Durante la cumbre del G20, además de las reuniones de presidentes, acuerdos y protocolos, se dieron situaciones que captaron la atención de quienes estaban siguiendo el evento.
La primera gran perla de la cumbre fue la llegada del presidente francés Emmanuel Macron y su esposa Brigitte. El avión aterrizó, no había nadie para recibirlos y quienes se encargaron de darles la bienvenida fueron los operarios de pista. La vicepresidenta Gabriela Michetti llegó unos minutos más tarde y luego explicó a TN el motivo de la demora.
"Teníamos que esperar que nos dijeran '¡Ahora!' para ir a la alfombra roja a recibirlos. Estaba todo cronometrado, en teoría. Pero cuando nos dijeron 'ahora' ya se estaban metiendo en el auto".
La reina Máxima de Holanda no olvida las costumbres de su país –ella es argentina–, y apenas terminó la gala en el Teatro Colón, no dudó en ir a disfrutar un helado de Freddo. Después de elegir el sabor, decidió tomarlo en la vereda junto a sus acompañantes.
La canciller alemana, Angela Merkel, también optó por salir del protocolo y aprovechar la ocasión para disfrutar de una buena parrilla. Eligió Don Julio, en Palermo, y fue acompañada por
Merkel ya había sido noticia por su llegada tarde a la cumbre. Luego de haber pasado más de una hora de vuelo en dirección a Argentina, su avión debió aterrizar en forma imprevista porque el piloto detectó graves fallas técnicas que harían inseguro su viaje transatlántico, lo que provocó que tuviera que viajar en un vuelo comercial.
Uno de los momentos fuertes de la cumbre fue la gala en el Teatro Colón. Allí los presidentes y sus acompañantes disfrutaron de una función de Argentum, con la dirección artística de Ricky Pashkus, con gran despliegue tecnológico, 84 bailarines en escena, 75 músicos en vivo y artistas invitados.
Al concluir la función, cuando actores y público gritaron "¡Argentina, Argentina, Argentina!", el presidente se emocionó y no contuvo las lágrimas. Y esa imagen dio vuelta al mundo.
Un hecho que llamó la atención por lo que simboliza fue el saludo entre el presidente ruso Vladímir Putin y el príncipe heredero saudita Mohammed bin Salman. El príncipe llegó a Argentina fuertemente cuestionado en el ámbito internacional por estar señalado como el cerebro del asesinato del periodista saudita Jamal Khashoggi. Incluso la organización Human Rights Watch lo denunció ante la Justicia argentina y pidió que fuera detenido. Finalmente el gobierno argentino indicó que Bin Salman gozaba de total inmunidad en el país como representante de un estado soberano que forma parte del G20.
El presidente estadounidense protagonizó dos episodios que dieron que hablar. El primero fue su notoria molestia cuando no lograba hacer funcionar el aparato de traducción simultánea después del encuentro con Macri. Y después, dejó al presidente desconcertado cuando, luego de darse la mano, en lugar de quedarse para posar para la foto oficial, se fue sin hacerle caso cuando lo llamó.
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