Mircea Cărtărescu en su visita a Uruguay

Espectáculos y Cultura > Entrevista

Con Mircea Cărtărescu, el candidato al Nobel que visitó Uruguay: "Cuando sos poeta, lo sos desde tu nacimiento; nadie puede convertirte en uno"

El autor rumano pasó por Montevideo el pasado fin de semana, en una visita que marcó un punto alto del calendario cultural del 2023
Tiempo de lectura: -'
05 de octubre de 2023 a las 05:03

Uruguay entró en la ruta literaria principal, o eso queremos pensar, así nos queremos sentir: afortunados. Porque ya van dos visitas ilustres seguidas, y en algún punto le estamos agarrando el gustito. En 2022 el escritor italiano Alessandro Baricco deleitó al Teatro Solís en un evento memorable, y hace pocos días, el fin de semana pasado, la historia más o menos se repitió con otro clase A: el poeta y narrador rumano Mircea Cărtărescu, uno de los autores más importantes de las letras europeas actuales, llegó a la ciudad y conquistó a todo el mundo.

Su visita estuvo enmarcada en el proyecto Macondo, de la Comedia Nacional, y se terminó de triangular por la presencia del rumano en el festival Filba de Buenos Aires y los esfuerzos de la librería Escaramuza, que funcionó como casa anfitriona y desde donde se organizaron las actividades. Una de ellas, la más importante y central, fue la entrevista que Cărtărescu le concedió al programa Oír con los ojos de Radiomundo, que se emitió en vivo y con fonoplatea desde la sala Zavala Muniz. 

Entre seguidores uruguayos que esperaban en las butacas con sus voluminosos libros en la mano, el autor de 67 años nacido en Bucarest respondió las preguntas de Fernando Medina y de quien firma esta misma nota con amabilidad y erudición, incluidas aquellas que ya directamente lo tienen cansado y que involucran, por ejemplo, al premio Nobel de Literatura. Porque, efectivamente: Cărtărescu es uno de los principales candidatos a ganarlo desde hace años, se encuentra con frecuencia entre las opciones más posibles —también para el de 2023, que se entrega este mismo jueves—, y según contó el pasado sábado en vivo, en su país a esta altura parece ser un tema casi de identidad nacional.

“No me importa demasiado el premio Nobel, pero lamentablemente a mis compatriotas sí. Mi país nunca ganó el Nobel, y eso ha creado una suerte de histeria. '¿Por qué no tenemos un Nobel? Nos lo merecemos. Es una injusticia gigante que se nos hace', dicen. Y cada vez que llega el 1° de octubre no sé dónde esconderme. Porque todos esperan que gane el premio, y luego ven que no lo gano y se burlan de mí. 'Oh, miren al candidato perpetuo, nunca lo va a ganar'. Hay revistas satíricas en Rumania que cada octubre publican caricaturas mías como un perdedor. Por eso odio el comienzo de octubre.”

Pero con Nobel o no, para el autor de esos impresionantes libros que son Solenoide, Nostalgia o la trilogía Cegador —editados en español por Impedimenta y presentes desde hace años en las librerías locales—, el paso por Uruguay sirvió para prolongar la conversación en torno a su predilección por la literatura del Boom latinoamericano, para remarcar que su mirada es siempre poética y para dejar claro que, como bien demuestra en sus historias, para él la realidad, los sueños y lo que entendemos por existencia se funden en un solo punto indivisible, punzante, siempre misterioso.

Esos, entre otros, son también los temas de los que habla en la siguiente entrevista con El Observador, una de las poquísimas que concedió en un fin de semana intenso y muy estimulante para el calendario cultural del 2023, que se anota con esta visita un mojón inolvidable.

Es la primera vez que llega tan al sur en el continente y resulta curioso, ya que su vínculo con la literatura de esta parte del planeta está muy presente casi desde sus inicios como lector. ¿Cómo fue que se gestó esa influencia?

Tengo una relación especial con la literatura latinoamericana. Esto se debe a que cuando era joven, un estudiante, el realismo mágico estaba muy de moda en todas partes, incluso en Rumania, donde fueron traducidos de forma extensa. Así que pude leerlos en mi propio idioma, y en muy buenas traducciones. En ese momento descubrí con asombro a los más grandes escritores, a los argentinos, a Gabriel García Márquez, Vargas Llosa, a Echenique, a los cubanos. Ellos tuvieron una gran influencia en mi forma de pensar y en mi vida, y después en mi escritura. En Sábato, sobre todo en Sobre héroes y tumbas, descubrí por ejemplo la forma en la que me gustaría escribir. Él fue una especie de modelo porque, en mi opinión, fue el escritor que mejor entendió lo que es el mal. El problema del mal, que domina el mundo porque domina la naturaleza humana. Él construyó esta metáfora en esa novela sobre las personas ciegas para describir el mal. Y luego leí a Cortázar con un enorme placer por la manera juguetona que tiene de hacer literatura y la profundidad de su escritura. Y, por supuesto, Borges, que me enseñó cómo hacer una parábola, entre otras cosas. A él le debo esta característica que tienen algunas de mis escrituras, que sean parábolas abiertas como lo hizo Borges. Pero como te digo, hay toda una familia de espíritus de escritores aquí en América Latina que proyectan ramas por todas partes. En Uruguay, Chile, Perú y en todos los demás lugares, hay representantes de esta familia de espíritus. Escritores muy imaginativos, llenos de fantasía y poesía.

