Rosemary y Sakura son los robots encargados de explorar la planta nuclear de Fukushima Daiichi, en la que los niveles de radiación son extremadamente altos luego del terremoto y tsunami que azotó a Japón en 2011. Las máquinas trabajan en equipo: mientras Rosemary escanea el lugar con sus sensores, Sakura registra cada uno de los movimientos, cuenta un reportaje de la revista
New Scientist. Sin embargo, el trabajo es igual de peligroso para los robots.
Hace algunas semanas, la firma tuvo problemas con otra de las máquinas que envió a explorar el reactor 1. Luego de mandarla para obtener datos sobre los niveles de radiación y los metales fundidos, dejó de funcionar luego de tres horas de transmisión. La misión fue dirigida por un grupo de 40 expertos.
En el área se han detectado niveles tan altos como 5150 millisieverts –la unidad que mide la radiación– por hora, reportó New Scientist. Según el diario español
El Mundo, la Unión Europea solo admite 100 milisievert (una fracción mejor) cada 5 años para trabajadores y 1 miliSievert para la población normal.
En aquellos lugares donde la radiación es demasiado alta para el hombre, Rosemary y Sakura trabajan para desmantelar la planta. Los robots son controlados por la empresa Tepco, la compañía encargada de gestionar la planta cuando ocurrió la catástrofe.
Los robots fueron desarrollados en el Instituto
Tecnológico de Chiba y pueden subir pendientes de hasta 45° de inclinación. Además, usan su giroscopio para navegar dentro de los edificios, por lo que no necesitan un GPS. Su detector de radiación pesa 17 kilogramos y puede rotar 360 grados. Las máquinas también tienen un escaner láser que crea una imagen 3D del ambiente.
Los robots seguirán trabajando para ayudar a desarmar la planta o modificarla y ayudar a reducir la contaminación.