así que Braun fundó Taking Autism To The Sky, para que más niños tengan la oportunidad de experimentar el mundo desde los cielos. "Cuando nos enteramos, inmediatamente apoyamos la causa, donando equipos", contó Manuel Martínez, el director para Latinoamérica de DJI, en entrevista con Cromo.

"Así como Ícaro [mito griego] deseaba acercarse al sol, volar siempre ha sido un sueño de la humanidad. Para estos chicos los drones son la prolongación de ese deseo", destacó.

Puede ser que volar sea una fantasía del hombre, pero, como toda tecnología, tiene una razón práctica. El público tiene a su disposición equipos seguros y fáciles de usar (piloteados a través de un control remoto o inclusive una app para smartphones) y las empresas constantemente innovan y sorprenden con nuevos usos: rastreo de vehículos robados, localización de matrículas con pago atrasado de patentes, acompañamiento de niños hasta las escuelas, conteo automático de árboles, prevención de accidentes de tránsito y "drones ambulancia" equipados con desfibriladores semiautomáticos.

Amazon, por su parte, se está tomando muy en serio la idea de las entregas con drones y tiene previsto lanzar masivamente este servicio en 2018. En Alemania, DHL ya hace tiempo realiza envíos mediante estas naves. El llamado Paketkoper pesa cinco kilos y es capaz de llevar paquetes de hasta 1,2 kilos durante 45 minutos con una sola carga de baterías.

Sin embargo, para Martínez, es equivocado considerar el dron como un simple vehículo transportador, sino que va mucho más allá. "Es un robot y cada vez más tiene que ser visto como un robot", subrayó. "Después de recoger y analizar información mediante software especializados, podrá sugerirle al hombre qué decisiones tomar", añadió.

Según José Marchetti, de senseFly –empresa suiza líder en producción de drones para uso profesional–, de aquí a 20 años algunas actividades no podrán ser imaginadas sin drones. "La robótica e inteligencia artificial van a cambiar el paradigma de nuestras vidas. Industrias como la minería o la construcción se tornarán cada día más seguras, con menos accidentes y mayor eficiencia", destacó a Cromo.

El uso de los drones de senseFly se ha disparado en todas las industrias. El modelo más avanzado con el que cuentan es eBee Plus, de ala fija (con el aspecto de un avión). Equipado con un sensor diseñado específicamente para fotogrametría profesional –técnica indispensable para la cartografía topográfica, que elabora modelos en 3D a partir de imágenes 2D–, su lente puede obtener imágenes de gran nitidez (fotógrafos profesionales consideran que los drones constituyen la única verdadera innovación en la disciplina en los últimos 150 años). El dron de ala fija, además, tiene la particularidad de permanecer en el aire durante varias horas, versus los drones multirrotores (de ala rotatoria) que no suelen superar los 20 minutos de vuelo.

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En México, un equipo investigador está en proceso de desarrollar drones autónomos. Particularmente, se quiere diseñar algoritmos que permitan a un dron volar en interiores, evitar obstáculos y generar un mapa tridimensional de la escena. Por lo visto, en el futuro estos ni siquiera necesitarán de un piloto en tierra.

La única limitante es nuestra imaginación, porque las posibilidades de estos robots voladores son infinitas.

Acá nomás

El 30 de marzo, en el marco de Oportunidades en el aire, el LATU recibió a expositores uruguayos y extranjeros que abordaron las últimas tendencias en el uso de drones. El enfoque del evento, organizado por el Proyecto de Internacionalización de Especialización Productiva (PIEP) del Ministerio de Industria, Energía y Minería, se centró en sus aplicaciones en la trama productiva y de negocios.

Manuel Martínez, de DJI, quien estuvo invitado como expositor, destacó a Uruguay como el primer país del mundo que, desde el gobierno, incentiva el uso de la tecnología en la industria. Este año el PIEP impulsa esta innovación con una inversión de hasta US$ 100 mil.

Los ojos en el cielo uruguayo se utilizan para muchas cosas. A modo de síntesis, estos han cambiado el concepto de agricultura. Mucho más barato que un helicóptero, un solo dron puede monitorear más de 1.000 hectáreas en menos de una hora, evaluando condiciones del terreno y detectando plagas.

