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Jura de la Constitución: entre los gritos de los antivacunas y la vuelta del desfile cívico militar
Apenas pasaron las 10 horas de este lunes y el sol terminó de abandonar la calle Juan Carlos Gómez, por donde la Plaza Matriz recibió el primer desfile cívico militar en homenaje a un nuevo aniversario de la Jura de la Constitución en 16 años. Casi la totalidad del gabinete de ministros, legisladores de los principales partidos políticos, los principales jerarcas de las Fuerzas Armadas y jerarcas de distintos organismos públicos esperaban la llegada del presidente, Luis Lacalle Pou, para empezar el evento, marcado para la 10:30.
Al costado de todos los políticos, parados en dos gradas ubicadas de frente al Cabildo de Montevideo y a la casa del Partido Nacional, se ubicó escoltado por la policía un grupo de manifestantes en contra de la vacuna contra el coronavirus, que reclama la entrega de los contratos del gobierno y Pfizer en la disputa judicial que llevó a la suspensión de la vacunación en los menores de 13 años.
Varios militantes se ubicaron en el balcón de la sede del Partido Nacional para ver la llegada de Lacalle, que luego de saludar a la mayoría de los políticos que lo rodeaban, y con la vicepresidenta, Beatriz Argimón, y el ministro de Defensa, Javier García, a sus costados, tuvo tiempo de sacarse fotos con un niño que se subió a las gradas. "Es lo más patriota que hay, hasta tiene su bandera", dijo el padre a un costado.
Luego de sacarse otra foto con otro pequeño que subió a la grada, que se fue con un beso en la mejilla de Argimón, la banda militar comenzó a entonar el himno nacional. El grupo antivacunas dio su primer muestra de presencia al entonar más fuerte el "tiranos temblad", pero la grada no desvió su mirada. Julio María Sanguinetti, expresidente y líder colorado que estaba a tan solo dos lugares de Lacalle, se sacó el sombrero de la cabeza y lo colocó en su pecho. Su cuerpo movió una de las estrellas del escudo del Ejército colgado sobre la baranda, que estaba floja.
Daniel Salinas fue hasta ese momento el ministro más movedizo de los presentes (solo faltó el de Educación, Pablo da Silveira). Desde su puesto, cerca del límite derecho de la grada si se mira de frente al Cabildo, fue moviéndose entre abrazos y saludos hasta el otro extremo de la grada, donde estaban los legisladores de Cabildo Abierto Raúl Lozano, Guillermo Domenech y Silvana Pérez Bonavita, con la que se quedó conversando hasta que no tuvo otra que quedarse allí al momento del himno.
Cuando la música paró Salinas cruzó la calle para realizar el discurso del gobierno. Cuando lo vieron cruzar los antivacunas vieron su oportunidad: "Genocida", "traidor", "vendepatria", fueron solo algunos de los gritos que recibió el ministro de Salud durante los 10 minutos que duró su exposición.
"Sabemos que la salud es un aspecto esencial de nuestras vidas, pero solamente la valoramos cuando nos falta o cuando vemos su ausencia en un ser querido. En estos dos años vivimos en la incertidumbre de no saber cómo sería el mañana y un día tras otro fuimos tomando decisiones, solucionando problemas y mirando hacia delante, buscando un futuro mejor para todos", expuso Salinas, mientras los antivacunas no cesaban con sus gritos en los que acusaban al ministro de "mentiroso".
La primera en darse vuelta para ver a estas personas fue la senadora nacionalista Gloria Rodríguez, con un gesto de decepción. Cerca de ella estaba la subsecretaria de Educación, Ana Ribeiro, que no logró sacar la vista de los manifestantes durante todo el discurso. El secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, fue de los últimos en perder el foco en las palabras de Salinas y voltear a su derecha para ver lo que ocurría, junto al ministro del Interior, Luis Alberto Heber.
Mientras el ministro de Salud hablaba sobre el valor que "las nuevas generaciones" le darán a la lucha del país contra la pandemia, el de Interior salió de su lugar y se fue al fondo de la grada, donde conversó con dos o tres policías. Acto seguido, fueron más policías a escoltar a los antivacunas.
Lacalle, en medio de toda la confusión, nunca volteó a ver a estos manifestantes. Cuando el ministro de Salud terminó, lo fue a saludar entre medio de los aplausos que taparon los gritos, y volvió a su lugar.
Al momento del desfile de las bandas militares, todos los integrantes del gobierno aplaudieron las primeras agrupaciones y dejaron de aplaudir en las últimas, a excepción de Lacalle y de García y Sanguinetti, con mano y sombrero en el pecho respectivamente.
Argimón y Martín Lema, ministro de Desarrollo, cantaron cuando llegó el turno de "Mi Bandera". Irene Moreira, ministra de Vivienda, hija del militar retirado Roque Moreira y esposa del excomandante en Jefe del Ejército y senador cabildante Guido Manini Ríos, cantó varias de las canciones menos conocidas. Manini no asistió a la ceremonia, al igual que la enorme mayoría de la bancada frenteamplista, solo representada por el diputado Gustavo Olmos.
La ceremonia se revitalizó con la llegada de distintos grupos de la Patria Gaucha, la parte cívica del desfile. Decenas de personas a caballo desfilaron frente al gobierno con la música de "A don José", de Los Olimareños, entonada por la orquesta del ejército. Uno llevó a su caballo de costado como muestra de destreza, otro se acercó al presidente para poder darle un beso.
Cuando el último grupo gaucho pasó se terminó el desfile. García se quedó esperando a Lacalle, que comenzó con una seguidilla de selfies que duró cerca de media hora. Mientras el presidente iba de foto en foto, el grupo de antivacunas se acercó a tan solo unos pocos metros, separados por las cámaras y por las personas que esperaban su turno para obtener un recuerdo de Lacalle.
Sin embargo, tras varias instancias en las que eligieron el ruido, en esta ocasión el grupo solo siguió al presidente con las pancartas arriba, en silencio. Como en todo evento, apareció el "colorado de Omar", que por unos momentos sostuvo una de las proclamas antivacunas a espaldas de Lacalle.
Cuando Lacalle habló en rueda de prensa esas proclamas estaban atrás. La legalidad del TLC con China dentro de la normativa del Mercosur, el "tirón de orejas" que no dio "para roja" a la directiva de la Agencia Nacional de Vivienda (ANV) y su visión contraria a la derogación de toda la ley de regulación del cannabis, marcaron su intervención del lunes festivo.
Ni bien se alejaron los micrófonos se acercaron diez minutos más de selfies. El subsecretario de Salud, José Luis Satdjian, vio todo desde el balcón del Partido Nacional con un café en la mano. Cuando Lacalle al fin llegó al auto para irse de Ciudad Vieja, en Juan Carlos Gómez solo quedaron dos gradas vacías, una banda militar, cámaras por todos lados, y bosta de caballo.
