¿Qué tienen en común un chicle y un cepillo de dientes? Para empezar, que de la combinación de ambos nació
Rolly, el cepillo de dientes “achiclado”.
Si bien desde niños enseñan que la goma de mascar produce caries en los dientes, el paradójico invento se vale de las virtudes de la goma de mascar para, justamente, prevenir las caries.
Rolly es una suerte de cepillo masticable, un chicle que posee “cerdas” para dar una limpieza profunda a los dientes.
Si bien a simple vista no parece apetecible en absoluto, la única diferencia con la experiencia de masticar un chicle es que Rolly casi no se deforma en la boca.
Además de higienizar los dientes, el nuevo producto aporta xylitol y fluoruro para potenciar la higiene bucal y así evita el uso de pasta o enjuague bucal. El aliento a menta también es igual al que deja una goma de mascar o cepillarse de la forma tradicional.
Precios y comodidad
Aunque la empresa que lo comercializa lo promociona como una opción “conveniente, discreta y efectiva”, cada Rolly es descartable y se vende en un paquete de 12 unidades por US$ 12.
Así que tal vez sea mejor seguir cepillándose “a la antigua” y masticar chicle sin fines ulteriores.