Opinión > Opinión Eduardo Blasina

El año singular

En 2020 se acentuó la virtualización en el mundo de los negocios
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27 de diciembre de 2020 a las 05:00

La globalización es un proceso de doble vía: por un lado un avance tecnológico exponencial, por otro un deterioro acelerado de la naturaleza. Cuál de las dos tendencias termina predominando en la globalización es asunto debatido y debatible. Los tecno optimistas creen que la tecnología terminará resolviendo los graves problemas. Pero si algo ha dejado claro el 2020 es que los problemas lejos están de disminuir. Se han agigantado. Y los avances tecnológicos también.

En particular parece notable la virtualización de las relaciones humanas, las transacciones económicas y la vida en general. Un poco porque ya era tendencia, otro poco por obligación. El fútbol pasó  a ser exclusivamente un deporte televisivo, el basket quedó casi imposibilitado de jugarse. Pero eso que en definitiva es algo menor, es solo un síntoma.
Pensemos que la enorme mayoría de la población no sabía al comienzo del año lo que era un Zoom, o un Meet Up ni nada por el estilo. Muy ocasionalmente participábamos de reuniones virtuales, como no fuera en el hoy  prehistórico Skype. Ahora estamos cansados de pasar de una reunión virtual a otra. En la trayectoria tecnológica, un cambio en la vida cotidiana muy fuerte, desde los escolares a los adultos de todas las edades. Reunirse ya no es sinónimo de estar físicamente juntos. Y la virtualización de las reuniones trajo una puntualidad mayor. También parte de esta tendencia ha sido la virtualización del dinero. El 2020 es el año del bitcoin. El valor de la moneda virtual se ha disparado y es completamente lógico. Los gobiernos y bancos centrales emiten y emiten dinero. El bitcoin tiene una oferta de crecimiento muy limitado y está por fuera de las potestades de emisión gubernamentales. La oferta de dólares y euros se expande brutalmente y por consiguiente la moneda virtual es más fuerte que la tradicional. El bitcoin cuadruplicó su valor en el año, desde US$ 7.000 al empezar a US$ 23.165 al escribir esta nota. 

La virtualización más importante se da en el mercado minorista. Hacer las compras en un lugar cerrado lleno de gente se ha vuelto un peligro. Ya no es la gente que tiene que ir hacia las cosas sino lo opuesto. Comprar y que las cosas lleguen a uno. Desde las canastas con productos de huerta a las compras navideñas y muchos veces el surtido del supermercado o la propia ropa. 

“Las ventas de ropa en la Unión Europea se han recuperado notablemente en el último trimestre del año y en el período previo a la Navidad. Esta recuperación ha estado impulsada principalmente por las compras online, que han dado un salto enorme, creciendo en 10 meses más que en los últimos cinco años. Según una encuesta de IBM, la pandemia ha impulsado a más personas a comprar productos online, lo que ha llevado el volumen de negocios online a un nivel que probablemente no habría alcanzado hasta 2025.   Con una pantalla y una tarjeta de crédito, cualquiera puede comprar cualquier cosa desde cualquier parte del mundo, y todos se lo entregarán en la puerta de su casa. Aquellos que no han perdido sus trabajos en la recesión económica pandémica tienen dinero de sobra porque no han vacacionado este año y no saben cuándo viajarán de nuevo. Por lo tanto, se quedan en casa y compran en línea. Por otro lado, las grandes tiendas, entre otros minoristas `no esenciales`, experimentaron una tremenda desaceleración, disminuyendo un 25% en el primer trimestre y un 75% en el segundo. Durante todo el año, el comercio electrónico crecerá casi un 35%, mientras que se prevé que las grandes tiendas disminuyan sus ventas en más del 70%.”, explica un informe sobre el mercado de fibras en Europa que elaboraron Raul Richero  (Richero y Asociados) Roberto Cardellino  (Delta consultores).

Esto es importante porque además cambia los hábitos de vestimenta. “Otro cambio en el comportamiento humano provocado por la pandemia es el aumento del trabajo online desde el hogar. Cada vez más personas (con el beneplácito de sus empleadores) han adoptado esta modalidad de trabajo y la tendencia sigue creciendo. Una consecuencia importante de esta tendencia es que el trabajo desde casa promueve mucho el uso de ropa informal. Es casi imposible ver a alguien con chaqueta y corbata en una reunión de Zoom. Todavía es demasiado pronto para emitir un juicio sobre esta tendencia, pero la ropa formal masculina como el `traje de negocios` tal vez esté disminuyendo, lo cual no sería una buena perspectiva para el consumo de lana”, añade.   

La virtualización se reflejó en el año de las bolsas de valores.  Por más catástrofes que caigan sobre la economía y una recesión haya golpeado, el bullicio de las empresas que cotizan en bolsa no ha cesado y quienes apostaron allí ganaron. Además del fenómeno Tesla, irrumpen otras empresas tecnológicas, entre ellas las que fabrican alternativas imitativas a carne y lácteos como Beyond Meat o Impossible Foods. En particular el índice Nasdaq de las tecnológicas batió récords.

Otra rama de esta gran tendencia, bastante atemorizante viene por el lado de el año de la inteligencia artificial. El gobierno chino a través de empresas como Huawei logra niveles de vigilancia orwellianos. Los Uighures, separatistas y musulmanes del oeste del país están bajo sospecha. La inteligencia artificial los detecta por sus rasgos raciales. Un estado policial usando el reconocimiento facial para monitorear a una raza es un argumento excelente de una literatura sobre futuros distópicos. Ha llegado. Con inteligencia artificial Israel liquidó al principal investigador iraní en enriquecimiento de uranio para potencial uso en armas nucleares. Por supuesto que la inteligencia artificial ya tiene aplicaciones muchísimo más amigables y pacíficas, como diagnosticar enfermedades mejor delo que lo harían los mejores médicos por análisis de imágenes o seleccionarnos música que no conocemos pero que Spotify o Youtube saben nos pueden gustar. Ya no sabemos vivir sin inteligencia artificial, aunque no lo sepamos.

Finalmente fue el año de la virtualización de la carne. Un crecimiento explosivo en la demanda y la valoración de estas empresas que parece llegar para quedarse y merece un análisis extenso en este país pradera, que es el que tiene más vacunos por habitante del planeta.

Con la llegada de la vacunación volveremos –se supone- a una vida más normal y libre. Pero la disrupción ocurrida en este 2020 hará también que muchos cambios sociales no tengan marcha atrás. 
 

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