Huelgas masivas de trabajadores de los sectores público y privado paralizan Finlandia

Los sindicatos estiman que hasta 300.000 trabajadores de diferentes sectores participan de la huelga general contra el proyecto de reforma laboral presentado por el gobierno del primer ministro conservador, Petteri Orpo, que busca cambiar las normas en las convenciones colectivas para "estimular la competitividad a largo plazo".

Las principales central obreras, que agrupan a los sectores públicos y sociales, de la industria y de los servicios, se oponen a la iniciativa del Ejecutivo, que contempla, además, reducir el derecho a huelga y disminuir el subsidio del desempleo, entre otras medidas, en un país que como sus vecinos nórdicos es conocido por su modelo social generoso, que ofrece protección y buenas condiciones de trabajo.

La medida de fuerza, que amenaza con extenderse, obligó a la empresa estatal de aviación Finnar, a anular sus servicios, lo que dejó varados a unos 60.000 pasajeros, al tiempo que ningún tren circulaba este viernes en el país, de 5,5 millones de habitantes; mientras que, en Helsinki, la capital, el subterráneo, el tranvía y los autobuses estaban paralizados.

Marko Tuuminen, vecino de la capital, no parecía molesto por las perturbaciones causadas por la movilización, que provoca que el sector de la energía, las escuelas, los servicios médicos, los supermercados, los hoteles y el correo funcionen de manera restringida. "Hacen huelga por buenas razones. Las ventajas sociales obtenidas tienen que mantenerse, no es necesario reducirlas sin razón", dijo en declaraciones al diario nacional Ilta-Sanomat.

El principal sindicato industrial finlandés anunció otros paros, pautados en principio para los días 14 y 16 de febrero, medidas de fuerza que podrían bloquear la producción de gran parte de las industrias y a la que se sumarían también directivos y empleados jerárquicos, algo muy poco frecuentes en Finlandia.

El gobierno insiste en que las reformas son cruciales para mantener la economía finlandesa competitiva y sostenible. Al mismo tiempo, varios ministros calificaron a los sindicatos de "mafias", dando a entender que protegen sus propios intereses y no los de los trabajadores.

"Estamos compitiendo en el mercado global. Para que el trabajo finlandés tenga éxito en el mercado global. El trabajador finlandés, el empleador y el gobierno finlandés tienen que estar en el mismo lado de la competición", apuntó el ministro finlandés de Empleo, Arto Satonen.

Los políticos de derecha afirman que los sindicatos pagaron para reunir a los trabajadores para las acciones de protesta y que amenazaron con castigar a quienes se negaran a participar en la huelga, que se produce en medio de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, prevista para el 11 de febrero.

(Con información de AFP)