Este verano, se destacó a El Observador por parte de operadores de la Unidad Agroalimentaria Metropolitana (UAM), la fruta que está de moda y es especialmente atractiva para el consumidor es la uva, con base a factores como su alta disponibilidad, calidad óptima en distintas variedades y un precio más bajo que en otros años.
Si bien seguramente hay casos de valores menores o superiores, en general y en las bocas de venta donde los precios tienen menor incremento conforme se avanza en la cadena que va de la granja al hogar el kilo de uva de mesa de buena calidad oscila de $ 60 a $ 100 el kilo, cuando en otros veranos fue habitual se ubique sobre los $ 100.
Javier Pena, productor granjero en Sauce, Canelones, es uno de los algo más de 100 que según el registro del Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi) se han especializado en aportarle al consumidor uva de mesa pensada con ese destino, es decir no uva que se planta para ver si se la manda a bodega o al mercado frutícola.
Ese centenar de productores están ubicados en Canelones, Montevideo, San José, Salto, Colonia y Maldonado.
Pena, además de 14 variedades de uva de mesa, produce varias de uva para vinificar, pero también peras, manzanas, higos, damascos y también frutos autóctonos, como araza y guayabo.
Detalló que las primeras variedades de uvas de mesa llegan al mercado en la semana inicial o en la segunda semana de enero, la variedad tinta Prima y la blanca Ora (ver en las fotos).
Ya a esta altura se sumaron otras, una que es muy conocida, como la Cardenal, y la que se considera “la reina de las uvas de mesa”, la variedad Moscatel.
Más adelante irá abasteciendo al mercado con otras, entre ellas: la Ribol, muy buscada por los cruceros y supermercados; la Alfonso Lavallé, que la han ido imponiendo los influencers dijo; las blancas Italia y Dattier de Beyrouth que es la señalada porque se la daba Cleopatra a Marco Antonio; la uva rosada Rubí que es una mutación de la Italia generada por un viticultor japonés en San Pablo; y la Red Globe, promovida desde la Universidad de California, que destaca por su gran tamaño, tanto que se la suele confundir con una ciruela chica.
“La calidad de la uva de mesa que se produce con ese destino, de los productores que nos especializamos en eso, que invertimos en tecnología, en trazabilidad, en código QR, es excepcional este año, con una calidad buena, no mala, en el resto de las uvas, las que pueden ser destinadas un día al mercado y otro a la bodega”, comentó.
Sobre el tema precio, Pena explicó que este año se atrasó la fecha de cosecha, unos 15 días, algo que sucedió también con otros rubros como pera y la manzana. Una vez que se dispuso del producto, se volcó todo al mercado y el precio descendió y se mantendrá estabilizado en los valores actuales.
También incidió que en Brasil ha llovido mucho y eso diezmó la producción, de uva y en otros rubros, lo que frenó un problema, el contrabando.
En lo local, señaló, para aprovechar un buen precio en el mercado al inicio de la zafra algunos productores cortaron antes de lo óptimo y llegaron con esa uva al mercado, sin importar que la acidez no era la ideal, pero ese flujo generó con el paso de los días que el precio descendiera y cuando eso se concreta ya el precio queda bajo para el resto de la zafra.
Volviendo al caso de la uva Moscatel, la la variedad con más presencia, una vez que las bodegas activen la actividad industrial (luego del feriado de carnaval) para vinificar saldrá del mercado en forma masiva, por decisión de los productores que plantan para vender la uva con destino a vino o mesa y quedará la de productores que se especializan en abastecer al mercado de frutas.
Pena dijo que si bien durante varios días seguirá llegando uva de mesa fresca, del viñedo a la feria por decirlo de un modo gráfico, hay tecnología en varias granjas para almacenar parte de la producción en cámaras y que el abasto se extienda durante varias semanas, para beneficio del comerciante y sus clientes.
Tras reiterar que hay buenos precios para el consumidor, recordó que el año pasado, en medio de la sequía, el productor de uva de mesa se benefició con una producción de alta calidad y buenos precios, logrando un margen de rentabilidad interesante, algo que dado lo señalado no se reiterará esta vez.
Un aspecto positivo, subrayó, es que los productores que proceden de buena manera están ya utilizando en un 100% manejos de tratamiento de los viñedos que son respetuosos con el ambiente y la gente, utilizando por ejemplo cobre y azufre, que es lo que también se utiliza en la agricultura orgánica, quedando atrás en estos casos “aquel mito de que a las uvas se las cura con cualquier cosa”.
En ese sentido, destacó el valor de decisiones que ha tomado y ejecutado el Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi) relacionados con producciones sustentables en el sector.
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