Construcción del ducto en Londres.

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Londres construye un enorme ducto para evitar el vertido de aguas residuales en el Támesis

Tiene 25 kilómetros de longitud y 7,2 metros de diámetro. Tiene como objetivo modernizar el sistema de alcantarillado construido a mediado del siglo XIX
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16 de julio de 2023 a las 19:13

Durante siete años, miles de obreros e ingenieros trabajaron en la construcción de un enorme túnel de 25 kilómetros de longitud, situado bajo la ciudad de Londres. El objetivo: modernizar el sistema de alcantarillado que se remonta al siglo XIX y detener el vertido de aguas residuales al río Támesis.

El túnel, de 7,2 metros de diámetro, serpentea de oeste a este, siguiendo las curvas del río. Una "súper alcantarilla", como se le conoce en el Reino Unido, que se estrenará en 2024 y estará plenamente operativa en 2025, la mayor modernización de la red de saneamiento de la capital británica desde mediados del siglo XIX.

El costo de la obra será de £ 4.300 millones, unos US$ 5.600 millones, y permitirá hacer más eficiente el sistema de desagüe creado por el ingeniero Joseph Bazalgette para poner fin al Gran Hedor de 1858, cuando en julio y agosto de ese año las altas temperaturas y las aguas residuales que llegaban directamente al río impregnaron la ciudad de un olor nauseabundo.

En aquellos años, Londres, con 2,5 millones de habitantes, era la ciudad más grande del planeta y el Támesis recibía sin tratamiento alguno desde el contenido de los orinales y de los entonces nuevos inodoros, hasta perros muertos, alimentos en descomposición y desechos industriales, incluidas partes de animales de los mataderos y productos químicos.

Con la construcción del sistema ideado por Bazalgette, los volúmenes de contaminantes vertidos al río fueron disminuyendo y, ya en el siglo XX, las regulaciones los redujeron todavía más.

Sin embargo, en las últimas décadas, las aguas residuales han vuelto a verterse al Támesis debido a la falta de capacidad del viejo alcantarillado para hacer frente a la creciente población.

El sistema de canalización de Bazalgette, una verdadera obra maestra de ingeniería para la época, transportaba tanto aguas residuales como de lluvia, de modo que las primeras desembocaban a menudo en el río, algo que se considera inaceptable en la actualidad.

El túnel tiene 25 kilómetros de longitud.

"Cada vez que llueve, aunque sea una ligera llovizna, las alcantarillas se llenan y desembocan directamente en el río", explica Taylor Geall, de la empresa de construcción Tideway, que lanzó el proyecto. "En un año medio, 40 millones de toneladas de aguas residuales se vierten al Támesis sin ningún tratamiento", añade.

Aunque las viejas alcantarillas de ladrillo siguen en perfecto estado debajo de las calles de la megalópolis, no son lo bastante grandes ya que la red se construyó cuando en Londres vivían muchas menos personas que los nueve millones que la habitan en la actualidad.

Según sus desarrolladores, el nuevo túnel sólo canalizará las aguas servidas cuando las alcantarillas existentes estén llenas. El sistema funcionará integrando mecanismos que permitirán desviar al nuevo túnel las aguas residuales, que de otra forma irían a parar al Támesis con el sistema actual.

"Interceptaremos y eliminaremos el 95% de los vertidos", afirma Taylor Geall. "Una vez que hayamos terminado, el río no tendrá un aspecto muy diferente, pero proporcionará un entorno mucho más saludable a los peces, mamíferos marinos y aves que viven en él", asegura.

Las últimas etapas de construcción del megaproyecto coinciden con una polémica en el sector del agua, privatizado en 1989 y cuyos licenciatarios, al igual que ocurre con otros prestatarios de servicios públicos, son acusados de subinversión crónica en sus redes.

Según la agencia gubernamental de medioambiente, el año pasado se vertieron en promedio aguas residuales unas 825 veces al día en los ríos y zonas costeras del Reino Unido. En la isla de Wight, en la costa sur de Inglaterra frente a la ciudad de Southampton, se cerraron varias playas el pasado verano debido a la elevada cantidad de bacterias en el agua.

Por lo pronto, y en el contexto de una creciente presión social por el cambio climático y la necesidad de acelerar las medidas para proteger el medio ambiente, el gobierno anunció esta semana que las empresas de agua y otros operadores del sector de la energía y de los residuos se expondrán a grandes multas por las actividades contaminantes.

Thames Water, la empresa que gestiona el agua de la región de Londres, con 15 millones de clientes, fue condenada a inicios de julio a pagar una multa de £ 3,3 millones por contaminación. Para Mathew Frith, de la organización de defensa del medioambiente London Wildlife Trust, el nuevo sistema de saneamiento contribuirá en gran medida a la recuperación del Támesis, aunque no resolverá el problema en otras partes del país.

(Con información de AFP)

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