Los campesinos se armaron y se enfrentaron al poderoso grupo criminal.

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Los campesinos que se enfrentaron y mataron a 10 narcos que los extorsionaban

En Texcapilla, un pequeño poblado rural del sur mexicano con unos 1.500 habitantes, una asamblea comunitaria decidió enfrentar al cartel La familia michoacana
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22 de diciembre de 2023 a las 05:01

Poco después del mediodía del pasado 8 de diciembre se inició una asamblea comunitaria en una cancha de fútbol del poblado de Texcapilla, un pequeño pueblo de 1.500 habitantes, ubicado en el municipio de Texcaltitlán, al sur del estado de México.

Sin temor a ser descubiertos, miembros armados del cartel La Familia Michoacana habían citado a los campesinos de ese poblado para imponerles el cobro de unos U$S 600 por cada hectárea de cultivo.

Pero los hombres y mujeres de esa región estaban cansados de las extorsiones que llevaban años padeciendo. “Veníamos a las 12 del día, como mujeres solo para escuchar, para saber qué están pidiendo. Iban a dialogar que no cobraran tanto”, relató una mujer de Texcapilla a BBC Mundo, con pedido expreso de mantener reserva de identidad como el resto de los reporteados.

La reunión la encabezaba Rigoberto de la Sancha Santillán, El Payaso, jefe del cartel La Familia Michoacana en la zona. Estaba acompañado por hombres con armas largas, chalecos antibalas y camionetas blindadas.

De un momento a otro, la discusión en la asamblea escaló. Se escucharon disparos al aire. Algunos campesinos corrieron para resguardarse, pero otros que se quedaron usaron sus machetes, hoces y algunas escopetas para lanzarse sobre los delincuentes.

El enfrentamiento dejó a 10 criminales y a cuatro campesinos muertos. El momento quedó capturado en un video que mostró la violencia que se desató y que causó conmoción en el país. Aunque en el pasado han ocurrido confrontaciones entre criminales y pobladores locales, no es común la forma temeraria en que los campesinos se abalanzaron sobre los extorsionadores.

"Somos humildes, no tontos. Nos comenzaron a llegar rumores de que si no atorábamos (pagar la extorsión) nos iban a matar. Pasó lo que tenía que pasar, no nos arrepentimos", le dijo a la prensa otra mujer después de lo ocurrido.

El Payaso fue uno de los primeros narcotraficantes en caer. Otros nueve de sus hombres fueron emboscados por los ataques con machetes y balas. Cuatro miembros del grupo de campesinos, incluido su líder, Noé Olivares, perdieron la vida en la refriega.

“Llevábamos tiempo, unos cuatro años de extorsiones, pero el pueblo ya estaba harto de estas personas. Por fin se les llegó la hora”, dijo otro habitante. Sin embargo, el acto que algunos han aplaudido también desató un nuevo temor: que haya represalias de La Familia Michoacana que ha dominado el sur del estado de México durante mucho tiempo.

“Todo se vino abajo. Cerraron las escuelas. Teníamos la fiesta a la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre, tampoco. Bodas que había el sábado", lamentaban en la comunidad. Diez días después del enfrentamiento, medios locales informaron que decenas de familias abandonaron la población por miedo y que la mayoría de comercios siguen cerrados.

Una región dominada por el narco Texcapilla, en el municipio de Texcaltitlán, está ubicado en la región de Tierra Caliente, una de las zonas más conflictivas del sur de México por la histórica presencia de grupos de narcotraficantes. Desde hace casi una década, la Familia Michoacana ha establecido en la zona colindante de los estados de México, Guerrero y Michoacán su zona de mayor influencia, donde además de traficar drogas y cometer secuestros, genera ganancias a través de las extorsiones.

“Las cuotas primero las tenían que pagar comerciantes de todo tipo, del pollo, de carne de res y cerdo, pero luego llegó un momento en que todos en la zona tenían que pagar cierta cuota”, le explica a BBC Mundo la periodista Dalila Ramírez, quien recorrió Texcapilla en los días posteriores a la matanza.

Los narcos comenzaron a imponer los precios de alimentos e imponer proveedores a las tiendas y comercios. Incluso cortar leños del bosque para el autoconsumo tenía una cuota. “Somos campesinos, trabajamos sembrando haba, chícharo (porotos, arvejas) y ya se querían meter con eso y no es justo. Trabajamos para el sustento de nuestras familias. No ganamos más”, dijo una mujer.

