La guerra entre Israel y Hamás divide las aguas dentro del Partido Laborista británico

Starmer ha pedido públicamente “pausas” humanitarias en lugar de un alto el fuego, siguiendo así la posición del gobierno conservador del primer ministro Rish Sunak y otros líderes mundiales, postura que ha sido criticada en el seno del Partido Laborista, donde algunos lo consideran demasiado proisraelí.

"Mi posición sobre la actual catástrofe humanitaria en Gaza difiere de la que ustedes han adoptado", escribió en su carta de renuncia dirigida a Starmer, Imran Hussain, diputado por el distrito de Bradford, en el norte de Inglaterra, y portavoz del laborismo en temas de derecho laboral del llamado Gabinete en la Sombra.

Pese a su dimisión al cargo en el organigrama de su formación, Hussain mantiene su escaño de diputado. En su carta condena el ataque de Hamás del 7 de octubre, en el que murieron unas 1.400 personas, pero señala que el derecho de Israel a defenderse "no debe convertirse en violar el derecho internacional sobre la protección de civiles o cometer crímenes de guerra".

Según Hamás, que gobierna la Franja de Gaza, más de 10.500 personas murieron en el enclave palestino bajo los intensos bombardeos del ejército israelí, conflicto que amenaza con reavivar las divisiones dentro del Partido Laborista, que Starmer logró reunificar y reorientó tras suceder en 2020 al más izquierdista Jeremy Corbyn, que había sido acusado de permitir que el antisemitismo floreciera dentro de la formación política.

En este contexto, y desde el inicio de la ofensiva de Tel Aviv, casi cincuenta legisladores electos en comicios distritales, de los 6.500 con que cuenta el Partido Laborista, han dimitido a sus cargos en señal de protesta por la postura de la cúpula del espacio política ante el conflicto que se desarrolla en Medio Oriente.

Sin embargo, no sólo el laborismo está bajo presión. También el Partido Conservador y, muy especialmente, la policía londinense, a la que diferentes entidades israelitas con sede en el Reino Unido han exigido que se prohíba una marcha propalestina pautada en principio para el sábado próximo, día en que se conmemora el armisticio de la Primera Guerra Mundial.

Sunak calificó de "provocación y falta de respeto" la marcha, redoblando de esta forma la presión sobre la policía, que se niega a prohibirla.

A pesar del llamamiento de las autoridades a cancelar la manifestación, los organizadores han mantenido la convocatoria de la marcha, en la que se espera que participen miles de personas, para exigir un alto el fuego en la Franja de Gaza.

Sunak dijo que responsabilizará de cualquier exceso al jefe de la Policía Metropolitana, Mark Rowley, quien manifestó que la fuerza está en condiciones de preservar la conmemoración y garantizar la seguridad de la población. “Ahora, mi papel es hacerlo responsable de esta decisión”, dijo Sunak durante una visita a una escuela de Lincolnshire, en el este de Inglaterra.

Horas después, Rowley afirmó que la marcha no podía anularse hasta el momento porque "las informaciones sobre posibles disturbios graves no alcanzan el umbral necesario para solicitar una prohibición". La aclaración del jefe policial, sin embargo, no fue suficiente para contener otras críticas, como la expresada por la ministra del Interior, Suella Braverman, quien calificó la manifestación como una “marcha del odio”.

Desde el inicio de la guerra, la policía británica ha llevado a cabo decenas de detenciones en anteriores manifestaciones propalestinas, que congregaron a miles de personas en la capital británica, en general pacíficamente, y en el contexto de un conflicto que ha provocado un fuerte aumento de actos antisemitas e islamófobos en el Reino Unido.

(Con información de AFP)