Ómicron es el nombre que le dio la OMS a la nueva “variante de preocupación”, aquellas a las que el organismo decide seguir con más atención y advertir a los gobiernos del mundo por su capacidad de hacer daño. En apenas seis días, la variante recorrió titulares del mundo entero, muchos científicos reaccionaron alarmados y varios países decidieron cerrar fronteras a pasajeros que viajaban desde Sudáfrica, el país que primero la detectó, aunque desde entonces ya se ha expandido a 16 países.
Aún es pronto: el aumento de casos en el país africano comenzó hace menos de una semana, cuando se confirmaron 18.586 casos el 23 de noviembre, en un mes en el que solo el 19 de noviembre, con 1.374 nuevos casos, se había pasado la franja de los 1.000 casos. Desde el día de mayor cantidad de positivos hasta hoy los confirmados diarios han oscilado entre 1.000 y 3.200 casos nuevos diarios. Las muertes tampoco han tenido un aumento exponencial, aunque el 25 de noviembre se superó la centena de fallecimientos a causa del virus con 114 nuevas muertes. Del 20 al 29 de noviembre ese fue el único día con más de 40 muertes, en un país con 24% de su población totalmente vacunada.
La propagación rápida de la variante en varios países con tan pocos días de conocida lleva a formularse varias preguntas sobre ómicron.
Su cantidad de mutaciones. Con 32 es la variante que más modificaciones ha mostrado hasta ahora (beta, delta y gamma tenían entre 11 y 13). Las mutaciones se registran en la proteína S, que, simplificando, es la que se adhiere a la célula para infectarla. Más modificaciones en esa espícula se relacionan con mayor capacidad de adherirse a la célula. Las vacunas de ARN mensajero, como Pfizer o Moderna, trabajan precisamente para evitar que esa espícula se adhiera a la célula, por lo que cuanto mayor sea la cantidad de modificaciones, más dificultad pueden llegar a tener para hacer su trabajo.
The comparison to Delta makes it even more obvious, that we are dealing with a new spike protein in Omicron.
— Ulrich Elling (@EllingUlrich) November 27, 2021
From faster spread through asymptomatic disease to more severe outcomes everything seems possible at this point. Thanks for sharing, @EricTopol pic.twitter.com/aA05zfoFmK
No sabemos. Esas observaciones de laboratorio luego deben corroborarse en la práctica, y no siempre lo que es claro en el laboratorio se traslada luego al mundo real. De todos modos, tantas mutaciones llaman la atención. Lo resume el inmunólogo Alejandro Chabalgoity a El Observador: “Es un tema de lógica, nada más: mayor cantidad de mutaciones en S más posibilidades de que escape. Pero hay que comprobar en terreno”.
No hay información suficiente, pero todo indica que sí. El 80% de los casos secuenciados en Sudáfrica pasaron a ser ómicron en menos de una semana, y la tasa de positividad pasó del 3% al 9%. El 10% de los 600 pasajeros que llegaron el sábado a Holanda desde Sudáfrica dio positivo (aunque falta que se secuencien para saber si son ómicron). Es un porcentaje de positividad enorme para un testeo de control, aunque hay que tomarlo con pinzas porque no se sabe si es representativo de toda la población: por ejemplo, pueden ser “clústeres” concretos, con una misma fuente de infección.
The rapidity with which the Omicron variant has become predominant in Gauteng Province is concerning. Evidence from other provinces suggests the variant has already spread across South Africa. B.1.1.529 has now been detected in samples from patients in multiple countries. 3/ pic.twitter.com/LOku8aJfWG
— Dr. Tom Frieden (@DrTomFrieden) November 28, 2021
No lo sabemos. Hasta ahora todo lo que hay es información de laboratorio, pero los casos detectados en viajeros arribados a Europa desde Sudáfrica son moderados. No es una respuesta definitiva, porque pueden ser individuos sanos, con menos posibilidad de enfermar gravemente. De todos modos, la cantidad de personas completamente vacunadas a las cuales se les detectó la variante preocupa a los científicos, porque puede implicar mayor transmisibilidad aún que la variante Delta, y una capacidad de escape a vacunas como no se ha visto hasta ahora.
Si fuese una variable más transmisible pero menos grave, ómicron podría ser una muy buena noticia, porque iría en la dirección de otros virus: el de atenuar su gravedad con el paso del tiempo. Sin embargo, tampoco hay información sobre el terreno para justificar esa posición, y son más los argumentos para pensar que pueda ser más grave. Sobre todo en la medida en que sigue existiendo muchísima población sin vacunar, lo que opera contra la “presión selectiva”, es decir, la capacidad de los sistemas inmunitarios de la población para mantener el virus a raya y, si no eliminarlo, al menos reducir la posibilidad de que se generen nuevas mutaciones.