Recientemente también impusieron un toque de queda, explica Ramírez. “Las personas tenían que estar guardadas en sus casas. Y mientras, se robaban los animales de granja. Se llevaban los borregos, reses, vacas, todo lo tomaban”, le contaron los pobladores a a la periodista.

El cartel también tenía informantes. “Me contaban: ‘Si me voy en un taxi a Tixca, en Texcaltitlán, el taxista ya les dijo que llevé tantas gallinas, tanto producto. Y venda o no venda tengo que pagar 10 pesos por cada caja'”, explica Ramírez.

La extorsión es uno de los 10 delitos de más alto impacto en la población de México, según el más reciente estudio del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). En promedio, las víctimas pagan unos U$S 194. Pero en esta región les estaban pidiendo tres veces más por cada hectárea de cultivo.

La ausencia de autoridades policiales en la región facilita el accionar de los narcos. En los últimos años hubo al menos dos ataques a autoridades en esa región del estado de México. En 2021, miembros de La Familia Michoacana mataron a 13 funcionarios, entre policías y agentes de la Fiscalía del estado de México, en una emboscada en el municipio de Coatepec Harinas.

Dos años antes un fiscal regional resultó herido y su escolta muerto en un ataque en el que participaron policías municipales. Es por este tipo de casos que los habitantes de la zona aseguran que llevan años padeciendo el control de los criminales y, en algunos casos, la complicidad de autoridades.

“Nunca pasaba nada (al investigar), nunca dieron con ellos. Cuando los iban a agarrar, les avisaban. Se metían a las casas para esconderse”, aseguró una vecina.

Las fuerzas federales tardaron unas cinco horas en llegar a Texcapilla después del enfrentamiento del 8 de diciembre. En ese lapso, aseguraron los pobladores locales, los criminales se llevaron a varias personas de la población y sus alrededores.

La Fiscalía del estado de México abrió una investigación. Hay hombres, mujeres y al menos cuatro menores de edad entre los desaparecidos. Diez días después del ataque, la localidad lucía como un pueblo desierto. Decenas de familias se fueron, mientras que otros tenían temor de siquiera asomarse a sus ventanas.

“Uno lo siente más por las criaturas, que son niños inocentes que no tienen la culpa de lo que uno está viviendo. Hay temor, hay muchos niños recién nacidos”, contó una habitante del lugar. “Nos asustaron, que ya venían unos, que ya venían otros, que iban a atacar y no dormíamos por miedo”, dijo otra.

Y es que los habitantes de esa comunidad y otras aledañas temen que los “halcones”, como se conoce a los informantes del cartel, puedan señalarlos como partícipes de la matanza de los 10 miembros de La Familia Michoacana.

El hecho de que muchos en México, principalmente en redes sociales, hayan aplaudido el actuar de los pobladores e incluso los hayan catalogado como “héroes” por haber abatido a miembros del cartel podría alentar a los criminales a ejercer represalias. “En ningún lugar se había hecho algo así. Que terminaran con la persona fuerte de la zona (El Payaso)”, dijo una habitante de Texcapilla.

Las fuerzas federales y la policía estatal asumieron el control de la seguridad de Texcapilla y de los caminos de los alrededores unas horas después del enfrentamiento. La instalación de un cordón de seguridad y la visita personal de la gobernadora Delfina Gómez tranquilizó a algunos en la población. A eso se sumó la promesa del presidente Andrés Manuel López Obrador de que ahí se construirá un cuartel permanente de la Guardia Nacional.

Otros habitantes pidieron que las autoridades les den armas y garantías para crear un grupo de autodefensa, como ha ocurrido en los estados de Michoacán y Guerrero. “Nos queremos defender, queremos levantarnos en armas. Si pueden, que nos den chalecos antibalas, que nos den armas. ¡Queremos permisos para tirar!”, decía una pobladora a los medios, luego de la visita de la gobernadora Gómez.

Pero persiste la duda: ¿qué pasará si se van las fuerzas federales y estatales? López Obrador aseguró que se mantendrán ahí "el tiempo necesario". Pero la gente desconfía de que, como en otros casos, cuando se enfríen las cosas queden de nuevo en la indefensión.

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