Hay muchas cosas que no entendemos sobre el amor y hay mucho que es peculiar a las personas individuales y a cada pareja. Desde normas culturales hasta cuestiones históricas, la investigación científica sobre el amor no es sencilla. Sin embargo, resulta que hay una gran cantidad de ciencia acerca de por qué la gente se enamora que es a la vez extraña y bastante increíble.
A pesar del adagio popular, los opuestos no se atraen muy a menudo. Las personas suelen enamorase de personas con quienes son parecidos a ellos, desde edades parecidas, valores compartidos e incluso la autopercepción de la belleza juegan un papel muy importante.
Esta vez sí tiene la razón el conocimiento popular. Más veces de las que nos gustaría admitir, nos enamoramos de alguien que se parece a alguno de nuestros padres. Por lo general los rasgos que destacan son colores de ojos o pelo como también contextura física. Pero no en pocos casos se busca también por edad, si tenemos padres jóvenes posiblemente busquemos pareja más joven.
Existen algunas evidencias de que el aroma puede desempeñar un papel en la atracción. Cuando la mujer ovula, por ejemplo, pueden preferir los olores de los hombres con más testosterona. Y los hombres pueden preferir los olores de las mujeres en ciertos momentos de sus ciclos menstruales.
A pesar de lo que nos quiso hacer creer Crepúsculo, los introvertidos y calmados no son tan atractivos. Las personas con posturas abiertas y que se expresan sobre sí mismos, suelen ser más atractivos y más potenciales parejas les prestan atención.
Aunque no se sabe a ciencia cierta porqué, entre rasgos como la simetría y la musculatura, se encuentra la altura. Es simplemente una cuestión estadística, pero existe una diferencia entre hombres altos y bajos: los más altos son más atractivos en los grandes números para más mujeres.
Las personas que comparten experiencias extremas, ya sea peligrosas o adrenalínicas, generan lazos más fuertes que las personas que no. Vivir juntos este tipo de experiencias vuelve màs cercanas a las parejas y fortalece vínculos ya existentes. Además, incentiva el deseo sexual.
Si dos personas que sienten atracción viven cerca uno del otro, es más posible que se convengan en algo romántico, la clave es que pueden llegar a conocer unos a otros a través encuentros fortuitos. Al menos, ese es el caso para los estudiantes universitarios en sus dormitorios.
La mejor manera de enamorarse de alguien es llegar a conocerlo. Un investigador mostró esto haciendo que pares de extraños pregunten unos a otros solo 36 preguntas en 45 minutos. Los resultados demostraron exactamente cómo la gente puede construir intimidad con casi todo el mundo en tanto y en cuanto lo intenten.
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