Una anguila eléctrica para cenar. Los comensales degustan el plato tan particular bajo los efectos sonoros del DJ electrónico Arturo Urbina, viendo un video de Franc Aleu. La intención es producir, metafóricamente, un "electroshock positivo", una "reacción" y un "abismo", para crear el efecto de caída de los sentidos de Alicia en el País de la Maravillas.
Este es el tercer acto de la llamada "ópera gastronómica" El Somni ("El sueño", en catalán), creada en 2013 por los hermanos Joan, Josep y Jordi Roca. Toda la escena se titula Ofiuco, que es la constelación con nombre de serpiente en el cielo del llamado ecuador celeste.
Y es solo uno de los doce "actos" de
El Somni. Pero es una buena muestra de cómo el amor fraternal es capaz de llevar la expresión de la
comida hasta el extremo de lo sensorial.
Joan Roca es el
chef y se ocupa de la cocina. Josep Roca es el sommelier y lo suyo son los vinos y los maridajes. El más chico, Jordi Roca, se ocupa de los dulces y los postres.
Esas seis manos surgidas del mismo vientre y reunidas desde 1986 en El Celler de Can Roca de la ciudad catalana de Gerona poseen una química tal que han conseguido que los elijan como mejor restaurante del mundo 2015, en votación realizada el lunes pasado en Londres y concedido por la empresa Pellegrino The World's 50 Best Restaurants. En total votan unos 800 expertos gastronómicos.
De esta forma, luego del cierre del mítico restaurante El Bulli, concebido y dirigido por el chef Ferrán Adriá, la cocina de vanguardia catalana recupera el sitial de privilegio que ya había ostentado en 2013 y pone otra vez en el tapete la calidad de los platos regionales con el aporte de la creatividad y la imaginación de la cocina contemporánea. El "derrotado", si es que esta palabra se puede aplicar en esta caso, es el restaurante danés Noma de Copenhague, que cedió el primer puesto y cayó al tercero.
Desde la cuna
La historia de los hermanos Roca en la cocina comenzó mucho antes de que fueran naciendo entre comienzos de la década de 1960 y finales de 1970.
Sus abuelos y sus padres ya tenían casa de comidas en el barrio geronés de Taialá, donde los Roca hicieron sus primeras correrías infantiles.
"Allí crecieron, en medio del bullicio de platos, ollas y clientes. El bar era su salón, el paisaje donde jugaban, hacían los deberes escolares, miraban la televisión, (...) al tiempo que, desde la cocina, surgían aromas de los guisos que su madre preparaba de forma generosa, sencilla y honesta", dice la web oficial del restaurante.
Allí comenzó el mito que luego se reafirmó con tres estrellas de la
guía Michelin y dos veces como el mejor restaurante del mundo.
Sus platos más renombrados, entre otros, incluyen el cerdo que parece pescado y la "leche de tigre", un plato de ceviche con una presentación felina.
Según los hermanos menores, el triángulo de los Roca sería escaleno, con una lado mayor dominado por Joan y los otros acompañando para que los platos sean perfectos.