¿Esa lectura de autores latinoamericanos le ayudó a moldear una mirada poética sobre las cosas, sobre el mundo?

Sí, porque eran novelistas, escritores de prosa o ficción, pero su esencia era la de ser poetas. Todos ellos eran poetas porque, por supuesto, la poesía no es un género, sino una forma de ver la realidad, de ver las cosas. Por ejemplo, Cien Años de Soledad es un gran poema. Y es por eso que es tan memorable y profundo, porque cada página es poesía. Contiene milagros, desde la primera página, donde Aureliano Buendía descubre el hielo, hasta la última, en la que Melquíades se vuelve inmortal. Y lo mismo ocurre con muchas otras novelas que se escribieron. Están escritas con el espíritu de la poesía.

¿Usted también ve el mundo a través de esa lente? ¿Qué significa ver a través de una mirada poética?

Es algo muy natural para mí. Creo que cuando sos poeta, lo sos desde tu nacimiento; nadie puede convertirte en uno, debés nacer como poeta. Y esto implica tener una cierta anomalía en tu mente. Un poeta tiene la característica de ver la belleza en todas partes, en este vaso de agua, en esta mesa, en todas partes puede ver la belleza, y sobre todo en lugares donde nadie la encuentra. Puede ver belleza en la obscenidad, por ejemplo, en la abyección, en cosas sucias. Se ve allí tanta poesía como en las cosas hermosas, en las cosas agradables. Por eso creo que siempre he sido un poeta. Siempre he tenido esta forma oblicua de ver la realidad.

Mircea Cărtărescu en su visita a Uruguay

¿Esa forma de ver la realidad está conectada a su interés por los sueños como parte de nuestra existencia?

Sí, por supuesto, está conectado con el tema más importante de mi escritura, que es la naturaleza de la realidad. Siempre he estado obsesionado con lo que es la realidad, cuál es la relación entre la conciencia y la realidad. Esto no es un tema literario, es un tema filosófico, es un tema metafísico de alguna manera. Por supuesto que está conectado con lo que es real y lo que es ficción, lo que no es real. Y para mí, no hay diferencia entre la realidad y los sueños. Son una y la misma cosa. La realidad es uno de nuestros sueños. Proviene de nuestra mente, de nuestro cerebro, del mismo mecanismo que crea los sueños nocturnos. Así que creo que en mi escritura, en mis escritos, los sueños y la realidad son las dos caras de una cinta de Möbius, que en realidad tiene solo una cara. A veces comienzo describiendo un sueño, pero paso a paso se vuelve real y después, paso a paso, también se convierte en un sueño. Así que es un círculo, un círculo entre lo que llamamos realidad y lo que llamamos irrealidad.

Esta manera de entender la realidad y los sueños como una sola cosa, y a la poesía como un todo, ¿va en contra del fenómeno actual de categorizar todo en compartimentos separados para su consumo?

Sí, y también podrías agregar a esa tendencia de poner todo en categorías, en cajas, al conocimiento, por ejemplo. Desde la razón deductiva, dividimos el conocimiento que es solo uno, en muchas categorías. Hacemos la distinción entre matemáticas, ciencias, poesía, filosofía, mística, y así sucesivamente, pero en realidad, el conocimiento es solo uno y tiene muchas caras. En el momento en que comprendes que la poesía y las matemáticas son en realidad dos caras de lo mismo, tu mente se abre de otra manera. Tu mente comprende que la realidad y la no realidad no están en contraste, y he tratado de expresar esto en algunos de mis libros más importantes, que en realidad son libros filosóficos, libros metafísicos. Uno es Solenoide. Para mí no es solo una novela o literatura. Es, de alguna manera, una especie de sistema filosófico. Es una demostración. Es el libro más coherente que jamás haya escrito. Muestra una especie de camino desde, como Dante Alighieri, desde el Infierno hasta el Paraíso. Comienza con una parte que llamo "mis anomalías", una especie de suelo hecho de sueños que explico e intento comprender, y así sucesivamente. Y paso a paso, se convierte en otra cosa. Se convierte en un purgatorio moral, que después de un tiempo se abre en una especie de paraíso del pensamiento y las conexiones. Es una especie de constelación, una constelación de personajes que son como los puntos de esas imágenes infantiles donde tienes que unir los puntos numerados para que aparezca un elefante u otro animal.

