El ministro del Interior, Luis Alberto Heber, se refirió a las cifras de delitos presentadas este martes, que indican un aumento de 17,2% en los homicidios registrados en el último trimestre, pero una baja en los demás casos, como los hurtos, las rapiñas, la violencia doméstica y el abigeato.
Heber señaló que, entre otras propuestas para mejorar la seguridad en Montevideo, la intención del Ministerio del Interior es sumar 2.000 cámaras de seguridad en aquellos barrios en los que se ha registrado un incremento de homicidios.
Y también la instalación de cámaras de videovigilancia que incluyan un software de reconocimiento facial.
"Es un software caro", reconoció el titular del Ministerio del Interior: arrendarlo cuesta unos US$ 200.000 por mes. "No me parece una cifra que nos desestabilice, en el año es una buena plata", valoró Heber.
En tal sentido, aseveró que aún no ha tomado la decisión sobre instalarlos o no porque primero quiere "tener ojos", instalar esas 2.000 cámaras. "Si esto funciona bien, si mañana buscamos un delincuente requerido por la Justicia, tener reconocimiento facial nos ayudaría mucho", acotó, en conversación con el programa Así nos va de Radio Carve.
"Las cámaras son las mismas. Puedo implementarlo sí, pero el software es muy caro; ¿tenemos el potencial? Sí. ¿Lo vamos a hacer? Todavía no es una decisión que tomamos", aseguró.
Al respecto, apuntó que, si deseara continuar por ese camino, lo único que necesitaría para implementar este software es el visto bueno del presidente Luis Lacalle Pou y del Ministerio de Economía (MEF).
Por otro lado, como otra opción para aumentar la seguridad el ministro sugirió traer la caballería: “Hay policía a caballo, quiero más”.
“Estoy empujando. No tenemos caballos, ahora vamos a buscar”, aseveró el jerarca. Según justificó, los equinos “dan presencia, esa sensación de que la gente está protegida” y “ayuda[n] al patrullaje de a pie”.
“Lo hace la Quinta Avenida de Nueva York, no veo por qué no se puede hacer acá”, se preguntó Heber.
En tal sentido, el ministro contó que vivió ese sentimiento de protección en carne propia: “Cuando estaba en el Ministerio de Transporte, salía tarde (a las 21:30-22:00), en la plaza Matriz que no había nadie, bajaba e iba a agarrar el auto [y] veía a dos de la Guardia Republicana a caballo. ¡Me daba mucha tranquilidad!”, expresó.
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