Fernando Mattos, ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), advirtió que los países desarrollados, como máximos responsables históricos del cambio climático, deben compensar a los países en desarrollo que sufren el impacto de los fenómenos climáticos extremos.
“Reclamamos que debe cumplirse el compromiso que ya hace muchos años está establecido, por el cual los países desarrollados deben aportar los recursos necesarios para compensar a los países en desarrollo que sufren los impactos de la variabilidad climática en su producción agropecuaria”, dijo Mattos en Berlín, donde participó junto a otros ministros latinoamericanos del Foro Global para la Alimentación y la Agricultura (GFFA), relevante conferencia sobre política agropecuaria organizada por el gobierno alemán que convocó a unos 200 altos funcionarios de todo el mundo.
“El impacto del cambio climático además genera inestabilidad desde el punto de vista económico, social y hasta político en algunas oportunidades”, agregó Mattos, quien valoró la presencia en el foro del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) como articulador de la voz y los intereses de la región en los escenarios internacionales.
Mattos, quien preside Junta Interamericana de Agricultura (JIA), principal órgano de gobierno del IICA y que está integrado por los ministros de Agricultura de las Américas, señaló la importancia de la presencia regional en el encuentro convocado en Alemania.
“La relevancia de este foro está dada por la presencia de más de 65 ministros de Agricultura, autoridades y organismos internacionales, lo que permite no solamente discutir el rol del sector agropecuario en la seguridad alimentaria y los temas de ambiente y de productividad, sino también pensar cómo enfrentamos los desafíos de una producción que cada vez está más sujeta a los riesgos de la variabilidad climática”, agregó Mattos.
El ministro uruguayo alertó que los recursos para la adaptación al cambio climático del agro de los países en desarrollo son necesarios no solamente porque el sector es garante de la seguridad alimentaria, sino también es esencial en un mundo que hoy sufre por las corrientes migratorias cada vez más fuertes en todos los continentes.
“El desarraigo de la tierra tiene una explicación y es que cada vez es más difícil la producción en función de las condiciones climáticas extremas. No solamente son cuestiones de quebrantos productivos; también se generan problemas de carácter sanitario, de plagas, enfermedades o de malezas que en función del cambio climático tienen una repercusión importante”, expresó Mattos.
En ese sentido, advirtió que es imprescindible dotar de recursos a la ciencia y la investigación para dar respuestas productivas a través de nuevas tecnologías que permitan enfrentar y generar la estabilidad necesaria que necesitan los países y los productores más vulnerables ante el cambio climático.
Mattos también se refirió en Berlín a la importancia para la seguridad alimentaria del comercio internacional de alimentos fluidos y sin barreras proteccionistas: “Otro aspecto que quisimos poner arriba de la mesa de discusión y que muchos países pretenden eludir es el comercio libre. El proteccionismo es creciente en esta realidad de inestabilidad política, con guerras en Europa y en Oriente Medio que generan dificultades muy importantes de las cadenas de suministros. Por lo tanto, la libertad comercial está realmente amenazada porque cada vez se colocan barreras más difíciles de superar y que ponen también un factor de dificultad para los países exportadores de alimentos”.
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