Ya que pasamos a su escritura, ¿cómo vive el momento entre que cierra un proyecto y abre otro?

Cuando termino un libro siento al mismo tiempo una gran felicidad y un gran terror. Estoy absolutamente feliz porque se me ha dado un nuevo regalo, que me ha sido dado por no sé qué poder que me ayuda a escribir, y estoy aterrorizado porque un artista nunca puede saber si será capaz de seguir adelante. Cuando terminé Solenoide, por ejemplo, me sentí completamente agotado. Ya no había nada en mi mente, y este estado duró aproximadamente dos años hasta que pude encontrar aliento y comenzar un nuevo proyecto. Además, sé que no puedo repetirme siempre, así que siento la necesidad de ser al mismo tiempo muy similar en cada libro y muy diferente, lo cual es realmente muy difícil de hacer. Mi tendencia es escribir el mismo libro todo el tiempo, pero con grandes diferencias. Por ejemplo, entre Cegador y Solenoide hay similitudes, pero también diferencias aún más grandes. Evidentemente están escritos por el mismo autor, pero difieren mucho en su significado. Cegador es un libro horizontal, es rizomático, es como los filamentos que se ramifican bajo la tierra y de un lugar a otro emergen los hongos del suelo como una cúpula mística. En Cegador todo se conecta. A veces lo llamo un libro holográfico o, no sé, un libro fractálico, porque cada detalle expresa la forma general de la novela, pero en Solenoide todo es diferente. Es un libro vertical, es como una campana, como una torre que intenta romper el cielo y trascenderlo, como un cohete con diferentes etapas. Es un libro metafísico, mientras que Cegador es un libro barroco en su apariencia, pero con una piel muy compleja en mi mente. Así al menos los veo yo, lo que no quiere decir que lo haya logrado.

Bucarest es el escenario de la mayor parte de su obra. ¿Es un personaje más o un universo literario?

Bucarest tiene múltiples capas en mis libros. Existe una Bucarest en mis poemas, y allí es una ciudad extravagante, llena de vida y luz. No se parece en absoluto a la real, donde nací y donde todavía vivo. Tiendo a presentarla ahí como la ciudad más hermosa del mundo, una especie de ciudad arquetípica. Y esto se debe a que escribía sobre Bucarest en una dictadura. Rumania era una prisión en ese momento. No tenía, y nadie tenía en realidad, pasaportes; nadie tenía esperanza de viajar al extranjero. Así que yo no tenía nada con qué comparar a mi ciudad. No había estado en París, Nueva York, ni en otras grandes capitales del mundo. Por lo tanto, cuando era estudiante, el centro de la ciudad me parecía realmente espléndido. Lo veía así. Después, esta imagen cambió. En Cegador Bucarest se convirtió en una especie de alter ego. Era una ciudad de bibliotecas. Era una ciudad reconstruida por mí a mi imagen. Bucarest fue mi personaje más importante en ese libro. Y una de mis preocupaciones era hacer de ella lo más compleja posible, con una vida subterránea, con pasajes que te ayudaban a escapar a Ámsterdam o a otros lugares. Pero seguía siendo un lugar milagroso. Y luego vino Solenoide, donde la presento como la ciudad más triste del mundo. Bucarest cambia por completo. Se convierte en una especie de ciudad steampunk, un ejemplo de arquitectura industrial, acero y vidrio, pero en un estado deplorable, con fábricas en ruinas, depósitos de tranvías, castillos de agua, todo en ruinas. Y la última etapa es cuando Bucarest realmente desaparece, porque al final de esa novela, Bucarest vuela hacia los cielos y desaparece, se rompe en pedazos y se pierde entre las estrellas. Por eso en mi próximo libro, que aún no está traducido al español, Bucarest no está presente en absoluto. Las historias que escribí allí no tienen ubicación, no viven en el tiempo ni en el espacio, existen en lo absoluto, son cuentos de hadas.

¿Qué es lo que siente al momento de escribir? ¿Por qué cree que sigue haciéndolo?

Siento una especie de autohipnosis. En las mañanas, cuando empiezo a escribir la página habitual de cada día, puedo sentir esta sensación en los dedos de que tengo que escribir. Si no la tengo, no escribo. Pero cuando siento el extraño impulso físico hacia la escritura, entonces comienzo a escribir sin pensar en nada, simplemente dejo que mi mente haga su trabajo. Soy ese tipo de escritor que depende totalmente de la inspiración. Soy el tipo de escritor inspirado de manera romántica, podríamos decir. Si no escucho a alguien o a algo susurrándome al oído, no escribo. Prefiero no escribir porque no soy tan inteligente ni talentoso como mi mente. Así que dejo que mi mente escriba. Dejo que mi mente haga el trabajo.

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...