La nueva normalidad da un poco de pavor. Imaginar cómo la nueva situación sanitaria mundial afectará a la vida que teníamos antes del encierro plantea escenarios fríos y distantes. ¿Las salas de cine estarán vacías? ¿Las películas se proyectarán para poco más de diez personas intercaladas en los asientos? Y en el teatro, ¿qué? ¿Los actores tendrán tapabocas? ¿Habrá alcohol en gel en los asientos? ¿Cómo se manejará el público cuando llegue al país una muestra como la de Picasso en el MNAV, que rompió récords?
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