Estilo de vida > Cuidado personal

Los hombres también sufren (por la vejez) y se cuidan (cada vez más): los tratamientos más pedidos por los uruguayos

La presión por combatir los efectos del envejecimiento ahora también es patrimonio masculino, y las consultas por estos temas en las clínicas estéticas aumentan año a año
Tiempo de lectura: -'
06 de agosto de 2023 a las 05:01

Brad Pitt tiene 59 años. No puede ser. Y si es cierto que tiene esa edad, entonces esa persona que aparece allí, sentada en la tribuna de Wimbledon comiendo papitas, captado por las cámaras mientras mira un partido de tenis, seguramente no sea él sino una versión detenida en el tiempo y utilizada por el actor de Hollywood para mostrarse en público. No hay explicación lógica para que luzca de esa forma. Algo tiene que haber hecho, un trato con el diablo o similar. No se puede ser el mismo Aquiles de Troya durante veinte años. No puede haberle robado los poderes a su propio Benjamin Button. En algún momento ese cuerpo se tiene que caer.

Pero no se cae. Y la explicación, en realidad, es bastante sencilla. No hay pacto fáustico, o quizás no entendido de esa forma: hay, sí, un arreglo con el tiempo a partir del bisturí. Y una rutina de ejercicio asesina, dietas restrictivas, un cuidado consciente, tratamientos en la piel. Porque el que está ahí en Wimbledon es, en efecto, el mismo que hace cuatro años se sacó la remera en Había una vez en Hollywood y rompió los circuitos de los proyectores de los cines con sus ravioles marcados, y es el mismo que manifiesta un síntoma claro y documentado en la industria del espectáculo, y que también se deja ver por estos lares, por pieles y cabelleras menos expuestas al mundo de las celebridades: hoy, la presión por combatir los efectos de la vejez y el cuidado estético no son patrimonio único de las mujeres y el yugo se comparte. El hombre tampoco quiere ver el paso de los días cuando se mira al espejo. No quiere ver las arrugas, las bolsas en los ojos, la papada que se cae, los claros en la coronilla, las huellas del tiempo que se agota.

En una nota publicada hace algunas semanas en la revista Icon de El País de Madrid, el periodista Miquel Echarri evidencia cómo esta situación ha permeado en Hollywood y ha propiciado que la figura del “galán maduro” haya desaparecido en favor de una camada de hombres que persiguen la eterna juventud a cualquier costo. Hombres a los que, claro, los medios para hacerlo no les faltan.

“Por cada Timothée Chalamet hay al menos ‘media docena de zorros plateados que se resisten tercamente a la jubilación y a los que el gran público adora’, de George Clooney a Denzel Washington pasando por Richard Gere, Michael Douglas, Samuel L. Jackson, Pierce Brosnan, Colin Firth, Jeff Goldblum, Daniel Day Lewis, Mark Ruffalo, Antonio Banderas, Jeff Bridges, entre otros. Eso sí, casi todos los integrantes de esta aristocracia zorruna tienen algo en común: se esfuerzan por parecer bastante más jóvenes de lo que son. Liposucción abdominal, cirugía restauradora, inyecciones de ácido hialurónico, blefaroplastia (esa intervención, cada vez más frecuente en hombres de una cierta edad, que consiste en extirpar el exceso de piel en los párpados), blanqueamiento dental, sueros antiedad, implantes de cabello, tintes, cortes de pelo preadolescentes, cosmética a prueba de folículos pilosos y glándulas sebáceas masculinas, tatuajes recién estrenados (como los de Colin Farrell, Brad Pitt o Johnny Depp, que siguen añadiendo capas de tinta a sus lienzos cutáneos), calzado deportivo de lujo, pantalones chinos o trajes de corte juvenil como los que la estilista Sharen Davis le consigue a Denzel Washington.”

Pero esa persecución no es exclusiva de los héroes de la gran pantalla, incluso cuando todavía tenemos ahí en cartelera a Tom Cruise hinchado de botox y con ganas de matarse haciendo una acrobacia para la saga de Misión Imposible. Hay otros millonarios, un poco más silenciosos o algo menos expuestos, que también corren contra el reloj y extienden su obsesión por la juventud a inversiones en startups y proyectos que la consigan para todos (los que paguen) de forma masiva. Ahí está, por ejemplo, Jeff Bezos, un hombre al que no le son ajenos los retoques plásticos y que apuesta varios de sus infinitos millones a la búsqueda de la eterna juventud.