7.000 drones entraron al país entre 2014 y 2016. El 90% corresponde a la marca DJI, según datos de la Asociación Uruguaya de Drones (AUD).

También se usan para controlar incendios y relevamiento rápido ante catástrofes. El tornado de Dolores, que ocurrió en abril de 2016, es el caso más memorable, cuando los drones policiales de la Unidad Nacional de Vehículos Aéreos No Tripulados (Unavant) del Ministerio del Interior mapearon la ciudad, capturando imágenes que, además de mostrar el volumen de los destrozos, aportaron información sustancial al operativo de seguridad.

Fuerza de decreto

La Dirección Nacional de Aviación Civil e Infraestructura Aeronáutica (Dinacia) es quien regula el espacio aéreo en Uruguay y está vigente la Resolución n° 291/2014. Según esta, no se puede volar: encima de una concentración de personas, en áreas prohibidas y restringidas y muy especialmente en zonas de tráfico de aeropuertos o aeródromos. Tampoco se permite transportar pasajeros y realizar operaciones internacionales.

Ricardo Aguerre, de la empresa de filmación aérea Koptercam, recordó una época en la que se trabajaba sin permisos. Fue en 2014 que entró en vigencia la resolución, "de un día para el otro", compartió con Cromo. "La propia Dinacia no tenía muy claro qué pedirnos. Nos llevó un buen tiempo registrar la empresa y sacar las licencias", dijo.

Al entender que los drones llegaron para quedarse, la Dinacia puso manos a la obra y esbozó reglas básicas para esta actividad: separó los fines recreativos de los comerciales y estableció tres tipos de drones: menores (de hasta 25 kilos), medianos (de entre 25 y 260 kilos) y mayores (de más de 260 kilos).

Para las actividades recreativas, los drones menores no requieren registro ni licencia, pero los medianos tienen que inscribirse ante la Dirección de Seguridad Operacional y además sacar el Permiso de Operador de Dispositivo Aéreo Operado a Distancia (DAOD). En cuanto a los mayores, son consideradas aeronaves y para volarlas se precisa licencia aeronáutica. De todos modos, aunque se respeten todas estas indicaciones, los drones recreativos tienen que mantenerse lejos de las zonas pobladas, y pueden volar solo sobre playas desiertas y campos.

Para fines comerciales, como en la empresa de Aguerre, se requiere un permiso de trabajo aéreo, además de un seguro de responsabilidad civil o seguro aeronáutico. Y todos, sin excepción, deben obtener el Permiso de Operador de DAOD.

En cuanto a las áreas restringidas, por ejemplo, no se puede sobrevolar ni cárceles ni plantas de combustible ni la estancia presidencial en Anchorena. Por otro lado, el lago Rincón del Bonete puede convertirse en un destino peligroso, porque allí la Fuerza Aérea efectúa –sin previo aviso– practicas de tiro.

En Montevideo, se prohíbe que cualquier aeronave, tripulada o no, se acerque más de un kilómetro al edificio de Presidencia de la República, ubicado en la zona más céntrica. Esto abarca toda la Ciudad Vieja hasta la Intendencia. "Para volar ahí, hay que pedir un permiso especial mismo a la Presidencia", explicó Aguerre.

Koptercam se especializa sobre todo en proyectos audiovisuales para cine y publicidad. Sus equipos de ocho motores pueden cargar cámaras digitales más pesadas. Aun así, están intentando abarcar más áreas, como el relevamiento de espacios de construcción y el mantenimiento de parques eólicos. "Hoy en día hay mucha competencia, entonces tenemos que diversificar para vivir de esta profesión", comentó.

Con leyes laxas y no prohibitivas, a diferencia de otros países de la región (como Chile), Uruguay es un ejemplo a seguir en cuanto legislación. Desde Dronfies, startup uruguaya que quiere democratizar los drones, haciendo que tomar una selfie desde el cielo sea tan fácil como una común, hasta UAV Agrimensura, que pone al servicio de la industria la más alta tecnología en drones, el país tiene un horizonte firme en el desarrollo de esta tecnología.

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