Uno de los asesinos de Marielle Franco firmó un acuerdo de colaboración con la Justicia

Se trata de un paso importante para encontrar respuesta a quién mandó matar a Marielle y por qué. Una de las pistas se perdió en marzo de 2020, cuando ya había asumido la presidencia Jair Bolsonaro, sobre quien cayeron sospechas de ocultar la trama del crimen político.

En ese momento, el ex policía de Río de Janeiro que comandaba un grupo de asesinos a sueldo sospechado de asesinar a Marielle Franco, fue abatido en una operación policial en la ciudad de Bahía, al noreste de Brasil.

El ex oficial de la policía militar Adriano Magalhães da Nóbrega estaba también vinculado al escándalo de corrupción que rodeaba a Flavio Bolsonaro, el hijo mayor del entonces presidente. La Secretaría de Seguridad Pública de Bahía afirmó que el jefe de sicarios estaba bajo vigilancia y que, al intentar detenerlo, Nóbrega abrió fuego.

Pero pasados más de cinco años, las autoridades del gobierno de Lula cifran expectativas en el acuerdo firmado por Élcio de Queiroz. Lo explicaba este lunes en rueda de prensa el ministro de Justicia y Seguridad Pública del país, Flávio Dino, que no dio detalles sobre las informaciones que Queiroz aportó para preservar la investigación, aunque sí dijo que son relevantes.

“El resumen del día es que la confesión de Élcio permite informaciones que conduzcan a aclarar toda la dinámica del crimen y evidentemente de otras participaciones”. El ministro avanzó que en las próximas semanas habrá nuevas operaciones policiales que podrían llegar a los que encargaron el asesinato.

Citó el papel de las milicias y el crimen organizado de Río de Janeiro, la principal hipótesis que siempre se manejó para explicar este asesinato político. Hasta ahora, la investigación de la Policía Federal se basaba en los ejecutores del crimen, pero ese capítulo ya está resuelto. Falta saber quiénes fueron los mandantes del asesinato.

 Queiroz era agente de la Policía Militar y conducía el auto que perseguía a Franco por las calles del centro de Río de Janeiro la noche del 14 de marzo de 2018. En el asiento de atrás estaba Ronnie Lessa, otro ex policía militar que con una metralleta disparó cuatro tiros en el rostro de la concejala. La ráfaga también acabó con la vida de su chófer, Anderson Gomes.

Tanto Queiroz como Lessa, los dos autores materiales, fueron detenidos justo un año después del asesinato y desde entonces permanecen en una cárcel de máxima seguridad a la espera de un juicio que aún no tiene fecha.

En su acuerdo de delación premiada, Queiroz confesó el crimen, dio detalles de cómo planearon el asesinato y de cómo se deshicieron del vehículo después. También aportó informaciones que podrían llevar a los autores intelectuales.

Ese acuerdo con la justicia le reportará algún beneficio penal, pero el ministro de Justicia aclaró que seguirá preso. Queiroz se decidió a hablar después de que las pistas llevaron hasta Maxwell Simões, un ex bombero que en sus redes sociales exhibía una vida de lujo y que se consideraba el mejor amigo de Lessa, el otro condenado.

El sospechoso ya había estado preso y condenado a cuatro años de cárcel por obstaculizar las investigaciones, pero cumplía la pena con permisos de salida de la cárcel. Este lunes fue arrestado de nuevo, supuestamente por nuevos datos aportados por Queiroz.

Hasta el momento estaba acusado de haber escondido el arma del crimen y de haber encargado a unos colaboradores que se deshicieran de ella lanzándola al mar, frente a la playa de Barra da Tijuca.

Pero ahora se sabe que trabajó con Lessa planificando el asesinato durante meses: vigilaba las rutinas de la concejala y esperaba una ventana de oportunidad. Él conduciría el coche y Lessa dispararía.

A finales de 2017 ya estuvieron a punto de asesinarla, pero Simões alegó un fallo mecánico en el coche que echó por tierra la operación. Lessa lo interpretó como una marcha atrás y finalmente llamó a Queiroz para que lo sustituyera; fue así como se formó la pareja que finalmente ejecutó a Marielle.

La hermana de la concejala asesinada, Anielle Franco, que ahora es ministra de Igualdad Racial, decía este lunes en sus redes sociales que confiaba en la investigación liderada por la Policía Federal, pero añadía: “Repito la pregunta que hago desde hace cinco años: quién mandó matar a Marielle y por qué”.

Durante los años en que el expresidente Jair Bolsonaro estuvo en el poder, la familia de Franco no quiso que la investigación dejara la Policía Civil de Río y pasara a manos de la Policía Federal, que depende del Gobierno central y que por instrucción de Lula no bien asumió su tercera presidencia tomó el crimen como cuestión de primera magnitud.

(Con información de agencias)