Pero independientemente de esos esfuerzos más difíciles de anclar a la dimensión terrenal del asunto, lo cierto es que es un hecho: combatir la vejez y mejorar la apariencia se ha vuelto cosa de hombres. Y lo más peculiar es que es una suerte de contradicción, porque el privilegio que permitía exhibir canas y arrugas, que reforzaba la idea de que la experiencia reflejada en el físico tenía sex appeal, todavía permanece como un valor en más de un sentido. Forma parte de la maduración masculina y también de la femenina, porque esa también ha sido una conquista del feminismo: la posibilidad un poco más amplia que las mujeres tienen, ahora, de abrazar el envejecimiento. Pero el choque de fuerzas, la necesidad de verse joven frente a la aceptación de la maduración, sigue pulsando. Y nadie se escapa.

A nivel mundial, por ejemplo, los datos de la plataforma de estadísticas alemana Statista indican que el mercado de medicina y cirugías estéticas presentó un crecimiento marcado entre 2021 y 2022 a nivel mundial, y se espera que siga en ascenso al menos por los próximos siete años. 

Se estima que la facturación global en este mercado pasó de US$ 69,5 millones a US$ 75,9 millones entre 2020-2021. Y se proyecta que para 2030 las ganancias por concepto de cirugías estéticas alcanzarán los US$ 156 millones al año.

Pelados y preocupados

Los hombres uruguayos también quieren pelearle al envejecimiento y las clínicas notan desde hace tiempo que las consultas vinculadas a la estética masculina crecen cada vez más. Si bien hay variaciones en el interés sobre los distintos tratamientos, aquellos que se enfocan en el combate contra la alopecia se llevan el premio. Es la principal preocupación de los hombres de entre 25 y 40 años.

Para la Dra. Mariana Genta, cuya Clínica Jamelia tiene sede central en Punta del Este y en la que se atienden pacientes uruguayos y extranjeros, encontrarse con el miedo a la alopecia fue una especie de sorpresa. En siete años que lleva al frente de la clínica, ha visto como el terror a la calvicie prácticamente monopoliza las consultas.

“Yo no sabía que era algo que al hombre le preocupaba tanto hasta ahora. Es algo impresionante. Y en los jóvenes, entre los menores de 30 o 40 años, más aún. Hay pánico a quedarse sin pelo. Y eso es algo que evidentemente muestra cómo esa preocupación por la estética ha avanzado”, asegura.

Lo mismo opina la Dra. Irene Barreira, de la Clínica Gioscia. “Realmente se ve cómo cada año hay cada vez más consultas por ese tema, por la imagen corporal y lo que implica el cuidarse, hay más conciencia de eso. Es frecuente que las mujeres lo tengan en consideración, pero cada vez más pasa con los hombres”, y agrega que las consultas principales son, en efecto, por alopecia.

Hoy, los tratamientos disponibles en Uruguay para tratar la caída del cabello son la mesoterapia capilar, la carboxiterapia, la aplicación de plasma rico en plaquetas, lociones tópicas, tratamientos orales, y terapias con láser. Por otro lado, una de las opciones frecuentes que los hombres utilizan para tratar la alopecia son los implantes, que se realizan por lo general en clínicas del exterior.

Tímidos y algo conservadores

Genta, cuya clínica atiende a varios pacientes extranjeros, tiene claro que si bien hay un “deshielo” en cuanto a los cuidados estéticos de los hombres uruguayos, todavía hay una timidez que vencer, que se asocia sobre todo a prejuicios que se arrastran de otras décadas. Al mismo tiempo, hay ciertos tratamientos invasivos que las mujeres ya han incorporado a su horizonte de posibilidades que por el momento siguen siendo casi excepciones en el caso de la estética masculina.

Esta reticencia, por ejemplo, se da en aquellos tratamientos que implican inyecciones faciales y sustancias como el ácido hialurónico.

“Los hombres no se animan a tratamientos más invasivos como sí lo hace la mujer”, explica la gerenta de Clínica Jamelia. “Además, el hombre, por la segregación de testosterona, envejece un poco más lento. Pero el interés es creciente, aunque tengan un poco más de vergüenza. También hay muchas consultas por la alimentación, es algo que preocupa, cómo hacer para vivir más y con mejor calidad de vida”.

