El balotaje entra en la recta final. ¿Es cierto que Javier Milei está ganando? Hay cuatro encuestas que dicen que sí. Por 3, 4, y hasta 7 puntos de diferencia. Pero tres de esos 4 encuestadores sostienen que este pronóstico no se debe tomar como definitivo. Que está todo muy “finito”. Que la elección la ganará quien se equivoque menos. Y que mucha gente se terminará de decidir después del debate, y horas antes del domingo 19 de noviembre, día de la votación real.
Una de las encuestadoras que dice que está ganando Milei es la del cuñado de Sergio Massa, Sebastián Galmarini. Muchos miran sus números con desconfianza. La jugada parece engañosa. Digna del manual de campaña de Jaime Durán Barba. El ex consultor de Mauricio Macri siempre dice que, durante las últimas semanas hay que jugar de punto para llegar como banca el día de la elección. También dice que los equipos “integrados” de campaña de Massa son de los mejor de la región. Deben ser de los más caros del mundo.
El catalán Antoni Gutiérrez Rubí por un lado, junto al team de Lula que le ganó a Jair Bolsonaro, liderado por Edhino Silva e integrado por Otavio Antunes, Sidorio Palmeira Raúl Rabelo y la socióloga Esther Solano, por el otro. A esos especialistas se los envió de regalo o a préstamo a Massa el presidente de Brasil.
Fueron los que lo ayudaron a ganar frente a Jair Bolsonaro, sin atacarlo de manera directa. Ellos están agrandados. Para empezar, llevaron al candidato de Unión por la Patria hasta el 37 por ciento de los votos, y lo pusieron en la pole position, a 7 puntos del líder de la Libertad Avanza. Lo que no esperaban fue la jugada anticipada de Patricia Bulrich y Mauricio Macri.
Uno de los consultores, Juan Mayol, de Opinania, cree que “la Pato” y “el Gato” lograron lo que se proponían: ayudar a dirigir la mayoría del voto de la candidata al diputado Milei. Ahora Massa tiene tres grandes problemas. Uno: sacarse de encima el enorme balde de estiércol que le tiró Macri, quien lo volvió a llamar mentiroso, mafioso y doble faz.
Dos: sacar de nuevo a la cancha a Milei, quién durante los últimos días, se llamó a prudente silencio. Y tres: tratar de esconder a Cristina Kirchner, Máximo Kirchner, los otros chicos grandes de La Cámpora, los “gordos” de la CGT, Hugo y Pablo Moyano, Roberto Baradel y Juan Grabois; mientras hace equilibrio entre la postura anti israelí de su canciller, Santiago Cafiero y trata de esconder debajo de la alfombra los resultados oficiales de su fracasada gestión.
Para decirlo sencillo y pronto: Massa duplicó la inflación, triplicó el dólar, pulverizó el salario y las jubilaciones, generó 3 millones de nuevos pobres, duplicó el déficit fiscal, provocó un festival de deuda pública, está terminando de destruir las reservas del Banco Central y dejó a millones de argentinos sin nafta durante casi una semana, por una combinación de descuidos que bien se podrían definir como de mala praxis oficial.
Pero al mismo tiempo cuenta con una importante ventaja: la posibilidad de cometer errores de campaña de Milei, es mucho más alta que la él mismo. Y los recursos que tienen son enormes. Casi ilimitados. Se miden en cientos de millones de dólares. Y están alimentando, día a día, el fantasma de la hiperinflación. Por eso el equipo de campaña de Milei dice que no hay que prestar atención a las encuestas. Que tienen que concentrarse en el debate y la fiscalización. Para que no le roben la elección por un puñado de votos.
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