Te abro la puerta al Pícnic! de hoy, que viene cargado, como casi siempre, de más dudas que certezas y no es casualidad. Esta semana leí un texto sobre las ventajas de errar y fallar. “Una persona que nunca ha fallado no tiene necesidad de probar algo nuevo”, escribe Jonny Thomson, filósofo , profesor de Oxford y editor de la newsletter The Well, que suelo leer con mucho interés. Soy férrea defensora de la cultura de la excelencia, de hacer todo de la mejor manera posible, de invertir tiempo y espíritu en los proyectos en los que nos embarcamos… y al mismo tiempo creo que no le damos el espacio que merece al error, a la falla, al tropezón que, al final, casi nunca es caída.
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