“Hoy hay menos prejuicios. Antes se decía que el hombre gay era el que más se cuidaba, pero ahora ya no es así. Creo que se rompió una barrera. También me parece que hay incidencia de las redes sociales, del uso de los filtros, la exposición que hay”, agrega.

En su caso, las consultas, por fuera de la alopecia y la alimentación, también incluyen la depilación definitiva, y más atrás en el orden de prioridades la aplicación de botox en la frente y el entrecejo.

Barreira, en tanto, hace una distinción etaria y establece que entre los más jóvenes lo que predominan son las tratamientos para el acné, y luego ya de adultos entran en juego las preocupaciones por la alopecia, las manchas faciales, las arrugas, problemas que en ocasiones se solucionan a partir de tratamientos tópicos como el peeling, la limpieza de cutis y la luz pulsada. Esto último, además, sirve para tratar la rosácea, otro motivo frecuente de consulta entre los varones.

La dra. de la Clínica Gioscia suma, además, las consultas por hiperhidrosis o sudoración excesiva, algo que también aparece entre los pacientes de entre 15 y 30 años.

Bajo el bisturí

El interés por el cuidado estético de los hombres también implica, de vez en cuando, pasar por el quirófano. Pero el cirujano plástico Gonzalo Fossati establece que, si bien los uruguayos están optando por el bisturí cada vez más, esta es una corriente que ya estaba instalada desde hace tiempo y con fuerza en el resto del mundo.

“Acá creo que no se daba más por un tema de prejuicios que por otras razones. Como que no correspondía realizarse una cirugía por motivos estéticos o por envejecimiento prematuro. En realidad no se trata de revertir el paso del tiempo, o sea, de no envejecer, sino que se trata de equiparar la edad biológica con la edad cronológica. Tenemos personas de 50 años que parecen de 70, y tenemos personas de 70 que parecen de 50 sin operarse”, asegura Fossati, que desde 1999 lidera la clínica que lleva su nombre, y además es jefe del Servicio de Cirugía Plástica y Microcirugía del Hospital Pasteur, jefe del Servicio de Cirugía Plástica del Hospital Maciel y vicepresidente de Sociedad de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética del Uruguay (Scpreu).

Según el profesional, a la hora de especificar cuáles son las cirugías estéticas más demandadas por los hombres uruguayos hay que separar, de nuevo, por franjas de edad. En el caso de los pacientes más jóvenes, lo que más lleva a pasar por el quirófano son los retoques en la nariz —en muchos casos por secuelas de lesiones en el deporte—, y para corregir la separación de las orejas —un problema que, además, Fossati asegura que lleva a su consulta a varios niños—. 

Otra consulta muy frecuente es por ginecomastia, que se produce cuando el varón tiene la apariencia de tener senos. “En esos casos, hay un desarrollo del pecho, fruto habitualmente de un exceso de tejido adiposo, pero también de las glándulas mamarias”, que se corrige mediante una operación.

Por otro lado, los hombres de edades más avanzadas se acercan a preguntar por este tipo de intervenciones quirúrgicas cuando están más vinculadas a la corrección de aspectos faciales, como las bolsas que se generan en distintos lugares del rostro a medida que pasa el tiempo.

Fossati asegura que en todos los casos que un paciente se somete a este tipo de intervenciones lo hace en acciones de riesgo “muy controlado” que luego repercuten en la calidad de vida de la persona, por lo que descarta que someterse a una de ellas sea una decisión “banal” o “superficial”.

“En los últimos años hay un cambio en la conducta de los seres humanos y hoy el varón se equipara a la mujer en este tipo de consultas. Pero hay que tener claro que ninguna de estas consultas son porque sí; generalmente quienes lo hacen tienen un motivo real detrás y cuando lo resuelven se genera un antes y un después. Mejora su autoestima, imagen corporal y calidad de vida. Creo que mirarnos al espejo es lo que nos diferencia a los seres humanos del resto de los animales, y si la imagen que nos devuelve es más o menos acorde a lo que nos gustaría, deja de ser un tema relacionado con la vanidad”, concluye.

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...