Según aseguró a El Observador el infectólogo Álvaro Galiana, “una nueva variante se genera cuando hay niveles intermedios de anticuerpos”, algo coherente con un país como Sudáfrica, que tiene bajo índice de vacunación (30%) y de recuperados (50 por millón contra 115 de Uruguay, aunque con probable subregistro). “Cuando hay bajos niveles, la variante que ya predomina se sigue expandiendo sin defensa. Cuando hay niveles altos el virus no se reproduce. Con un nivel de anticuerpos intermedio, 1 en 10.000 mutaciones se reproduce y se llega a una nueva variante”.
“Hay algunas compensaciones probables entre la transmisibilidad y la propensión al escape inmunológico en el SARS-CoV2. Algunas variantes anteriores fueron mejores para eludir la inmunidad del huésped (beta, gamma, mu), otras mejor para replicar e infectar (alfa, delta), pero hasta ahora ninguna sobresalió en ambas", escribió en Twitter Francois Balloux, director del instituto de genética UCL en Londres.
The omicron variant could be less, as much, or more transmissible and/or virulent than prior SARSCoV2 lineages in circulation. Only real data will tell, and any prediction about omicron's virulence remains largely futile at this stage.
— Prof Francois Balloux (@BallouxFrancois) November 28, 2021
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El virólogo Barry Schoub, jefe del Comité Asesor Ministerial de Sudáfrica sobre vacunas covid-19, fue llamativamente optimista: "Es poco probable que cause una enfermedad más grave", dijo Schoub. “Ciertamente, lo que hemos estado viendo hasta ahora es que la gran mayoría de los pacientes han sido leves. De hecho, hasta ahora no hubo un aumento muy sustancial en las admisiones hospitalarias. Creo que podemos estar bastante cómodos con que la vacuna aún evitará enfermedades graves”.
Todo indica que no. En el sistema inmunológico un rol fundamental de protección lo tienen las células B y T. Los anticuerpos dejan de circular en el torrente sanguíneo a los pocos meses, pero cuando el virus ingresa al organismo entran a batallar las células con memoria, que permiten activar el sistema inmunológico para defender al cuerpo de un caso grave. Como mínimo hay consenso entre los científicos en que las células B y T deberían dar cierto nivel de protección. De todos modos, según Chabalgoity, “los datos de reinfección con ómicron en personas totalmente vacunadas son preocupantes”.
“Las mutaciones en ómicron que parecen eliminar la mayoría de los anticuerpos neutralizantes son muy preocupantes. Combinado con la aparente aptitud del virus, esto podría ser un problema. Ahora hay mucho por hacer para tener una mejor idea del riesgo que representa”, opinó en Twitter Florian Krammer, profesor del Departamento de Microbiología de la Facultad de Medicina Icahn de Mount Sinai. “Primero debemos averiguar qué tan extendido está, qué tan bien escapa a los anticuerpos neutralizantes (el supuesto es que muy bien), cuál es su índice de reproducción, qué tan bien compite con delta y si puede causar una enfermedad grave en individuos vacunados o recuperados. Además, no debemos olvidar que los anticuerpos no neutralizantes y las células T probablemente estén prácticamente intactos. E incluso si una vacuna variante fuera necesaria, no empezaríamos de cero”
“Cuando llegó la delta se manejaba la misma eventualidad de escape inmunitario. Para comprobarlo se precisa más tiempo, y ver cómo responde gente con niveles de anticuerpos altos”, agrega Galiana.
¿Cuándo podremos saber más? La variante fue descubierta el martes pasado, por lo cual estamos en los primeros instantes de conocimiento sobre ómicron. Hace falta seguir secuenciando para saber cómo compite contra las otras variantes, cuál es su transmisibilidad en el terreno, si deriva en casos graves (y qué porcentaje del total son) y si escapa a la protección de vacunas (y cuánto). Para tener un universo de casos suficientemente robusto deben transcurrir como mínimo dos o tres semanas.
“Ómicron sigue siendo una pequeña muestra, y probablemente no se ha enfrentado a la presión de escapar de las vacunas. Se encontró en un país con pocos casos (no es lo que esperaríamos si estuviera evolucionando para ser más fuerte), lo que significa que todavía hay buenas razones para creer que no despegará a nivel mundial”, opina David Dowdy, epidemiólogo de enfermedades infecciosas en la Universidad Johns Hopkins, algo con lo que no coincide Chabalgoity, que si bien cree que es posible que ómicron pasara bajo el radar antes de ser descubierta, aclara que “con la evidencia actual no hay ningún dato para apoyarlo”, y añade con preocupación: “La circulación libre del virus en sitio sin presión selectiva o con niveles bajos de selección (inmunidad) es escenario para la aparición de nuevas variantes”.
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